Soberbia es el sentimiento que dijeron tener indígenas de la comunidad mapuche Ancapi Ñancucheo tras el atentado incendiario que afectó la casa del lonko Feliciano Cayul la madrugada de ayer. Los comuneros responsabilizaron del hecho a sus vecinos de Temucuicui. Si bien los parientes del afectado precisaron que no tienen certeza de la identidad de los responsables, las amenazas recibidas los últimos días de los comuneros de Temucuicui "y la envidia que sienten porque nosotros trabajamos y no los apoyamos en sus maldades", les hacen presumir que fueron ellos quienes atentaron contra el inmueble, ubicado en el fundo Santa Luisa, vecino de Alaska.  La Tercera en Internet, 2 de marzo de 2000

Proyecto de Documentación Ñuke Mapu
URL:http://mapuche.info

 
CRONICA   
2 de Marzo de 2000

En casa siniestrada dormían hijos de Feliciano Cayul quienes salvaron ilesos 
Atentado incendiario divide a los mapuches de Ercilla 

Integrantes de la comunidad Ancapi Ñancucheo responsabilizan del hecho delictual a sus vecinos de la comunidad de Temucuicui. 
Fredy Palomera, Ercilla 



Soberbia es el sentimiento que dijeron tener indígenas de la comunidad mapuche Ancapi Ñancucheo tras el atentado incendiario que afectó la casa del lonko Feliciano Cayul la madrugada de ayer. Los comuneros responsabilizaron del hecho a sus vecinos de Temucuicui. 

Si bien los parientes del afectado precisaron que no tienen certeza de la identidad de los responsables, las amenazas recibidas los últimos días de los comuneros de Temucuicui "y la envidia que sienten porque nosotros trabajamos y no los apoyamos en sus maldades", les hacen presumir que fueron ellos quienes atentaron contra el inmueble, ubicado en el fundo Santa Luisa, vecino de Alaska. 

El hecho delictual se registró pasadas las 0.30 horas de ayer, cuando desconocidos, tras cortar cercos, llegaron hasta el inmueble y lanzaron bombas incendiarias a través de la ventana hacia el interior de la casa. 

Esto fue confirmado ayer a La Tercera por dos de las hijas de Cayul, Magdalena y Rosa, que estaban acompañadas por sus hermanos Claudio y Germán, quienes coincidieron en señalar que "todo pasó súper rápido y apenas alcanzamos a salir de la casa". 

Magdalena dijo que "sentimos unos ruidos y unos golpes y lo único que hicimos fue salir de la casa y tratar de sacar un par de cosas y creo que lanzaron botellas porque salía un fuerte olor a bencina". Debido a la oscuridad de la noche, los jóvenes no lograron identificar a sus atacantes ni a calcular el número. 

Feliciano Cayul, que a la hora del atentado dormía en casa de parientes, es un dirigente del grupo que propicia el diálogo con la Conadi. El gobernador de Malleco, Roberto Param, reconoció que el dirigente ha recibido amenazas. 

DIVIDIDOS

En el lugar, una mujer que pidió reserva de identidad "porque me da miedo por lo que está pasando", dijo que "hay gente que es totalmente terrorista. En primer lugar viene siendo Catrillanca (Juan, lonko de Temucuicui) el que apoya toda la maldad en vez de decir que las cosas no se hacen así". 

Agregó que con lo que ocurre se está dividiendo el pueblo indígena, "porque yo también soy mapuche y entre nosotros no debemos de estar peleando. Nosotros deberíamos estimarnos unos con otros. A la persona que no participa del lado de él (Catrillanca), a esos los atacan, y eso no lo comparto". 

Segundo Namoncura, quien apoya a Feliciano Cayul, dijo que todo comenzó cuando Humberto González vendió sus tierras a la Corporación Nacional de Desarrollo Indígena (Conadi). La entidad traspasó 58 hectáreas del fundo Santa Luisa a Temucuicui, dejando a cargo de la casa patronal (siniestrada ayer) y de la quinta a cargo de Cayul; "y eso -dijo- no les gustó a los otros peñis (hermanos)". 

El comunero calificó de "flojos" a sus vecinos de Temucuicui, porque "ellos nunca han trabajado estas tierras y nosotros sí. Ahora andan pidiendo más tierras ¿y qué van a hacer con ellas si no trabajan?

Esta dirección de correo electrónico está siendo protegida contra los robots de spam. Necesita tener JavaScript habilitado para poder verlo.
 COPESA CHILE - Derechos reservados

Enlace al artículo original.