La policía trasandina y la fiscalía chilena investigan los vínculos entre las comunidades indígenas violentas de ambos países. Las notables semejanzas de los ataques ocurridos a uno y otro lado de la cordillera han concentrado la atención de las diligencias que buscan establecer la profundidad de los nexos.

Marcelo Pinto
El rastro de Francisco Facundo Jones Huala en el pueblo argentino de Villa La Angostura, provincia de Neuquén, se perdió a mediados de 2011.
En la localidad -ubicada a 42 kilómetros de la frontera con Chile, a la altura de Osorno- recuerdan que su salida de escena coincidió con una baja en la violencia ligada a los reclamos territoriales de un grupo mapuche de la zona: la comunidad Paichil Antriao.
Jones llegó a convertirse en uno de los rostros visibles de ese conflicto. De aquella época datan distintas investigaciones que enfrenta en la justicia trasandina. Dos de los expedientes se vinculan con delitos de daños y usurpación de tierras, según la Policía de Neuquén. Medios argentinos han asegurado que tendría también causas pendientes por explosivos y lesiones.
Belvedere -área boscosa de Villa La Angostura respecto de la que la comunidad Paichil Antriao invoca derechos ancestrales- ha sido escenario de una seguidilla de acciones violentas a partir de 2005. Sólo en uno de los predios de la zona, perteneciente a un estadounidense, se han registrado más de 20 atentados (ver relacionado).
"Jones tenía una postura rebelde, soberbia. Era de andar encapuchado y hacer disturbios. Acá es distinto que en Chile. No respetaba los límites de cada comunidad. Se le hizo saber que no era grato. Después no supimos más de él", cuenta la vocera de Paichil Antriao, Amandina Gutiérrez.
Un año y medio después de que su rastro se esfumara en Villa La Angostura, el activista trasandino reapareció sorpresivamente en el sur de Chile. Fue detenido la semana pasada por su presunta responsabilidad en un atentado incendiario contra el fundo Pisú Pisué, en Río Bueno, Región de Los Ríos.
La captura de Jones se produjo en una casa de la comunidad mapuche El Roble, en el mismo sector. El argentino estaba junto a otras cinco personas, entre ellas una machi (ver nota secundaria).
Los antecedentes reunidos por la fiscalía de Río Bueno, a cargo de Sergio Fuentes, indican que a lo menos el argentino y dos de los inculpados tienen vínculos con la extremista Coordinadora Arauco Malleco (CAM).
Jones y las otras cinco personas están en la cárcel. A mediados de esta semana, la Corte de Apelaciones de Valdivia rechazó una petición de los acusados y confirmó la prisión preventiva para todos ellos.
Policías intercambian datos
La detención del extranjero encendió una luz de alerta sobre el nivel de colaboración que existe entre grupos mapuches radicales chilenos y argentinos.
A la captura de Jones se suma la búsqueda de su compatriota Luis Cayutur. Este último tuvo también vínculos estrechos con la comunidad Paichil Antriao, y actualmente estaría en el sur de Chile.
Los investigadores manejan datos en el sentido de que Cayutur tiene, como Jones, lazos con personas que integran la CAM.
En los últimos años no habría registro sobre el arresto de otro argentino en nuestro país por acciones violentas en La Araucanía. Pero desde hace un tiempo existían indicios en esa línea.
Ya en 2008, la policía manejaba la hipótesis de que mapuches chilenos se desplazaban hacia Argentina para eludir la acción de la justicia.
Al año siguiente surgió otra pista. El arresto en Santiago de un comunero implicado en el incendio de un fundo permitió la incautación de una pistola de 9 milímetros. Las pericias balísticas demostraron que el arma, al parecer robada, había pertenecido a la Policía Federal Argentina.
En Villa La Angostura, el comisario José Luis Troncoso, de la Policía de Neuquén, estima que la colaboración entre mapuches radicalizados de los dos países es una realidad.
El oficial apunta, por ejemplo, a las coincidencias evidentes que existen entre los modus operandi de quienes cometen acciones de violencia a uno y otro lado de la cordillera: usar capuchas, causar incendios, hacer "tomas" relámpago, arrojar piedras y escapar hacia los bosques.
Troncoso tampoco pasa por alto el hecho de que hacia su país han viajado desde Chile miembros de comunidades mapuches violentas. "Hemos tenido conocimiento de esto por la gente de la PDI", asegura.
El comisario cuenta que su institución está investigando los vínculos existentes entre los grupos de uno y otro país. "Es un estudio para ver quiénes vienen. Los que salen de acá y los que vienen para acá (...) Dejó sí en claro que por regla general acá los mapuches son pacíficos. La violencia vino con gente que llegó de fuera".
Hasta ahora, la bitácora del cuartel de Villa La Angostura no registra detenciones de chilenos por atentados o desórdenes ligados al conflicto mapuche. Está acreditada, en cambio, la presencia de comuneros de Chile en actividades públicas organizadas por la etnia local.
En La Araucanía chilena, a raíz de la detención de Jones Huala, el Ministerio Público indagará también los nexos entre comunidades violentas de uno y otro país.
"Efectivamente, la detención de esta persona genera la necesidad de investigar, de establecer si así como lo hizo él, pudiera haber otros ciudadanos argentinos o de otras nacionalidades que hayan estado ilegales en Chile y participando en hechos como los ocurridos en la comuna de Río Bueno. Determinado eso, habría que definir motivaciones, particiones concretas", detalla el fiscal Sergio Fuentes.
La tarea a que se refiere Fuentes ya se habría iniciado en la PDI. Por ahora, el trabajo de los detectives consistiría en seguir la "hebra" hallada en las pesquisas por el atentado en Pisú Pisué. Con ese telón de fondo, la principal meta a corto plazo es ubicar a Cayutur, el activista trasandino que estuvo con Jones Huala en Villa La Angostura y que después se vino con él a Chile.
Abogado trasandino: "Hay un intercambio"
William Fischer, dueño de un predio que reclama la comunidad mapuche argentina de Paichil Antrio, vive, según sus palabras, "un calvario" desde 2005. Ese año, el grupo indígena al que estuvo ligado Francisco Jones Huala comenzó a reclamar violentamente propiedad de las tierras.
"Van fácilmente 20 hechos de violencia en su contra", explica el abogado de la víctima, Héctor Vénica.
Una vez a Fischer le tiraron cloro a los ojos. En otra oportunidad le destruyeron un auto. También le quemaron una cabaña. Y varias veces han invadido su predio.
Los tribunales dictaminaron que él es el legítimo dueño de las tierras, pero los mapuches mantienen sus demandas.
"Creo que hay un intercambio entre grupos chilenos y argentinos", dice Vénica, quien, en todo caso, hace una diferencia con algunos grupos mapuches de su país que esgrimen títulos legítimos sobre algunas tierras.
En 2009, la Sociedad Rural de Neuquén, que agrupa a los agricultores de la zona, advirtió sobre la existencia de unos 50 campos en disputa por reclamos indígenas en la provincia.
Con el paso de los años, sin embargo, el conflicto ha tendido a descomprimirse, según el intendente de Villa La Angostura, Roberto Cacault.
El funcionario -equivalente a un alcalde-ejemplifica con lo que ocurre hoy en su localidad, donde los casos que subsisten sumarían sólo tres.