Opinión. Es altamente preocupante, tanto desde el punto de vista económico como social, la mantención de un conflicto que no muestra señales de avanzar hacia una solución integral y definitiva. Diario El Sur, 13 de febrero de 2001

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martes 13 de febrero de 2001
Movilizaciones indígenas
- Es altamente preocupante, tanto desde el punto de vista económico como social, la mantención de un conflicto que no muestra señales de avanzar hacia una solución integral y definitiva.
Lo anterior es especialmente grave si se piensa que precisamente el mayor problema de los sectores mapuches es la pobreza, la falta de recursos para trabajar y la baja productividad de las tierras. Cualquier fórmula de solución pasa necesariamente por hacer posible que los indígenas sean capaces de producir, ya se trate de predios agrícolas, ganaderos o forestales; ya que su integración a la vida económica es la base de su propia sustentabilidad. Ello también implica que paralelamente deben obtener apoyo en materia educativa, en salud y vivienda, así como otros beneficios sociales; pero la tarea fundamental es erradicar la extrema pobreza, que es la fuente del subdesarrollo y de su dificultad para integrarse al resto de la sociedad. Para ello requieren de la ayuda del Estado, ya sea a través de la Conadi, del Indap o de otros organismos.
Pero de muy poco valdrá tal contribución estatal si las
tierras propias o a las que accedan en el futuro están fuertemente
depreciadas y por lo mismo al margen de la vida económica y de la
posibilidad de la obtención de créditos o del acceso a capitales,
equipamientos, semillas y otros insumos propios de la actividad productiva.
De ahí, entonces, que sea indispensable que en esas zonas se garantice
el estado de derecho y se respete íntegramente el ordenamiento jurídico,
ya que sólo restableciendo la paz social y la seguridad pública
será posible el desarrollo económico. Así, las tierras
adquirirán su verdadero valor y tanto los mismos propietarios mapuches
como el resto de los agricultores y empresarios forestales podrán
producir los bienes que permitirán su progreso y desarrollo. Esta
es la tarea de las instituciones del Estado, las que prioritariamente deben
velar porque en esas zonas conflictivas regrese el clima pacífico
que hace posible el trabajo productivo y que todos tengan acceso al apoyo
que los organismos especializados pueden otorgar para lograr una verdadera
mejoría en la calidad de vida de los mismos indígenas.
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