Las crónicas de la primeras misiones recogidas por el historiador Noggler grafican que los araucanos profesaban sus propia religión y adoraban diferentes divinidades. No obstante, los capuchinos supieron respetar sus costumbres y tradiciones. Tal como lo demostró el último Huatripanto, la celebración del año nuevo mapuche, los religiosos en esta región han seguido las recomendaciones enfatizadas tras el Concilio Vaticano II, procurando vivir la inculturación del evangelio. Frente a las contingencias del presente como del futuro la postura misional de Sixto Parzinger es la misma: "Seguir acompañando, abriendo lazos para que la gente los quiera. Es necesario abrir el corazón para los mapuches, aceptarlos como hermanos y tener comprensión con sus demandas". El Mercurio, 23 de septiembre de 2001
EVANGELIZACIÓN.- Cien años celebran en Chile las Hermanas de la Santa Cruz. |
SOCIEDAD.
MISIÓN EN LA ARAUCANÍA
Abrir el
corazón para los mapuches
Maite Armendáriz Azcárate
Maite Armendáriz Azcárate
Con el conflicto histórico entre las fuerzas araucanas y chilenas él no "engancha". Su poder es la oración que alimenta su empeño hacia la reconstrucción del seminario en San José de la Mariquina: "Sí, es verdad, hemos trabajado duro, contamos con 71 sacerdotes y estamos en un buen pie para convertirnos en Diócesis", afirma con orgullo Sixto Parzinger, desde 1978 máxima autoridad eclesial en esta zona sureña. Para los próximos meses esperan la confirmación del Vaticano: esta tierra de misiones dejará de ser Vicariato Apostólico. Alcanzará al rango de Diócesis, quedando a la par con otras tantas del país. No obstante, el crecimiento tiene sus costos. Ya no recibirán aportes especiales de la Santa Sede. Los mismos feligreses "deberán ponerse"... como afirma este religioso alemán de tomo y lomo.
Sixto Parzinger nació en 1931 en el Tirol austríaco, ingresó a la Orden Capuchina en Baviera, Alemania, en 1954. Como misionero llegó a Chile en 1965. El obispo titular de Gaguari y vicario apostólico de Araucanía ama esta tierra, asegura, y "su primera labor es acompañar en sus más íntimas necesidades a sus habitantes". Son más de 400 mil repartidos en 18.630 km2. Entre las 30 parroquias y 500 capillas a su cargo se encuentra la catedral de Villarrica, Boroa, Curarrehue, Cunco, Cherquenco, Freire, Gorbea, Vilcún, Lanco, Loncoche, Máfil, Panguipulli, Pucón, Puerto Saavedra, Toltén, Ultracautín y Santa Cruz de Isla de Pascua.
Pero, sin duda, de todas ellas San José de la Mariquina es especial para el obispo. En esta tranquila ciudad rural ubicada a 80 kilómetros de su casa en Villarrica su antecesor fundó en mayo de 1925 el Seminario Mayor y Menor, para formar a los sacerdotes de todo el sur de Chile. Desde Temuco a Punta Arenas acuden los jóvenes aspirantes a cursar el propedéutico, algo así como un bachillerato, luego los cursos de filosofía, para después graduarse en teología. No obstante, la casa de madera que los albergaba fue consumida por un incendio en junio de 1994. Los seminaristas debieron trasladarse a un convento ubicado en las inmediaciones.
Afanado en la reconstrucción
El vicario confía en volver a reunir a todos los seminaristas en un solo complejo. "El nuevo seminario será construido a una cuadra del anterior". Desde hace 10 años el obispo Parzinger trabaja en el proyecto de reconstrucción.
Siguiendo los pasos de sus fundadores, para recaudar fondos el obispo Parzinger traspasa las fronteras. En julio pasado visitó varias diócesis alemanas como Colonia y Rotenburk "pero nadie esperanzó nada". Por ahora se empeña en constituir una fundación cultural, "con el fin de poder recibir con mayor facilidad donaciones de particulares y empresas chilenas que se interesen en el proyecto.
El actual rector del seminario de San José de la Mariquina es el doctor en Teología René Rebolledo. "Ya casi todos los formadores son chilenos", asegura el religioso alemán.
Los primeros en llegar...
"Cuatrocientos años de misión entre los araucanos", extenso libro escrito por el capuchino Albert Noggler, recuerda que el propio Pedro de Valdivia ya había pedido misioneros, tal como se desprende de una carta del príncipe Felipe de España. El primer mártir fue nada menos que uno de los capellanes venidos con Diego de Almagro. El mercedario Antonio Rondón encontró la muerte al pie del altar durante una misa. Durante el asedio a Villarrica varios misioneros abandonados a su suerte murieron de hambre. De 20 religiosas que vivían en la casa de las Isabelas en Osorno, siete murieron durante el sitio. Una de ellas, sor Georgina de Gregoria Ramírez, fue raptada en un asalto, no obstante uno de los indios llamado Huentemu la respetó y ayudó a escapar. Terminó sus días al servicio de las religiosas.
A partir del 1600, después del levantamiento, la misión estaba a cargo de los jesuitas. Incansables para bautizar y propagar la Fe, por lo que su expulsión en 1767 dejó un gran vacío en la Araucanía. Asumieron entonces los franciscanos que desde el principio habían desarrollado una labor pastoral con los mercedarios. El obispo Parzinger recuerda que como la mayoría de los religiosos eran españoles, "y su lema era servir a Dios mediante el Rey, no sólo se toparon con la indiferencia o la franca persecución del araucano, sino que tampoco encontraron aceptación frente a quienes defendían los afanes patrióticos de libertad e independencia". Varios misioneros fueron asesinados y otros se retiraron exhaustos. Por cerca de 40 años esa zona de asentamiento misional que comprendía entre San José de la Mariquina y Valdivia quedó sin sacerdotes. Hasta que el mismo presidente Bulnes pidió la venida de un grupo de capuchinos italianos. Fray Angel Vigilio, el primer superior de la Orden en Chile, venía entre aquel grupo pionero. Fue el primero de su raza en aventurarse a cruzar desde Concepción hasta la desembocadura del río Cautín. Iniciaron su labor cuatro décadas antes de la ocupación o pacificación de la Araucanía (1861-1882). Después del último levantamiento, cuando los frailes italianos ya estaban viejos y los territorios eran muy extensos, la Iglesia sureña se renovó con la llegada de los capuchinos alemanes. Unos y otros se toparon con las mismas grandes dificultades.
Tuvieron que enfrentarse con la frialdad del recibimiento, asegura monseñor Parzinger y agrega. "El araucano posee mucha voluntad de libertad, pero también es muy desconfiado, sobre todo del blanco porque lo había tratado mal. Asociaban a los misioneros con ellos. Sabían que nada más llegaba una misión, seguidamente venían los soldados españoles.
Perseverancia en la educación
El padre Alday escribe a Ambrosio O' Higgins "...nosotros hemos conquistado estas tierras con nuestro trabajo y nuestra constancia. Porque los españoles nos abandonaron". El actual Vicario de la Araucanía agrega: "La ruta hacia el sur se hizo con la misión. Primero se instalaba la estación parroquial y después el gobierno local. Su característica era ganarse el corazón de esta gente para después con el mensaje del evangelio conquistar para la fe cristiana". Pese a tantos años de guerra y persecución, en algunas partes recibieron al misionero y le cedieron terreno para construir escuelas. "Ello ayudó a que ese pueblo no se extinguiera. Alrededor de estas escuelas, iglesias y dependencias desarrollaron sus comunidades. Hoy como ayer están y reclaman su lugar". Para Sixto Parzinger la primera forma concreta de pacificación se dio cuando el mapuche confió el cuidado de sus hijos en los internados que fundaron los misioneros. Hoy el Vicariato mantiene 150 escuelas, entre las que se encuentran 40 internados.
Las crónicas de la primeras misiones recogidas por el historiador Noggler grafican que los araucanos profesaban sus propia religión y adoraban diferentes divinidades. No obstante, los capuchinos supieron respetar sus costumbres y tradiciones. Tal como lo demostró el último Huatripanto, la celebración del año nuevo mapuche, los religiosos en esta región han seguido las recomendaciones enfatizadas tras el Concilio Vaticano II, procurando vivir la inculturación del evangelio.
Frente a las contingencias del presente como del futuro su postura misional es la misma: "Seguir acompañando, abriendo lazos para que la gente los quiera. Es necesario abrir el corazón para los mapuches, aceptarlos como hermanos y tener comprensión con sus demandas". Reconoce que no son muy diplomáticos. "No obstante, entre las ya varias generaciones de mapuches destacan médicos, abogados, religiosas y una veintena de sacerdotes. Gran parte gracias a que la Iglesia les ha brindado educación". El primer capuchino fue Pascual Alcapán, de Panguipulli, quien se ordenó el año 56. En la actualidad hay siete.
Para la paz de la nación
Entre este recio grupo de alemanes que asentaron las bases del Vicariato de la Araucanía, de gran importancia para Chile, aparte de monseñor Sixto Parzinger tres han sido nombrados obispos: monseñor Guido Beck de Ramberga, cuya prioridad fue fundar el seminario mayor San Fidel, para que los sacerdotes salidos del mismo pueblo evangelizaran a sus hermanos en su propia lengua. Su sucesor como cabeza del Vicariato, monseñor Guillermo Hartl, también hombre de gran talante, hoy en proceso de beatificación, y monseñor Francisco Valdés Subercaseaux, que luego de realizar sus estudios en Alemania fue el primer capuchino chileno, nombrado primer obispo de Osorno, también en proceso de beatificación y muy querido en la zona.
"La estabilidad del pueblo mapuche siempre ha sido fundamental para la paz de la nación", concluye monseñor Sixto Parzinger. No corrieron igual suerte los del lado argentino que vivieron en forma mucho más itinerante. Una civilización como la chilena no puede convivir con un pueblo inestable y guerrero". Está convencido: "Los capuchinos amaron sin reserva a esta raza. El fray Félix José Kathan de Augusta, médico de profesión, investigó tan a fondo la lengua araucana que realizó la primera gramática del mapudungo. Conocida es la obra "El Galeno Andino", escrita por el español capuchino Bienvenido Estrella que revela las propiedades de las yerbas naturales, varias de las cuales le fueron develadas por las mismas machis. "Muchos frailes incluso renunciaron a su identidad cambiando sus apellidos alemanes a mapuches para acercarse a esta comunidad".
Los frailes de la capucha se las traen, pues junto al rosario que les cuelga saben empuñar el serrucho y el martillo, construir templos y sanar heridas, enseñar las letras y también el manejo de las agujas. Todo sirve para bordar una esperanza eterna en la finura del alma humana por más chúcara que ésta sea.
Para nunca más volver
Las Hermanas Maestras de la Santa Cruz de Suiza celebran 100 desde su llegada a Río Bueno. Como parte de las 180 religiosas de diferentes órdenes que en la actualidad atienden escuelas, jardines, hospitales y hogares, su obra forma parte de la histórica misión desarrollada al servicio de la educación y la evangelización de los mapuches.
En la casa madre de Temuco se encuentran las religiosas mayores de esta orden femenina traída a Chile por el primer prefecto apostólico de La Araucanía, padre Bucardus Englert. Navegaron por el Estrecho de Magallanes a Corral y desde allí continuaron viaje hasta Río Bueno, donde se dedicaron a atender a las niñas del lugar. En 1937 fundan la escuela normal, que luego se trasladó a Loncoche y más tarde se convertiría en sede de la Universidad Católica de Chile.
La hermana Berchmans Wagner acaba de cumplir 90 años. Llegó como misionera de la Santa Cruz cuando sólo tenía 16. Era hija única. Al alejarse de su tierra sabía que era para siempre. Así era la suerte que debían enfrentar los primeros misioneros. Pero al año siguiente de su arribo, viajó a verla su papá, recriminado por sus parientes que le habían amonestado: "¿Cómo dejas venir a esos parajes a tu única hija?". - Vine aquí para quedarme, le afirmó a su padre cuando lo fue a dejar al tren. Reconoce sin embargo que corrió a llorar y a reconfortarse a la capilla de su convento. "La segunda despedida había sido más cruel que cuando venía en el barco con la ilusión y el ímpetu de la misión". Ya había experimentado el frío, el hambre y la incomprensión de un pueblo que no pocas veces les ha hecho la desconocida a estos pastores. "Pero esa muchacha como tantos jóvenes dijo sí a Dios, afirma monseñor Sixto Parzinger. Ayudaron a dar nueva vida que Dios quiere para su adoración".
Antecedentes del Vicariato de la Araucanía
en Internet.
http://www.iglesia.cl/arauco/
Penetración de la Fe entre
los Mapuches
http://www.capuchinos.cl/EvgMapCh2.htm
150 Años de los Capuchinos
en Chile
http://www.angelfire.com/or/CapuchinosChile/
espiritu150.html
Provincias Eclesiásticas de
Chile
http://www.cechnet.cl/web/obispos/obispos_diocesis.html