Por C. Abello y F. Alvarez.
Caminando tranquilamente
por la plaza Acevedo de Concepción, con una
pistola Taurus nueve milímetros y 63 balas en
su poder fue detenido Héctor Llaitul Carillanca,
sindicado como el segundo hombre de la Coordinadora
Arauco Malleco. A las 13 horas de ayer, un simple control
policial de rutina realizado por detectives de la Brigada
Investigadora de Robos acabó con la libertad
del emblemático dirigente mapuche, quien llevaba
más de dos años prófugo de la
justicia.
Desde 2000, Llaitul alternaba
su vida entre la cárcel y la clandestinidad.
“Se detectó a
un sujeto con características físicas
de alguien prófugo de la justicia.
Se controló la
identidad y no portaba documentos.
En el registro de sus
vestimentas se le encontró el arma y por eso
fue trasladado al cuartel, donde se estabeció que
era Héctor Llaitul”, dijo el jefe(s) de
la Octava Región Policial, subprefecto Marcos
Vásquez Meza.
No opuso resistencia
y ayer fue puesto a disposición del fiscal regional
(s), Julio Contardo Escobar. Se decidió ponerlo
hoy a disposición del juzgado de Garantía
para controlar su detención.
“Aún debemos
establecer si el arma que portaba tenía o no
encargo por robo, si estaba inscrita.
Ya se despacharon los
peritajes al arma respecto de su procedencia y si está en
condiciones de ser utilizada, ya que eso es lo que
determina el ilícito frente al cual estamos”,
explicó.
Tras esa audiencia, será trasladado
a Nueva Imperial, ya que ésa es la orden de
detención más reciente que tiene (ver
recuadro). Lo más importante es ponerlo a la
brevedad a disposición de los tribunales, por
la naturaleza de los delitos que se le imputan, dijo. “En
Nueva Imperial es requerido por los delitos de incendio,
porte de arma de fuego y receptación”.
Llaitul quedó detenido
en el cuartel de la Policía de Investigaciones.
El fiscal señaló que desconocen por qué el
dirigente estaba en Concepción y si se planeaba
algún atentado en la zona.
“Eso es información
que no manejamos por el momento, pero es materia de
investigación.
El Ministerio Público
tiene una investigación troncal en la fiscalía
de Cañete y con la detención del imputado “se
van a abrir nuevas indagaciones”.
Ordenes de detención
Cuatro órdenes
de detención pendientes son las que tiene Héctor
Llaitul. La primera es del juzgado de Garantía
de Nueva Imperial, por la quema de máquinas
forestales en el fundo Las Praderas, de Forestal Mininco,
el 25 de diciembre de 2006, en Cholchol, región
de la Araucanía. El fuego consumió por
completo una torre de madera montada sobre un camión
y un trineumático (máquina para acopio
de rollizos), propiedad de Forestal Los Laureles que
le presta servicios a Mininco. Las pérdidas
fueron avaluadas en US$ 230 mil ($120 millones).
Se le acusa de incendio,
porte ilegal de arma de fuego y receptación.
También es requerido
por la Corte de Apelaciones de Concepción, tribunal
que lo condenó a 541 días de cárcel
por infracción a la Ley de Seguridad Interior
del Estado, por uno de los atentados incendiarios de
la hacienda Lleu Lleu.
También tiene
otra orden de detención emitida por la Fiscalía
Militar de Lebu, tribunal que lo condenó por
maltrato de obra a carabinero.
La cuarta aprehensión
pendiente es del Juzgado de Letras de Cañete,
tribunal donde se le investigó por homicidio
frustrado, tras el ataque incendiario a dos camiones
forestales, 15 de abril de 2002, hecho en el cual uno
de los conductores, Antonio Boisier Cruces (53), perdió un
ojo.
¿Vínculos
con Fpmr?
Uno de los aspectos
más llamativos de Héctor Javier Llaitul
Carillanca es el presunto vínculo que le ligan
con el Frente Patriótico Manuel Rodríguez
(Fpmr).
De ahí su apodo
de “Comandante Héctor” y el interés
mediático que su figura causó en los
tiempos más álgidos del conflicto mapuche
en las regiones del Biobío y Araucanía,
principalmente.
Este fundador de la Coordinadora
Arauco - Mallleco (CAM) es oriundo de Tirúa
y asistente social (estudió en Concepción).
Es sindicado por la policía
como el jefe operativo de la entidad mapuche radicalizada,
que busca la restitución de tierras ancestrales
mediante la vía violenta.
Físicamente resaltaba
su contextura gruesa, pero atlética, la que
perdió con el paso de los años. De hecho,
ayer quedó en evidencia un sobrepeso y una apariencia
más avejentada para los poco más de 40
años que tiene.
Ha estado detenido en
varias oportunidades por causas relacionadas con incendios
o porte ilegal de armas de fuego.
En una de sus detenciones
y desde la cárcel de Lebu, negó cualquier
vínculo con la CAM o con el Fpmr, en una de
las pocas entrevistas concedidas a un medio de comunicación,
a comienzos de esta década.
26 comuneros fueron detenidos
en Cañete
A la misma hora en que
Llaitul era detenido, Carabineros de la Tercera Comisaría
de Cañete detuvieron a 26 comuneros mapuches
de la comunidad Caupolicán.
Los indígenas
fueron detenidos en la parcela 15, propiedad del fallecido
empresario Carlos Campos Valenzuela, en la localidad
de Reputo, comuna de Cañete, donde fueron sorprendidos
talando árboles.
En el procedimiento policial,
se les incautaron 14 hachas, cuatro motosierras, herramientas
y boleadoras.
Los 26 comuneros fueron
trasladados al cuartel policial donde en horas de la
tarde el fiscal Mario Elgueta Salinas decidió que
seis mujeres quedaran libres y citadas a la fiscalía
porque no fueron sorprendidas participando en los desórdenes.
Los otros 20 hombres serán formalizados hoy
por daños a la propiedad privada y usurpación
de terrenos.
Entre los detenidos está Patricio
Cona, sindicado como uno de los nuevos dirigentes del
movimiento mapuche en el sector Lleu Lleu.
La semana pasada, se
registraron dos incidentes en el sector de Tirúa,
donde brigadistas y trabajadores forestales fueron
amenazados por desconocidos.
Llamó a su esposa
Tras ser detenido, Héctor
Llaitul se vio apesumbrado, pero siempre manteniendo
su altivez.
Una vez en el cuartel
de la Policía de Investigaciones de Concepción,
donde quedó detenido hasta la audiencia de hoy,
recibió la comida que se le brindó, pero
no quiso prestar declaración ante el fiscal
Julio Contardo.
Sólo pidió saber
qué se le imputaba, y de qué tribunales
eran las órdenes de aprehensión en su
contra (ver nota aparte). Además preguntó hacia
dónde lo iban a enviar.
Luego de eso mantuvo
su silencio. El único llamado telefónico
que efectuó lo hizo a su esposa.