"Se invita a la justicia con mano propia": Juan Agustín Figueroa es un abogado de prestigio, miembro del Tribunal Constitucional, reconocido concertacionista y, además, una de las víctimas de la violencia provocada por el conflicto mapuche en la zona de La Araucanía. Como hombre de la Concertación se le nota alarmado por los problemas que afectan al conglomerado oficialista. El Mercurio, 14 de abril de 2003 

 
 

 
Juan Agustín Figueroa y el problema mapuche:

"Se invita a la justicia con mano propia"


Ester Levinsky
14 de Abril de 2003
"De repente es bueno purificarse en la oposición", sostiene el abogado y miembro del Tribunal Constitucional. Foto:José Miguel Pérez

Luego de que en un juicio fueran absueltos los acusados de quemar su fundo, asegura que la situación de indefensión es tal en La Araucanía, que ya hay muchos proclives a armarse por su cuenta.

ESTER LEVINSKY

Juan Agustín Figueroa es un abogado de prestigio, miembro del Tribunal Constitucional, reconocido concertacionista y, además, una de las víctimas de la violencia provocada por el conflicto mapuche en la zona de La Araucanía.

Como hombre de la Concertación se le nota alarmado por los problemas que afectan al conglomerado oficialista. Tanto es así, que ya cree que llegó la hora de que esta coalición pase a la oposición, en el marco de la alternancia en el poder.

Respecto del tema mapuche, también está afectado. Hace pocos días, en el marco de la reforma procesal penal que impera en la IX Región y en un juicio oral, fueron absueltos los loncos acusados de quemar su fundo. No está en contra del nuevo sistema penal, aclara, aunque sostiene que hubo un error de los jueces. Al mismo tiempo, destaca el papel acucioso y profesional que mantuvo el Ministerio Público para reunir las pruebas, aunque al final éstas no sirvieran de mucho.

- ¿Qué le parece que se aplique la Ley Antiterrorista, legislación que Ud. condenó en su momento en el gobierno militar? Ahora pide que se aplique con todo el rigor.

"No todas las leyes que se dictaron durante el gobierno militar son deleznables. Esa ley antiterrorista se dictó en esa época en función de ciertas y determinadas manifestaciones de carácter político a las cuales se les quiso dar exageradamente un sesgo terrorista. La critiqué no en cuanto a su orientación, sino en cuanto al riesgo cierto, por un gobierno autoritario, de dar un sesgo y calificar exageradamente como conductas terroristas que eran sólo comportamiento de carácter político. Creo que el terrorismo en el mundo es una lacra respecto de la cual uno tiene que extirparla. No es la única vía la represión, pero es una vía a la cual uno no puede renunciar".

- Pero no deja de ser extraño que usted, un crítico de esta ley, pida ahora su aplicación.

"Qué quiere que le diga. Las circunstancias político-sociales en un momento son distintas a las circunstancias político-sociales en otro momento. Que en una democracia plena se aplique para los extremistas que tienen esta conducta una ley antiterrorista está completamente en las reglas del juego y no importa un riesgo para la ciudadanía. El que exista y se aplique por la autoridad autocrática de aquel momento un instrumento semejante es muy distinto".

- ¿Qué queda para adelante para los afectados, que por la vía de la justicia no vieron satisfecha su demanda?

"El tema es muy delicado. En una sociedad los ciudadanos renuncian a su derecho de la autodefensa, porque se le entrega al Estado el derecho y el deber de defendernos. No me hago justicia por mano propia, porque en vez de hacer yo pido. Cuando el Estado, que ha asumido este papel de escuchar mi petición de justicia y en el hecho no me la brinda, me deja en una situación de indefensión, indirectamente me está invitando a la justicia por mano propia. Y cuando en un país hay una invitación a la justicia por mano propia es el inicio del caos más completo. Yo personalmente no voy a transitar por esa vía. No voy a integrar patrullas de autodefensa, ni "policías trizanos", ni cosas semejantes, pero creo y me temo que haya personas con distinta orientación, con distinta formación o con distinta vivencia que puedan optar por ese camino. Y eso es terrible".

- ¿La Región de la Araucanía se está convirtiendo en un Far West?

"Desgraciadamente es así. La inversión forestal ha bajado a nada. La propiedad no vale nada. Muchos agricultores han vendido a Conadi. Conadi ha entregado tierras y se han convertido en eriales. El mapuche culturalmente nunca ha sido un agricultor. No se dedica a esta actividad. Se han ido produciendo bolsones de propiedad mapuche, de presencia mapuche y bolsones de violencia mapuche. Esta política de entrega de tierras ha sido el error más craso, porque es indirecta pero eficazmente una manera de invitar a la violencia. El camino de la violencia ha traído como consecuencia una entrega de miles de hectáreas".

- ¿Hay un mal manejo gubernamental?

"Muy malo. Es un error que se inició con una Ley Indígena que no fue debidamente estudiada. Reconozco mi parte de responsabilidad. Y después en su aplicación y práctica ha sido peor".

- ¿Qué le queda a la autoridad en este escenario?

"Replantearse el asunto. Hay dos vías que son necesariamente complementarias. Una vía represiva. Es intolerable la destrucción del estado de derecho en una región del país. Y es indispensable una política a mediano y largo plazo, para que al pueblo mapuche, conservando y respetando sus tradiciones, se lo incorpore definitivamente al ciclo económico y que sea un ente que logre gozar de la prosperidad".

- Al mencionar "política represiva" viene a la memoria lo que fue la llamada "Pacificación de la Araucanía", una de las más sangrientas de la historia de los pueblos dominados. ¿Hay que apuntar a eso?

"Hay versiones y versiones. Cornelio Saavedra, en una de sus cartas, dice que en la pacificación de la Araucanía "gasté más aguardiente que pólvora"".

- ¿Fue más fácil enviciarlos que matarlos?

"Por esa vía fue definitivamente más simple. Esto de enviciarlos también es relativo, porque los mapuches desde siempre han consumido alcohol. Tenían bebidas alcohólicas dentro de su cultura. Efectivamente, el alcoholismo estuvo muy presente y sigue muy presente en el pueblo mapuche, y es una preocupación seria".

- ¿Cómo debería aplicarse una política represiva?

"Identificar, por los medios de inteligencia policial, cuáles son los grupos violentistas, las orgánicas de estos grupos, los cabecillas y recurrir al aparato jurisdiccional y eventualmente al aparato político. Podemos declarar estados de excepción y aplicar determinadas medidas tendientes a reforzar el orden público".

"Es muy difícil tomar esta decisión política, porque importa reconocer que las medidas normales han sido ineficaces. A mi juicio lo han sido; entiendo que la autoridad sea renuente, pues es un reconocimiento que su política no ha sido exitosa. Pero creo que respecto de algunas comunas sería posible una declaración de estado de excepción y aplicar medidas de carácter político-represivo".

- Da la sensación de que desde La Moneda se le ha bajado el perfil al conflicto mapuche.

"Es una posición normal de todos los gobiernos. Pero lo que dice es cierto. Hasta no hace mucho tiempo el ministro del Interior decía que esto no se podía calificar como conducta terrorista. En el último tiempo el Estado se ha hecho parte invocando la ley antiterrorista. Hay un cambio atrasado frente a la realidad".

Partidario de la alternancia

- ¿Qué comentario le merece el momento que vive el país?

"Estoy tremendamente alarmado, porque cuando se empiezan a judicializar las problemas políticos eso es una señal tremendamente alarmante. Muchas veces se ha demostrado que conlleva, a corto o a mediano plazo, la derrota de la coalición gobernante".

- ¿Eso es bueno o malo?

"Soy partidario de la alternancia en el poder. Creo que oxigena a los regímenes y a las políticas y a los países".

- Parece extraño lo que dice, proviniendo de un hombre de la Concertación...

"Pero creo en la alternancia como respuesta democrática. Creo que los gobiernos que se eternizan hacen muy mal".

- ¿No tendría problema de votar por Lavín?

"De votar tal vez no, porque en la escala valórica estoy muy lejos de lo que piensa Lavín. Seguramente votaré por un candidato de la Concertación. Pero para mí no va a ser una tragedia que la Concertación no siga gobernando".

- ¿Le convendría a la Concertación ser oposición?

"No descarto que sería bueno un cambio fundamental. Es bueno tener otra óptica, de repente es bueno purificarse en la oposición. De repente es bueno la frugalidad como forma de vida".



 


 
 



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