El culto a esta divinidad, cuyo día fue el viernes último, viene desde los tiempos prehispánicos, siempre invocada en siembras y cosechas para que maduren los frutos y se multiplique el ganado y para que interceda conjurando sequías, inundaciones, heladas y plagas. Su culto es permanente, ya que no se alteró con la llegada de los conquistadores europeos que trajeron y predicaron el cristianismo. Los estudiosos de estas creencias afirman que los collas del noroeste de Argentina, que en épocas de la colonia era el Alto Perú, no conservan elementos religiosos predominantemente incaicos pero sí anteriores. La Nueva Provincia, (Bahía Blanca), 3 de agosto de 2003. 

 
Bahía Blanca (Buenos Aires), 3 de agosto de 2003.
FIESTA DE LA PACHAMAMA

Conviviendo con la Madre Tierra


     En San Antonio de los Cobres, pequeño poblado de la puna salteña, comenzó la VIII Fiesta Nacional de la Pachamama, que culminará el miércoles venidero, y que incluye el tradicional rito incaico del "convido a la Madre Tierra".

     El culto a esta divinidad, cuyo día fue el viernes último, viene desde los tiempos prehispánicos, siempre invocada en siembras y cosechas para que maduren los frutos y se multiplique el ganado y para que interceda conjurando sequías, inundaciones, heladas y plagas.

     La Pachamama, Diosa de la fecundidad, simboliza el poder generador de la tierra; habita en los cerros más altos, con un perro negro y muy bravo, protegiendo llamas y vicuñas y bendiciendo cultivos, y es fiel compañía del caminante, a quien guía por el buen camino para que no se rezague ni apune.
     En Amaicha del Valle, poblado tucumano de los Valles Calchaquíes, su fiesta se realiza en febrero y en ella se elige entre las mujeres ancianas a la Madre Tierra, que durante un año reinará con al Llastay, el dios de llamas, vicuñas, guanacos y cóndores, y con el Pusllay, dios de la chaya y la farsa, que preside los bailes del carnaval.

     De origen aymara, a la Pachamama se la describe como una india de baja estatura, cabezona y de pies grandes, que se cubre con un sombrero aludo.
     Así se les aparece a los paisanos que andan por los cerros y así deambula de choza en choza agradeciendo a los collas lo bien que cuidan sus animales.

     Su culto es permanente, ya que no se alteró con la llegada de los conquistadores europeos que trajeron y predicaron el cristianismo.
     Los estudiosos de estas creencias afirman que los collas del noroeste de Argentina, que en épocas de la colonia era el Alto Perú, no conservan elementos religiosos predominantemente incaicos pero sí anteriores.

     En su libro De Mitos y Ritos, María Eugenia Valentié dice: "El simbolismo solar de los Incas casi ha desaparecido, mientras que pervive el culto a la Madre Tierra, con sus celebraciones de renovación del tiempo y la naturaleza, de invocaciones para la fertilidad de los campos y el ganado". Ese rito, el de dar de comer a la tierra, consiste en cavar un hoyo y depositar en el alimentos, bebidas, hojas de coca y cigarrillos.

     Además, hay que sahumar la vivienda, encendiendo brasas en recipientes con bienhechoras hierbas aromáticas, y también con trocitos de cebo, jabón, hojas de coca, cigarrillos, trozos de género y pelusas de distintos lugares de la casa. El acto central de la VIII Fiesta Nacional de la Pachamama se realizó en la estación ferroviaria de San Antonio de los Cobres, última parada de la excursión del Tren a las Nubes, situada a 170 kilómetros de la ciudad de Salta, para que los turistas, nativos y extranjeros, participen de este rito andino y milenario.

     La misma ceremonia, de conmovedora fe y profundo respeto religioso, se repitió en el mismo lugar ayer, a la llegada del convoy turístico.
     El sahumerio en todas las casas del pueblo se realiza desde el primer minuto del viernes, marcando el comienzo de esta fiesta, que se completa con una exposición de artesanías, puestos de comidas típicas y un festival folklórico con el tradicional baile del sikuris.

     Después, en cada casa se realiza el rito del "convite", donde se agradece y se pide por un año de prosperidad agrícola y ganadera, y de rodillas se le implora perdón a la tierra. Luego se tapa el pozo con una piedra blanca.
 
 
 

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