Una rapa nui, una aymara y una mapuche nos enseñan la importancia de las mujeres en sus culturas, y las causas de las cuales forman parte.
Viviana Catrileo Epul (36) nació en Temuco. Madre de Paolo Inti Mariángel Catrileo, de 15 años, se desempeña como profesora de Educación Intercultural Bilingüe, en Contexto Mapuche, y en la Asociación Nacional de Mujeres Rurales e Indígenas (Anamuri) es directora nacional, encargada del frente de comunicaciones. Además tiene la responsabilidad de coordinar la Escuela Nacional de Agroecología "Sembradoras de Esperanzas".
"Soy una mujer orgullosa de ser mapuche, nacida y criada en una comunidad mapuche, razón por la cual creo tener especial sensibilidad en la correspondencia con la naturaleza, en la relación personal y en la interacción entre los componentes del Az Mapu (todo lo existente), y en la interacción Mapu (tierra) y Che (gente). Esta sensibilidad frente a la madre tierra (Ñuke Mapu) la traduzco en amor, cuidado y respeto a los seres que se encuentran en distintos espacios de la Mapu, como fuerzas espirituales que nos protegen si establecemos armonía y reciprocidad con la naturaleza", dice.Hoy las mujeres de la sociedad mapuche, en la comunidad rural y campesina, son quienes principalmente sostienen la agricultura de pequeña escala, y de todas estas se alimenta, además, a gran parte de la población urbana. Por tanto, la mujer mapuche sostiene la vida a través de la agricultura sustentable. No obstante, Viviana asegura que en muchos casos, por la insaciable sed de acumulación, se arremete en los territorios del pueblo mapuche, violentando la naturaleza, mujeres y niños.
"Creo que el aporte de nuestro género a la cultura mapuche siempre ha estado a la altura de las circunstancias del pueblo, pues cuando fue el tiempo de dar hijos para defender la libertad, las mujeres lo hicieron. Así como cuando las mujeres tuvieron el papel de la crianza de los hijos e hijas junto al fogón, formando personas con valores, que debían ser constitutivos de un mapuche, ya que para ser una persona integral había que ser Kimche (sabio), Norche (correcto), Newenche (con fuerza espiritual) y Kvmeche (buena gente). Esta tarea era además compartida con los ancianos y ancianas", explica Viviana.
Con respecto a las luchas de las mujeres, explica que hoy se dan para recuperar la dignidad de ser libre, la libertad de ser soberano en un territorio que abraza la cosmovisión. Esto porque considera que si a un pueblo le roban el territorio, le roban la identidad, fundamental para un mapuche. En el mismo sentido, en Anamuri han puesto énfasis en la lucha por la defensa de las semillas, y es por ello que rechazan todas las formas de apropiación de ellas, pues asumen su legado como patrimonio de los pueblos originarios y campesinos, quienes solidariamente la ponen al servicio de la humanidad. Así analizan que en la medida en que las semillas sean apropiadas y les sean puestas marcas de propiedad intelectual por las grandes corporaciones, los pueblos originarios están en grave riesgo, y junto a ellos la soberanía alimentaria de todo un país.
"Además, otro peligro latente es la transgenia de las semillas, ya que sus siembras serán más muertes de la biodiversidad, de las distintas formas de vida existentes en las comunidades del campo (...) Se debiera apoyar el reconocimiento de la existencia del pueblo mapuche en la Constitución, constituyéndose este en un Estado plurinacional".
FUERZA AYMARA
Nancy Piñones es Licenciada en Artes de la Universidad de Chile, y además integra la Asociación Aymara-Quechua Jacha Marka. Ha organizado numerosos encuentros y talleres relativos a pueblos indígenas en temas de consulta, derecho y cultura muy interesantes. "Soy aymara, provengo de familia nortina, recibí la sangre aymara de mi abuela Elba Sanjinez Huara, oriunda de Putre (Puxtiri: murmullo de agua), en la Región de Arica y Parinacota. Mi madre nació en Arica y mi padre en la salitrera de Humberstone. Crecí escuchando a mi awicha Elba hablar sobre sus crianzas y las de mi bisabuela en el altiplano. Aún queda parte de la tierra de mi abuela Qala-jalata", narra.
Se crió en Santiago de forma muy andina, con cuidados de su madre hechos con hierbas medicinales, secretos de abuela para sanar ciertas enfermedades, enseñanzas acerca del cuidado de la naturaleza, la importancia de los sueños (premonitorios y de comunicación con los que ya se han ido); el respeto a los mayores, la música, y bailes andinos de su papá músico. Entonces empezó a estudiar la lengua aymara, ya que el proceso de chilenización en los territorios del norte fue muy fuerte, por lo que los abuelos no enseñaron la lengua a sus hijos, para protegerlos de la discriminación.
"Quise enseñarles a mis niños los valores que acá en la ciudad están tan lejanos, como la reciprocidad, que es el sentido de dar y recibir (ayudar y compartir lo que se tiene); del pago a la tierra, agradeciendo a la Pachamama, al Tata Willka (Padre Sol) por todo lo que nos da a través de las ceremonias del calendario andino; también la valoración de la dualidad, donde el mundo aymara destaca la complementariedad de lo femenino con lo masculino. Todos los elementos de la Pacha tienen vida y sienten: los cerros, las piedras, el agua. Así se genera un respeto y amor por la naturaleza que hace que protejas lo que te rodea, concepto totalmente alejado de las ideas capitalistas de la sobreexplotación de los recursos naturales", cuenta Nancy.
Considera que Chile está "al debe" con el reconocimiento de los pueblos indígenas, el reconocimiento de la autodeterminación de los pueblos para que ellos mismos puedan instalar un modelo o formas de educación ya sea tradicional o intercultural; derechos a la lengua y las manifestaciones culturales, junto con entender que los pueblos indígenas tienen derechos políticos que deben ser respetados.
"De hecho, un paso sería el reconocimiento y administración para las asociaciones indígenas que reivindican el uso ceremonial de espacios sagrados, como es el caso de la Asociación Jacha Marka (pueblo grande), quienes realizamos nuestras ceremonias en la Waka del Pucará de Chena; en este caso lamentablemente las autoridades no han cuidado bien de este cerro patrimonial, con serios problemas de seguridad. Como warmi (mujer), mi pelea va por el derecho que tienen los niños y jóvenes a la recuperación de su lengua, espiritualidad, costumbres y enseñarles el respeto a la diversidad. Pero también con la enseñanza al resto de la sociedad de los derechos indígenas y la lucha para que el pueblo aymara vuelva a ser reconocido como una nación", enfatiza Nancy Piñones.
El poder de la tierra
Las mujeres rapa nui son las conocedoras, preservadoras y divulgadoras de la cultura de sus Tupunas (ancestros), legado del cual nos sentimos orgullosas. Ante la introducción de la modernidad, proceso imparable de la globalización en curso, la educación recibida por nuestros jóvenes nos lleva a mantener las costumbres y creencias heredadas, contenidas en sus relatos, cantos, danzas y artesanía", relata Odilia Marisol Hito Hito (49).
Nació en Hanga Roa, Rapa Nui, y se crió bajo un modo de vida tradicional; siempre le inculcaron el amor a los ancentros, el apego a la tierra y el orgullo por la cultura que les dejó Hotu Matua. Llegó a Viña del Mar para cursar la Enseñanza Media, y allí conoció a su marido continental, con quien tuvo 2 hijos. Después de su separación regresó a Rapa Nui el 2007 y se enfrentó con una realidad diferente: se da cuenta del gran abuso que sufrió su familia, despojada de su terreno por funcionarios fiscales. "Recordemos que por ley ningún no-rapa nui puede ser propietario de tierras en la isla, ni siquiera la Conaf, pero al parecer se vulneraron todas las leyes, de parte precisamente de quienes tenían que velar por su cumplimiento". En el 2010 se une a las demandas reivindicatorias y toma el rol de líder y vocera de los clanes del pueblo rapa nui. Asegura que nunca ha propugnado la violencia, pero la ha sufrido: detenida varias veces, actualmente está demandada por usurpación del terreno en el que nació y se crió como dueña. En la actualidad es asesora de varias organizaciones sociales, como el
Parlamento Rapa Nui y la Asamblea de Clanes (Honui Ote Mata), y constantemente relata en encuentros locales, nacionales e internacionales sobre Derechos de Pueblos Indígenas.
"Actualmente el Parlamento Rapa Nui con la Asamblea de Clanes, en la cual participo activamente, tenemos serios problemas con Conaf, la cual ha administrado nuestros sitios sagrados por más de 40 años. Hace alrededor de 5 meses decidimos hacernos cargo de nuestros sitios sagrados y sacamos a esta organización de la administración. Esto generó una discusión entre el gobierno local central y el movimiento rapa nui", explica.
Además asegura que se ha avanzado muy poco, y considera que no existe voluntad política para resolver este gran problema que ha provocado hostigamiento, presión, detenidos y criminalización. "Los derechos de mi pueblo han sido vulnerados. Y esto no termina aquí, sino que hay una consulta para el pueblo con fecha fijada para el 25 de octubre referente al tema de la administración. ¿Quién hace la consulta? Conaf, el mismo que se está querellando contra este movimiento. No pueden ser ellos mismos quienes la hagan. Nuestro pueblo quiere que la Presidenta modifique el decreto donde se nombra a Conaf como administrador, y que nuestros sitios sagrados sean administrados por una organización rapa nui", pide Marisol Hito Hito.
"Soy una mujer orgullosa de ser mapuche, nacida y criada en una comunidad mapuche, razón por la cual creo tener especial sensibilidad en la correspondencia con la naturaleza"
Viviana Catrileo
Fuente : Publimetro Por Carolina Palma Fuentealba
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