Las inusuales características climáticas de los años últimos parecen haber afectado el normal desarrollo de especies arbóreas en la ciudad. Un grupo de especialistas analiza la mortandad de coihues, mientras que los vecinos comprueban en jardines propios y ajenos algunas características inusuales en los follajes de los árboles. Preocupan especialmente los arrayanes y maitenes. Diario Rio Negro, 12 de noviembre de 2000

 



Sábado 11 de noviembre de 2000
Vegetación autóctona sufre las consecuencias de los cambios climáticos
 

Las inusuales características climáticas de los años últimos parecen haber afectado el normal desarrollo de especies arbóreas en la ciudad. Un grupo de especialistas analiza la mortandad de coihues, mientras que los vecinos comprueban en jardines propios y ajenos algunas características inusuales en los follajes de los árboles. Preocupan especialmente los arrayanes y maitenes.
 

SAN CARLOS DE BARILOCHE (AB).- Basta recorrer la ruta 258 hacia El Bolsón para comprobar que la sequía de los últimos dos años afectó notablemente a la vegetación autóctona de la zona.
Al menos ésa es una de las hipótesis sobre la que trabaja un grupo interdisciplinario que estudia específicamente la mortandad de coihues (Nothofagus dombeyi).
Sin embargo, cada vez más residentes comprueban que otras especies autóctonas están perdiendo el saludable color verde de sus follajes. Tal es el caso de arrayanes y maitenes que parecen estar sufriendo los embates del clima. Pero los cambios no merecen aún la atención de los expertos que aparentemente desestiman su importancia ante la mención de las observaciones.
El grupo encargado de esclarecer las causas de la mortandad de coihues está integrado por los doctores en Biología Thomas Kitzberger y Luciana Ghermandi, de Ecotono dependiente de la Universidad Nacional del Comahue, el ingeniero agrónomo Donald Bran de Inta, Anahí Pérez de la delegación técnica regional de Parques Nacionales y la estudiante avanzada María Laura Suárez quien basa su tesis de licenciatura en el tema.
En febrero de este año las instituciones firmaron un convenio para estudiar "la mortandad masiva de coihues" en una amplia área del PN Nahuel Huapi intentando establecer las causas de la pérdida de ejemplares.
En este sentido, y sin descartar a priori ninguna hipótesis, trabajan principalmente en el estudio de los efectos producidos por la sequía de 1998 y 1999 en los bosques de esta especie.
La lluvia, que en la zona humedece el suelo principalmente en invierno, recarga "los acuíferos" o napas de reserva de las que se nutren los árboles a través de sus raíces. Ante la disminución de estas reservas el coihue extiende sus raíces pero con un alcance limitado.
Como el coihue puede alcanzar una altura de hasta 40 metros necesita de un flujo continuo y potente de humedad para transportarla desde las raíces hasta las hojas que son las que producen la fotosíntesis. "El déficit de agua produce "cavitación" o interrupción de esa corriente de agua (similar a la embolia en los animales cuando una burbuja de aire interrumpe la circulación en su sistema circulatorio)", explicó Ghermandi.
Cuando esto ocurre "puede morir una parte o el árbol completo y han pasado las dos cosas. A fines del año pasado comprobamos que existía una biomasa muerta muy grande" fenómeno que tiene importancia intrínseca y adquiere especial significación cuando se considera su combustibilidad.
El análisis de la contingencia es analizado por el equipo de profesionales en un aspecto amplio y, en otra etapa, a nivel de población e incluso individual. Los primeros resultados están ilustrados en una imagen satelital que demuestra, en colores contrastantes con el verde de la población arbórea sana, la notable extensión de bosque afectado. Desde el rojo al amarillo, la variedad de tonos cromáticos depende de "la mayor o menor afectación visualizada por guardaparques en los distintos sitios". Teniendo en cuenta que el mapa fue elaborado con cuadrículas que representan un área de 2x2 kilómetros, posteriormente será necesario un "muestreo de campo para lograr mayor precisión. A partir de esto intentamos encontrar patrones determinantes teniendo en cuenta relieve, cercanía con cursos de agua, pendientes y exposición que pueden ser variables de peso", resumió Ghermandi.
Para analizar antecedentes históricos similares debieron recurrir a la memoria de antiguos pobladores que dicen no recordar un fenómeno similar. Según datos recogidos por Suárez, existen antecedentes climatológicos similares entre 1956 y 1962, 1942-43 y 1912-13 pero sin mortandad de coihues. Aún no fueron determinados los umbrales de afectación.
Las evidencias comenzaron a llamar la atención de los expertos el año pasado en la zona del lago Gutiérrez. Actualmente la vera de la Ruta 258 atrae la mirada del viajero que no puede dejar de lamentar la presencia de numerosos árboles muertos.

Plan de manejo del Parque

En 1986 fue elaborado el Plan de manejo del PNNH que destaca la existencia de muestras valiosas de tipos de vegetación característicos de la zona andino templada húmeda como el bosque valdiviano, el bosque de arrayán y el bosque y formaciones abiertas dominadas por el ciprés que permiten el desarrollo de estudios particulares.
"La continuidad espacial de estas comunidades implica también la generación de ambientes y condiciones propicios para la conservación de especies faunísticas cuya persistencia es amenazada por la expansión de diversas actividades humanas en un entorno sujeto a un marcado crecimiento", sostiene Ghermandi.
Los bosques húmedos con características valdivianas son dominados por el coihue.
Ocupan áreas restringidas en los fondos de algunos valles occidentales de altitud relativamente baja y precipitación muy abundante, superior a los 2.500 mm anuales.
No hay en Argentina bosques con estas características, de una extensión comparable a los existentes en la zona de Puerto Blest y lago Frías, sostiene.
En cuanto al bosque de arrayán, aprecia que pese a la distribución bastante extendida de la especie, tienen especial valor los densos bosques que se encuentran en la península de Quetrihue y en el norte de la Isla Victoria.

Una lucha sin distinciones

Una recorrida por la ciudad permite visualizar cambios en el follaje de arrayanes y maitenes cuyo característico verdor está salpicado del amarronado color propio de la sequía. Anahí Pérez, ingeniera forestal de la delegación técnica de PN, dijo no poseer información sobre una sequía en particular de arrayanes aunque evaluó que podría deberse al estrés generado por las escasas precipitaciones de años anteriores.
Guillermo Giordana, responsable del área Parques y Jardines del municipio reconoció la mortandad de ejemplares de pino oregón y coihues así como flora nativa, hecho que podría deberse a las "sequías prolongadas de los últimos tres o cuatro años". Sin embargo, consideró que son "procesos cíclicos" que cada tanto afectan a la vegetación. El arrayán, dijo, "requiere condiciones similares a las del coihue y el hecho de ser colocado en un hábitat que no es propio (como un jardín) puede no ser lo más conveniente". Expresó haber constatado "la misma deficiencia hídrica en frutales y plantas" que también necesitan humedad ambiente.
La sequedad detectada en maitenes es "normal" para Giordana teniendo en cuenta que es una especie muy sensible al viento. "La construcción de edificios crea corrientes de vientos fuertes que producen una grave deshidratación", consideró. Otro aspecto a tener en cuenta "pero que no está comprobado en este caso, sí en los animales, es la irradiación de rayos ultravioleta. Algunas plantas en las huertas evidencian síntomas de necrosis por efecto de la insolación", sostuvo.
Mientras preparaba su espacio en la muestra de la Sociedad de Horticultura local, Nelly Frey de Neumeyer señaló al respecto que "el maitén sufre siempre y el arrayán sufrió las heladas tardías que lo afectaron en un momento inoportuno para la planta". Como las personas "las plantas tienen relación entre ellas. En El Foyel está todo pelado alrededor de los árboles y cuando se interrumpen esas relaciones, sufren y dejan de crecer", sostuvo.
Para Ana María Pérez, presidenta de la Sociedad, la última nevada trajo aparejado un fortalecimiento de las plantas de jardín y césped. Por otra parte, informó que el propietario de un vivero del kilómetro 6 perdió 18 árboles exóticos con la sequía. En cuanto a la flora autóctona opinó que "se regenera, siempre y cuando se mantengan los renovales. Cuando hacemos carreras de motos y rally perdemos un montón de especies por destrucción de renovales. Las autoridades deberían organizarse en conjunto para el mantenimiento de los bosques", consideró. (AB)

Ordenan no talar los bosques de El Foyel

SAN CARLOS DE BARILOCHE (DyN).- La justicia hizo lugar a la presentación efectuada por la entidad ecologista "Comunidad del Limay" y le ordenó a la provincia de Río Negro paralizar los trabajos de tala forestal que el gobierno había autorizado para que realizara el corte de 4.200 hectáreas de bosque nativo en el paraje El Foyel.
La resolución judicial, emitida en el día de ayer, tuvo en cuenta que ese emprendimiento podría causar un "daño ecológico irreparable", según consideró la Cámara del Crimen de esta ciudad.
Al hacer lugar al amparo, los magistrados entendieron que no se respetaron normas de procedimiento que incluyen la realización de una audiencia pública que convoque a "todos los sectores interesados en la preservación de los valores ambientales", cuando se pretende realizar este tipo de proyectos.
La medida cautelar destaca las presentaciones contrarias al proyecto efectuadas por el Departamento de Ecología de la Universidad del Comahue, Greenpeace y la Sociedad Naturalista Andino-Patagónica.
Con una docena de firmas, el pasado 24 de octubre, la "Comunidad del Limay" interpuso el recurso cautelar contra el megaproyecto forestal. También el informe del Servicio Forestal Andino -suscripto por el ingeniero forestal Carlos Biaus- quien manifestó "su parecer adverso al proyecto" que pretende llevar a cabo la empresa El Foyel S.A.
El fallo -firmado por los jueces César Lanfranchi, Miguel Lara y Alejandro Ramos Mejía- en primer lugar reconoció a la Comunidad del Limay el derecho a defender, en nombre de los posibles afectados, los denominados "intereses difusos", como en este caso es la preservación del medio ambiente nativo.
Los jueces destacaron en la resolución los argumentos científicos presentados por los expertos, quienes señalaron ante la justicia que el proyecto forestal atenta contra la ecología de esa región cordillerana ubicada 70 kilómetros al sur de Bariloche.
Los jueces -tras evaluar "los efectos negativos" de talar el bosque actual y luego reforestar con pinos dijeron que "en el caso aparece con claridad que, de no tomarse una resolución cautelar en forma inmediata, la continuación de la tala del bosque nativo, a la par del intento de forestación con especies exóticas, se podría producir un daño ecológico y ambiental de características irreparables".



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