Los mapuches persiguen el objetivo de establecer una comisión a nivel nacional que incorpore al menos cuatro segmentos específicos de la sociedad: dirigentes mapuche, dirigentes del Estado chileno, representantes de la sociedad civil y de organismos internacionales. Estos últimos servirían como garantes de la seriedad del trabajo de la comisión. Punto Final 22 de mayo de 1998
Punto Final
22 de mayo de 1998La nación mapuche pide la palabra
En una tibia mañana de otoño una numerosa delegación de dirigentes mapuche llegó a Valparaíso para asistir a una sesión especial de la comisión de recursos naturales de la Cámara de Diputados. Por más de cuatro horas tuvieron la oportunidad de presentar sus puntos de vista ante un reducido grupo de parlamentarios. Cuatro horas en cinco siglos de represión y marginación por parte del hispano y del Estado chileno, constituyen tan sólo una magra brisa en la tormenta racista que han debido soportar los pueblos originarios en largas centurias. Pero eso lo tienen muy claro los dirigentes que viajaron al puerto desde diferentes lugares de Chile. Jamás se hicieron ningún tipo de ilusiones, simplemente consideran importante ser capaces de trasladar el problema mapuche desde los estrechos márgenes regionales hacia el ámbito nacional.
Marcha de dirigentes mapuche y estudiantes de la Universidad Católica de Valparaíso, desde el Parlamento hasta la sede de la UCV. Francisco Caquilpan, presidente de la Corporación de Comunicaciones mapuche Xeg-Xeg, es consciente de que "el gobierno regional, incluyendo la Corporación Nacional de Desarrollo Indígena (CONADI) con sede en Temuko, han sido absolutamente sobrepasados por los acontecimientos, especialmente a partir de los sucesos de Lumako". Es por ello que sólo ven su presencia en el Congreso como el inicio de un proceso a mediano plazo que permita al movimiento mapuche expresar su parecer a nivel de Estado central.
En términos globales, los mapuche buscan un mayor grado de sensibilización por parte de la sociedad civil ante la problemática que les afecta. En términos concretos, persiguen el objetivo de establecer una comisión a nivel nacional que incorpore al menos cuatro segmentos específicos de la sociedad: dirigentes mapuche, dirigentes del Estado chileno, representantes de la sociedad civil y de organismos internacionales. Estos últimos servirían como garantes de la seriedad del trabajo de la comisión.
Caquilpan concibe a dicha comisión como una instancia que al cabo de un año sea capaz de "arribar a un diagnóstico objetivo acerca de nuestra situación como pueblo y, directamente vinculado a lo anterior, elaborar una propuesta concreta que implique el respeto a nuestros derechos y la justa indemnización por el usufructo de nuestro territorio". Esto no es sólo un problema de los mapuche o de los otros pueblos originarios que habitan el actual territorio de Chile, sino que de todos los chilenos.
Comunidades Mapuche Ñankucheo de Lumako: "Vemos que existe mayor sensibilidad en algunos sectores de la sociedad chilena, como en organismos de derechos humanos, CODEPU, por ejemplo, en sectores estudiantiles y en algunos políticos. Esto es positivo, pero también sabemos que este será un proceso largo . No nos hacemos ninguna ilusión. Nuestra visita al Parlamento responde a nuestro deseo y decisión de sentar un precedente, de dejar constancia de la situación que nos aqueja, pero sabemos que no será fácil".
Es más, producto de la fiebre electoralista que afecta a la clase política, es dable suponer que algunos parlamentarios y políticos pretendan utilizar el problema de los pueblos originarios simplemente para obtener dividendos políticos. O quizás, intenten parcializar el tema, concentrándose en algunos de los conflictos más dramáticos -como Lumako o el Alto Bío-Bío- desvirtuando así el carácter global de la demanda mapuche. Sin embargo, para el movimiento mapuche está meridianamente claro que el problema no es sólo Arauco o Mehuín, sino que constituye una totalidad. Y, lo fundamental, dice relación con el reconocimiento cabal de que aquí "estamos hablando de dos pueblos, de dos culturas distintas, por eso es que nosotros no fuimos al Congreso a rendirle cuenta a nadie, tan sólo a conversar de pueblo a pueblo".
ORGANIZACION Y MOVILIZACION DE LOS MAPUCHE
De lo anterior se colige que los dirigentes mapuche están conscientes de que si bien es cierto consideran importante la contribución del Estado chileno y de la sociedad civil en la búsqueda de solución a sus demandas, lo fundamental sigue siendo la organización y movilización de las comunidades y de las bases en general.
Santos Reinao, presidente de la Corporación de Comunidades Mapuche del Lago Lleu-Lleu, sostiene que "a los mapuche siempre se nos han impuesto soluciones y proyectos desde afuera, nunca se nos ha pedido la opinión. Debemos ser capaces de ser los actores principales en cualquier proceso de desarrollo, porque somos nosotros los afectados, los que sufrimos la pobreza, el hacinamiento, la falta de tierra".
Efectivamente, ni organizaciones no gubernamentales, ni la nueva ley indígena de 1993 ni la CONADI, han podido hacer en años lo que la organización y movilización de los propios mapuche ha logrado en un período relativamente breve. Históricamente, uno de los pocos objetivos alcanzados por diversos organismos que trabajan el tema mapuche, tanto estatales, religiosos o no gubernamentales, ha sido la división de las comunidades y del movimiento mapuche en su conjunto. Lo que los mapuche piden hoy en día, es que apoyen su legítima causa, pero que sean ellos los que desempeñen el rol determinante en la elaboración de una propuesta global que transforme definitivamente el tipo de relación que existe entre ellos y el Estado chileno.
Parece utópico pensar que un Estado que está dispuesto a aplicar todo el peso de la ley y utilizar la fuerza para reprimir a aquellos mapuche que se movilizan por sus justas reivindicaciones, pueda a mediano plazo cambiar su actitud. No obstante, el movimiento mapuche ha crecido, se ha fortalecido en el último tiempo y cada vez más se plantea como un interlocutor válido ante las autoridades. Al menos han logrado el objetivo de provocar el debate al interior de la clase dominante. Es que, como señala Reiman, "los sucesos de Lumako donde participan activamente las comunidades, rompe los esquemas al gobierno y a las empresas forestales. Se pierde el miedo y, lo que es más importante, además de recuperar un pedazo de tierra, con este tipo de acciones reconstruimos el movimiento mapuche".
FORTALECIENDO EL MOVIMIENTO
Dividido por mucho tiempo, debilitado por injerencias partidistas y víctima de la sistemática represión por parte de la dictadura en términos físicos y de la división forzosa de las comunidades, el movimiento mapuche ha comenzado a transitar por senderos más sólidos. Se palpa un nuevo sentimiento y sentido de solidaridad entre las comunidades, un sentido de pueblo en relación a los territorios en conflicto y, tal vez lo más significativo, una clara percepción de que sólo la unidad y la organización les permitirá, eventualmente, alcanzar los objetivos planteados. Es decir, el establecimiento de un nuevo tipo de relación con el Estado central, el respeto a sus derechos como pueblo histórica y culturalmente diferente; el reconocimiento constitucional como pueblo originario, la recuperación de las tierras usurpadas tanto por el Estado como por particulares a través de siglos de despojo y engaños.
El movimiento mapuche crece en el campo y en la ciudad donde, producto de la migración de décadas, se encuentra casi el 50% de los mapuche.
Solidaridad de los estudiantes de la Universidad Católica de Valparaíso Crece, simultáneamente, la certeza de que la justicia jamás favorecerá al indígena, incluso en aquellos casos donde se encuentre históricamente legitimado su accionar. Los doce jóvenes mapuche de la comuna de Lumako que pasaron más de un mes y medio en la cárcel acusados de quemar camiones de la Forestal Bosques Arauco, y procesados por la Ley de Seguridad Interior del Estado, acaban de ser condenados a tres años y un día en primera instancia. Uno de los condenados, José Chureo, de la comunidad Pichilincoyán de Lumako, considera inadmisible que "se nos detenga y condene por luchar por nuestros derechos, pero no importa lo que nos hagan, seguiremos con la frente en alto hasta las últimas consecuencias".
Es difícil saber cuál será la reacción de los afectados y de sus comunidades cuando llegue la policía para hacer cumplir la orden de los tribunales. ¿Les pedirán permiso a los campesinos pobres antes de invadir sus predios?
La respuesta es de perogrullo: no, sencillamente un indígena no vale lo mismo que un alemán en este país.
AMEDRENTAMIENTO DE LAS FORESTALES
Tampoco es lo mismo un indígena que una empresa forestal, de lo contrario no se entiende cómo estas compañías transnacionales pueden mantener guardias armados, grupos paramilitares que amedrentan continuamente a los mapuche en su propia tierra sin que nadie diga o haga nada. El intendente de la IX región, Oscar Eltit, estuvo presto a aplicar la ley de Seguridad Interior del Estado a un grupo de mapuche, pero jamás ha investigado a estas guardias blancas que provocan el terror en el campo.
En el fundo Los Alamos de la comuna de Arauco, por ejemplo, la Forestal Bosques Arauco ocupa ilegalmente el fundo Cuyinco, a pesar de que luego de un litigio que se prolongó por más de quince años, la Corte de Apelaciones de Concepción y, subsecuentemente la Corte Suprema, fallaron a favor de los mapuche del lugar.
En el fundo de 1.650 hectáreas habitan trece familias mapuche que solicitaron a la justicia el derecho a explotar el bosque de pinos plantados ilegalmente por la Forestal en territorio mapuche. La empresa, haciendo caso omiso de la resolución judicial, mantiene cuadrillas armadas al interior del fundo e intimida a los comuneros impidiéndoles que construyan caminos o destruyendo la propiedad con retroexcavadoras.
Tienen orden de paralización de faenas, pero, como sostiene indignada Lorena Fren, delegada de la comuna de Los Alamos, "imponen la ley del terror para tratar de desalojarnos. Ha habido casos donde estos guardias, en el jeep en el cual recorren el fundo, han intentado atropellar gente. Hasta ahora, afortunadamente, nadie ha sido herido, pero no se sabe lo que pasará en el futuro. Lo concreto es que las forestales hacen lo que quieren y ni Carabineros tiene el poder o la voluntad para detenerlos".
La comisión de recursos naturales de la Cámara de Diputados resolvió en un futuro cercano reunirse tanto con representantes de la CONADI como de la Corporación de la Madera (Corma), para recabar información acerca de la situación que afecta a las comunidades. Quizás se anime algún parlamentario a plantear el tema de la existencia de estos grupos paramilitares a los empresarios madereros. Y, lo fundamental ¿le importará un comino a estos señores que han hecho fortunas siderales a costa de la explotación irracional de nuestros recursos naturales y de la marginación del pueblo mapuche? Claro que no, todo lo cual contribuirá a aumentar la tensión en las zonas en conflicto a través de todo el territorio mapuche.
RECUPERACION DEL TERRITORIO
Territorio cuya repoblación no ven tan lejana algunos dirigentes mapuche, después de todo, dicen Caquilpan y Reinao. "Los que emigraron a la ciudad y las nuevas generaciones no tienen futuro, ellos no ocupan responsabilidades ejecutivas en grandes empresas transnacionales ni son dueños de bancos o financieras. Tienen los peores trabajos y los peores sueldos; están en las poblaciones, en la calle, en la prostitución infantil. Poco o nada tienen que hacer en la ciudad. El sentimiento de pueblo está vivo, jamás ha muerto y, por eso, en algún momento regresarán al territorio histórico".
Cada vez queda menos de aquel "territorio histórico", puesto que cinco millones de hectáreas al momento de la ocupación por el ejército chileno en 1881, se habían reducido a tan sólo 500 mil cuando fue el golpe de Estado de 1973. En la actualidad, ya no quedan más de 300 mil hectáreas en manos del pueblo mapuche, la mayor parte de mala calidad agrícola. No está claramente definido cuántas hectáreas se necesitan para levantar un proyecto de desarrollo como pueblo en el actual contexto socioeconómico y político, pero sí que el pueblo mapuche no puede continuar subsistiendo y reproduciéndose como cultura y nación en las presentes circunstancias. No es justo.
Debido a ello, sin duda, que los estudiantes de la Universidad Católica de Valparaíso acudieron al Congreso para expresar su solidaridad con el pueblo mapuche. Los carabineros les impidieron desplegar un lienzo que decía "No más represión contra los mapuche". Igual lo hicieron y, además, marcharon con medio centenar de dirigentes mapuche desde el Congreso hasta la casa de la universidad. Ahí les ofrecieron un plato de comida y su apoyo incondicional lo que logró entibiar la fría tarde porteña. Una pequeña, pero valiosa muestra de solidaridad chilena, de respeto a un pueblo originario que se niega a morir, porque nació para vivir en dignidad
MAURICIO BUENDIA