Carta abierta de Arnaud Fuentes: Este documento es un testimonio personal sobre las violaciones de los Derechos Humanos y del Ciudadano, más precisamente del racismo hacia el pueblo Mapuche en Chile. Perpignan, Francia. 11 de Abril de 1999
Carta abierta de Arnaud Fuentes
Racismo, opresión: el calvario del pueblo Mapuche pidiendo su derecho ancestral a la tierra
Perpignan, Francia. 11 de Abril de 1999
Este documento es un testimonio personal sobre las violaciones de los Derechos Humanos y del Ciudadano, más precisamente del racismo hacia el pueblo Mapuche en Chile.
Actualmente curso una Maestría en Lenguas, Literatura y Civilización Española y Latinoamericana en la Universidad de Perpignan (Francia).
En el marco de mis estudios, viajé a Chile para investigar sobre "El proceso histórico de expropiaciones de tierras del pueblo Mapuche y de sus reinvindicaciones". En 1883, durante un último levantamiento contra la República de Chile, el pueblo Mapuche perdió un territorio de más de 3 millones de hectáreas (en lo que son ahora la VIII y la IX Región de Chile).
Después de haber convivido diariamente con las comunidades tratando de conocer su forma de vida, sus costumbres y sus tradiciones, fui invitado a la casa de una familia mapuche por uno de sus miembros: Juan Pichún, un estudiante de Temuco cuyo padre (Pascual Pichún) es el longko (jefe) de la comunidad de Temulemu (en la IX Región).
El 19 de Febrero de 1999, luego de mi segunda noche en Temulemu, a las 6h30, siete personas de la comunidad (entre las cuales había 4 niños de más de 11 años) y yo mismo, fuimos despertados y amenazados con armas por las fuerzas especiales de la policía.
Sin orden de arresto ni otro procedimiento, fuimos esposados y llevados a un bus dónde tuvimos que permanecer arrodillados. Las condiciones de nuestro arresto como las condiciones de nuestra detención en los vehículos fueron degradantes y vejatorias. Sufrimos insultos racistas. Fuimos tratados de "cerdos", "indios de mierda", "indios hijos de puta",...
Aparte de estas agresiones verbales algunas personas sufrieron violencias físicas.
Las protestas de la comunidad contra nuestra detención dieron lugar a un enfrentamiento con las fuerzas del orden. El ensañamiento de los 200 carabineros llegó hasta perseguir a las personas en sus propias casas donde se perpetraron destrozos.
Durante los incidentes fueron agredidas incluso las mujeres, especialmente una machi de 50 años (guía espiritual Mapuche).
Dos Mapuche más fueron llevados al bus donde estábamos detenidos. Uno de ellos era Pascual Pichún (mi anfitrión y jefe de la comunidad), tenía contusiones en la cabeza y sobre todo una larga herida sanguinolenta. El otro individuo tenía la cara hinchada y cubierta de sangre.
Nuestro encarcelamiento duró un día y medio. Durante ese lapso, se me impidió llamar a la Embajada de Francia, pese a mis numerosas demandas.
El 20 de Febrero en la tarde fuimos liberados sin haber tenido conocimiento de las verdaderas razones de nuestra detención. Una vez en libertad, supimos que habíamos sido detenidos durante un allanamiento de las fuerzas de policía en un procedimiento de recuperación de madera, así que de todo el material de un aserradero, que se había realizado cerca del lugar en que estábamos durmiendo. La empresa Forestal Mininco declaraba ser propietaria de la madera y del fundo. Esas tierras que explota la empresa Mininco, pertenecían a la comunidad hasta el año 1979, cuando, bajo la dictadura del general Pinochet, fue dictada una ley que dividía las comunidades. Y hoy día esa comunidad reclama lo que siempre le perteneció.
Isaac Vergara, intendente de la IX Región, a partir de aquellos incidentes y utilizando un informe de carabineros que me concierne, decidió tomar contra mí una medida de expulsión del país.
El informe mencionaba a mi respecto la posesión de un arma hechiza y la participación en un enfrentamiento contra esos mismos carabineros. Estos hechos son infundados puesto que durante el enfrentamiento yo estaba esposado al interior del bus, lo que fue corroborado por la juez de Traiguén que me dejó en libertad condicional.
Después de haber sufrido este abuso, decidí entablar una acción judicial para hacer valer mis derechos y para impedir mi expulsión del país. Pues esta medida me impediría volver a América Latina donde tengo muchos amigos y repercutiría sobre mis futuros trabajos de mi cursos universitario hacia mi tesis.
Mi reclamación llegó hasta la Corte Suprema, cuyo fallo me fue favorable. A lo largo de todo este proceso hubo una tremenda presión por parte de la prensa chilena en mi contra. Los diarios relataban hechos infundados y falsos relativos a mi persona.
A pesar de todo eso, si mis problemas fueron resueltos, la situación del pueblo Mapuche es totalmente diferente.
En la VIII y IX Región se instaló un verdadero dispositivo represivo contra los Mapuche. Yo mismo fui insultado y amenazado por guardias forestales de la empresa Mininco. Fui seguido y fotografiado por policías de civil. Jóvenes Mapuche me contaron sus propias detenciones durante las cuales fueron torturados: simulacros de ejecución, fueron suspendidos por los pies, o por la espalda, sufrieron tratos crueles corporales y sicológicos...
La cínica repuesta del Estado Chileno en cuanto a las reinvindicaciones territoriales de estas comunidades Mapuche sólo parece perceptible a través de la presencia de numerosos efectivos de policía o a través la violencia, intentando intimidarles. Esta solución no parece adecuada puesto que la presencia policial sólo complica la solución.
La situación del pueblo Mapuche es realmente alarmante.
Quisiera que este documento revele lo que viven todavía algunas personas al alba del siglo XXI. Deseo así también restablecer la verdad sobre mi detención y mi orden de expulsión.
Es cierto que, como extranjero, sufrí un atentado a mis derechos, pero esto ocurre todos los días con el pueblo Mapuche de Chile. Situación que la prensa chilena se abstiene de evocar.
Ojalá que este testimonio pueda tener todo el peso y el impacto necesario en la opinión pública, para que el pueblo Mapuche pueda por fin ser reconocido y pueda recuperar sus tierras, su dignidad y su libertad.