SegúnEna Von Baer Investigadora del Programa Político de Libertad y Desarrollo; Periodista Pontificia Universidad Católica de Chile. Candidata a Doctorado en Ciencias Políticas Universidad de Aquisgrán, la ley indígena sigue el enfoque de que hay que mantener a los mapuches ligados a la tierra para proteger su cultura. Pero al mismo tiempo de crear un museo viviente, estamos condenando a esta etnia a permanecer en la pobreza. En vez de apoyar una cultura pura pero estática hay que favorecer el desarrollo de una cultura dinámica que sirva de apoyo y no de freno a sus miembros. De lo contrario, sólo se estará preservando la pobreza y con ella los focos de tensión. Por lo tanto, se debe igualar derecho a propiedad, liberalizar el régimen de comunidades (permitiendo la propiedad individual) y terminar con las compras de tierras, que sólo han generado aún más violencia en la región y no han ayudado a las comunidades a salir de la pobreza. Los recursos fiscales de la CONADI deben ser reorientados hacia subsidios focalizados especialmente a la educación, salud, vivienda e infraestructura. Estos subsidios debieran favorecer a todos los más pobres de la región, para que no aumente la animosidad de los chilenos no mapuches hacia los miembros de la etnia. Todas estas políticas no van a tener futuro si no hay paz en la Araucanía. Sólo el Estado dispone del uso legítimo de la fuerza. Consecuentemente, es tarea del Estado velar por la seguridad de los ciudadanos y ser garante del imperio de la ley. Si el Gobierno no reacciona, será responsable de una posible espiral de violencia en la Araucanía. La segunda. 15 de julio de 2002
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Lunes 15 de julio de 2002La cuestión mapucheEna Von Baer
Investigadora del Programa Político de Libertad y Desarrollo. Periodista Pontificia Universidad Católica de Chile. Candidata a Doctorado en Ciencias Políticas Universidad de Aquisgrán.
Ena Von Baer
Investigadora del Programa Político de Libertad y Desarrollo. Periodista Pontificia Universidad Católica de Chile. Candidata a Doctorado en Ciencias Políticas Universidad de Aquisgrán.
La explicación de la situación actual en torno a la cuestión mapuche no se encuentra en una sola circunstancia, sino que en distintos elementos que juntos llevaron al virulento escenario que estamos presenciando hoy.
La información oficial disponible a esta fecha demuestra que los índices de pobreza, ingreso y desocupación de las comunas rurales con mayor concentración mapuche, en muchos casos son claramente peores que los índices nacionales al respecto. Así, por ejemplo, en algunas comunas la pobreza es superior al 40% duplicando el promedio nacional de 20.6%
Un segundo elemento es la discriminación que han sufrido los mapuches durante años y que se manifiesta es distintas situaciones. Hasta entrado el siglo XX se consideró el mapudungun como un idioma sin interés y un obstáculo para la integración de los indígenas a la sociedad chilena. Se llegó a prohibir su uso en las escuelas. Asimismo, en la actualidad subsisten una serie de estereotipos que califican a los mapuches como "flojos, hediondos, borrachos y ladrones", lo cual parece bastante injusto y generalizante.
Muchos mapuches se quejan de recibir un maltrato en los servicios públicos. Además existe un gran desconocimiento de los chilenos no mapuches de la cultura de esta etnia. Incluso en la Araucanía donde los chilenos no mapuches están rodeados por comunidades. Indudablemente este desconocimiento se traduce en discriminación.
Todas estas situaciones han generado un fuerte resentimiento en los mapuches. Ante esto algunos han optado por integrarse totalmente a la sociedad no mapuche, olvidando su cultura y llegando incluso a cambiar sus nombres. Sin embargo, este desarraigo ha significado que las nuevas generaciones han desarrollado muchas veces un creciente resentimiento que se canaliza en contra del huinca (chileno no mapuche).
Influencias Externas.- A principios de los noventa, se sumaron situaciones que no tienen una relación directa con la realidad mapuche en Chile
1) Un cambio importante en el movimiento indígena internacional. Los dirigentes de las propias comunidades tomaron la dirección del movimiento en sus manos, cambiando el discurso. Ya no buscan la integración de sus pueblos a través de la educación, sino que denuncian la usurpación de la que habrían sido objeto los indígenas y la opresión de sus culturas.
2) Desde hace una década se viene desarrollando una nueva doctrina relativa a los derechos indígenas en los foros internacionales. Con ella han surgido temas nuevos, tales como territorio, autogestión, multiculturalidad, autodeterminación, participación política. A ello se han sumado una serie de acuerdos internacionales, como el Convenio 169 de la Organización Internacional del Trabajo y proyectos de declaraciones sobre derechos indígenas de las Naciones Unidas y de la Organización de Estados Americanos.
Se suma a principios de los noventa un cambio en la política indígena del Estado chileno. La Concertación recogió las nuevas directrices del derecho internacional y las integró en la nueva política indígena plasmada en la ley 19. 253. La aplicación práctica de esta ley ha tenido consecuencias que han agudizado el problema.
El fundamento central de esta ley es la importancia que tendría la tierra para las comunidades, por lo tanto protege las tierras indígenas e impulsa su ampliación a través de subsidios o de compra directa. El problema es que el gobierno les ha entregado tierras a grupos violentos aplicando la política de entregar tierras a cambio de paz social. Pero con esto ha incentivando la violencia. Además hay un fuerte descontento entre las comunidades pacíficas que se han quedado sin tierras
Por otra parte, la ley indígena contempla una excesiva "protección de la tierra" entregada a los mapuches, lo que constituye una suerte de mutilación del derecho de propiedad: el artículo 13, establece que las tierras indígenas no se pueden vender ni dar en crédito. De esta manera, la legislación impide que los propietarios de las tierras puedan obtener recursos o pedir un crédito, para financiar la próxima siembra, entregando en garantía sus tierras.
De acuerdo a la ley, son las comunidades las dueñas de las tierras y no los individuos que las trabajan. Pero los miembros de las comunidades aumentan mientras las tierras siguen siendo las mismas. Por lo tanto, se crean minifundios y con eso aumenta la pobreza.
CONADI.- La ley indígena creó la Corporación Nacional de Desarrollo Indígena (CONADI) como su cuerpo operativo llamado a solucionar la cuestión indígena.
Sin embargo, la CONADI nació con una contradicción básica que ha significado finalmente su paralización. Por una parte, es un servicio público y por lo tanto representa al Estado frente a los indígenas pero además, a través del Consejo Indígena, representa a los indígenas frente al Estado. El choque de estos dos frentes ha significado su inmovilización. Además ha perdido su credibilidad debido a los diferentes casos de corrupción en los que se ha visto envuelta
La situaciOn actual.- Los componentes descritos han producido en la novena región una estado de conflicto evidente. Muchos trabajadores agrícolas se han visto en la necesidad de ir armados a sus trabajos cotidianos.Esta situación de inseguridad lleva a que no se realicen inversiones, no se entregan créditos para las zonas más afectadas y las primas de los seguros son altísimas. Además, se ha perdido la confianza en el sistema judicial y el Estado de Derecho y muchas personas han decidido tomar la justicia en sus propias manos. Evidentemente, ello se aproxima bastante a un estado de anarquía. Además, se traduce en una creciente desconfianza y en un aumento de la discriminación. Por el amedrentamiento se ha generado odio hacia toda la etnia y los pequeños agricultores no mapuches no entienden por qué ellos no reciben el mismo tipo de ayuda de parte del Estado. La creciente desconfianza ha afectado incluso a los mapuches educados e integrados, que ahora comienzan a ser discriminados.
Fragmentación dentro de los Mapuches.-El grupo que impulsa la vía violenta como alternativa para solucionar las demandas no es significativo dentro de las comunidades. Actualmente los mapuches están fragmentados política e ideológicamente, contando los distintos grupos con diferentes liderazgos. Las demandas comunes de los grupos radicalizados son restitución de tierras ancestrales y autonomía. Pero cada grupo pide diferentes tierras y plantea grados distintos de autonomía. Sin embargo, no saben cómo llegar a dicha autonomía. Esto por tres razones fundamentales: a) hay variados liderazgos; b) el discurso autonomista aún se radica en las elites; y c) no existe, en la actualidad, un territorio unitario común. En la práctica, los mapuches viven mezclados con los chilenos no mapuches. Por lo tanto, este territorio tendría que ser creado (liberado).
Frente a la utopía del discurso de los grupos radicalizados la mayoría de los mapuches tienen demandas prácticas. El problema es que los violentistas tienen amenazados a los pacifistas. Por lo tanto los grupos violentos no están afectando sólo a los chilenos no mapuches sino que también (y fuertemente) a los propios mapuches.
Sin embargo, todo lo anterior no debe llevarnos a la errada conclusión de una total división entre los mapuches pacíficos y las organizaciones más radicalizadas. Esto porque existe un sentimiento de solidaridad entre ellos a pesar de que no están de acuerdo en las demandas y los métodos para alcanzarlas. Este sentimiento se basa en que unos como otros son mapuches y por lo tanto cuando son atacados o rebajados reaccionan como cuerpo. En este sentido, parece fundamental evitar hablar del conflicto mapuche o del terrorismo mapuche, porque con ello se incluye a todos los mapuches.
Fracaso de polItica gubernamental.- Las expectativas frente al nuevo trato eran altas, pero finalmente la realidad ha sido otra. Muchas comunidades que han recibido tierras de la CONADI no han logrado salir de su situación de pobreza, porque no cuentan ni con el capital ni con los conocimientos necesarios para trabajar estos fundos.
Desafíos para el futuro.- Para proponer una solución, hay que comprender primero la complejidad del problema. No es sólo un problema de pobreza pero claramente tampoco es un problema que se soluciona con tierras. Hay que entender quién es el interlocutor: entender quiénes son los mapuches: A pesar de estar fragmentados se entienden como un grupo diferente al resto de los chilenos. Son personas que comparten una lengua, tradiciones y creencias con las cuales se identifican y de las cuales se sienten orgullosos. No por esto se sienten menos chilenos.
No se debe minimizar la influencia que están teniendo las organizaciones extranjeras, los grupos más radicalizados y el discurso autonomista en la Araucanía. Intelectuales ligados al movimiento plantean que las páginas de la autonomía mapuche recién se están comenzando a escribir. Es prioritario contrarrestar la influencia de los grupos violentistas en la zona, especialmente entre los más jóvenes.
Cultura y participaciOn.- Es necesario que la valía de su cultura sea reconocida. Esto es particularmente relevante para las regiones o comunas que cuentan con una gran concentración mapuche. Por otra parte es justamente ahí donde este tipo de iniciativas tienen sentido. Se pueden implementar una serie de iniciativas para impulsar la cultura mapuche (por ejemplo, apoyar la celebración de algunas fiestas religiosas importantes, apoyar la educación bilingüe, etc.). Asimismo, se debiera reconocer la valía moral de las autoridades de las comunidades, como los loncos y las machis
No se trata de cambios legales sino que especialmente de un cambio de actitud, que en realidad es mucho más difícil. No se trata de burocratizar la cultura, sino de apoyarla. Con cambios en las leyes no vamos a cambiar la realidad, que es lo que los mapuches realmente anhelan. Todo esto ayudaría a acercar las instituciones democráticas existentes a los mapuches, apoyando así a los líderes pacíficos y aislando a los violentistas. Si hablamos de terrorismo mapuche, los tocamos a todos. Se trata de terrorismo rural.
Cambios en la ley indIgena.- Hay que hacer un profundo cambio en la ley indígena. Que el eje de la cultura mapuche es la tierra es un argumento fuerte y real. Sin embargo, el enfoque de la Concertación es discutible por dos motivos fundamentales: 1) Libertad de decisión de las personas: Este derecho está deteriorado desde el momento en que los mapuches no pueden vender sus tierras y, por lo tanto, son obligados a vivir en el campo manteniendo su cultura. Pero el Estado no tiene derecho a obligar a nadie a mantener un estilo de vida específico. 2) Hay que esclarecer la discusión sobre la preservación de la cultura. Hay que responder a cuál cultura mapuche nos referimos: a la actual, a la de antes de la pacificación de la Araucanía o incluso a la de antes de la llegada de los españoles. La cultura mapuche ha ido incluyendo muchos elementos originalmente ajenos a ella: trigo, caballo etc. Pero aún se habla de cultura mapuche porque las culturas que se mantienen en el tiempo son necesariamente permeables y dinámicas.
La ley indígena sigue el enfoque de que hay que mantener a los mapuches ligados a la tierra para proteger su cultura. Pero al mismo tiempo de crear un museo viviente, estamos condenando a esta etnia a permanecer en la pobreza. En vez de apoyar una cultura pura pero estática hay que favorecer el desarrollo de una cultura dinámica que sirva de apoyo y no de freno a sus miembros. De lo contrario, sólo se estará preservando la pobreza y con ella los focos de tensión.
Por lo tanto, se debe igualar derecho a propiedad, liberalizar el régimen de comunidades (permitiendo la propiedad individual) y terminar con las compras de tierras, que sólo han generado aún más violencia en la región y no han ayudado a las comunidades a salir de la pobreza
Desarrollo socioeconómico.- Los recursos fiscales de la CONADI deben ser reorientados hacia subsidios focalizados especialmente a la educación, salud, vivienda e infraestructura. Estos subsidios debieran favorecer a todos los más pobres de la región, para que no aumente la animosidad de los chilenos no mapuches hacia los miembros de la etnia.
Estado de Derecho.- Todas estas políticas no van a tener futuro si no hay paz en la Araucanía. Sólo el Estado dispone del uso legítimo de la fuerza. Consecuentemente, es tarea del Estado velar por la seguridad de los ciudadanos y ser garante del imperio de la ley. Si el Gobierno no reacciona, será responsable de una posible espiral de violencia en la Araucanía.