Por Marcelo Sánchez R.
Parecemos extranjeros. Ellos tienen su propio idioma y costumbres. Hablan
en mapudungún. "Mari mari", saludan y uno se siente extranjero en
el mismo país que es Chile. En Tirúa, el territorio es lafkenche.
Así reza el escudo del municipio. La nación mapuche aquí
es verdad, aquí en esta apacible comuna rodeada de cerros y mar.
A poco más de tres horas desde Concepción, Tirúa esta
vez no llama la atención por los conflictos de tierra o por las
expresiones de su alcalde, Adolfo Millabur. Esta vez se trata de un proyecto
inédito, pionero en el país: la creación de una orquesta
infantil mapuche.
Autoridades de gobierno, familias y estudiantes aplauden el lanzamiento
de este conjunto, que dirige el músico mapuche Joel Maripil. Algo
nerviosos por el debut, la canción "Sabiduría ancestral"
que creó Maripil se hace apenas audible, tras el sonido del kultrún
y la trutruca. Pero la orquesta está recién naciendo. Sólo
tienen tres ensayos y ya se vislumbra el protagonismo que tendrán
en el corto plazo. No sería extraño que con el tiempo emprendieran
giras por el país. Eso es seguro.
El sueño de América
"Traté de cristalizar el sueño de mucha gente de nuestra
América que ve con preocupación que todavía no existe
un orgullo de pertenencia a un grupo étnico, a un género,
a una edad, a una región. Y todos estamos tratando de preservar
nuestro patrimonio y nuestro patrimonio son las culturas primigenias de
América, que son la madre de nuestro mestizaje o el padre, como
se le quiera llamar", comenta Rosangela Adoum, antropóloga ecuatoriana
y directora del Instituto Andino de Artes Populares del Convenio Andrés
Bello.
Ella es la gestora de esta iniciativa, que replica una experiencia similar
con una comunidad quechua, en las cercanías de Quito. Durante dos
años financiarán (40 mil dólares anuales) parte de
los recursos que requiere la orquesta de Tirúa. La idea es crear
orquestas étnicas en los diez países del Convenio Andrés
Bello.
Agregó que estos proyectos son un intento por preservar, difunfir
y vigorizar "nuestro patrimonio intangible y además por recuperar
lo que a través de la historia hemos sojuzgado y perdido, que son
nuestras culturas vernáculas y primigenias. Con los niños
hacemos una inversión a futuro. Ellos serán papás,
mamás, ojalá presidentes, ministros y alcaldes. Ellos formarán
núcleos de trabajo y de vida con una sólida identidad, con
una tendencia diaria a recuperar sus raíces".
Horacio Salinas
Cuando el Convenio Andrés Bello propuso a Chile esta iniciativa,
fue el Ministerio de Educación el articulador de esta gestión
a nivel nacional. Se encomendó entonces al músico Horacio
Salinas la asesoría artística y la selección de la
comunidad donde surgiría la orquesta.
Desde entonces, a fines del año pasado Salinas va y vuelve a Tirúa.
Allí ha contado con la colaboración del municipio, de la
comunidad y del programa "Orígenes" del Ministerio de Educación.
"Esta es una experiencia inédita en el mundo de la cultura mapuche.
Existe sólo la imaginación y un buen proyecto, pero nunca
ha sido llevado a la práctica. Pero mi evaluación en este
tramo fatigoso de darle un primer empujón, es que todos han respondido
como pensábamos, de manera óptima", expresó.
Salinas conoce de cerca la cultura mapuche. Hasta los 10 años vivió
en Lautaro y a los 14 se integró a un ballet folclórico.
"Me he enterado bien de la música de nuestro pueblos originarios,
pero otra cosa es cantar y tocar. Por eso el director de la orquesta es
un músico mapuche de una extraordinaria sensibilidad y está
en ellos descubrir el repertorio que deberá incorporar. Es necesario
que ellos vivan con mucha dignidad este patrimonio milenario de sonidos
y de belleza", recalcó.
Sabiduría ancestral
En tanto, Joel Maripil, músico y poeta del Lago Budi, dice al contrario
que es una "persona de campo común y corriente que ha llevado con
mucho entusiamo la sabiduría del pueblo mapuche". Hace unas semanas
comenzaron a ensayar con los diez primeros niños: María Fernanda
Ancalao, Damaris Huenupil, Tatiana Ñeguey, Carolina Pilquiman, Claudia
Antihuen, Juan Pilquiman, Rodrigo Huenupil, Ariel Huenuman, Marcos Millahual
y Baltazar Lincopi, de la futura orquesta mapuche.
"Ellos tienen bastante habilidad y entusiasmo", exclama y en cuanto al
repertorio, señala que "es la sabiduría de los cuatro puntos
cardinales del pueblo mapuche, es decir, todo lo que ha quedado ya hace
200 años atrás".
La primera canción con que debutó la orquesta la escribió
hace un tiempo, en castellano se llama "Nuestra sabiduría" y dice
algo así como "nosotros los mapuches estamos aquí, para cantar
nuestro saber, tenemos fuerza en el corazón, alegría ahora
habrá". En castellano también dice que la orquesta tendrá
un nombre mapuche. Todavía no se ponen de acuerdo, pero una de las
alternativas es "Pu pichike tañi tañi ad wunul", o sea, la
"melodía de los niños". |