El Siglo Digital No 246 - Año 2003
Julio Chehuín, werkén mapuche
"El gobierno nos ha faltado el respeto"
Kolectivo Lientur

"La ocupación del municipio no es antojadiza. Obedece al cansancio y a nuestra negativa de seguir aceptando que el gobierno nos falte el respeto como pueblo". Con estas palabras, el joven vocero lafkenche Julio Chehuín, presidente del Consejo de Werkenes de Puerto Saavedra, recibió a los corresponsales de Kolectivo Lientur que acudieron hasta la zona costera a constatar la toma indefinida de la municipalidad de dicha comuna, en donde participan más de 200 comuneros mapuches, entre ancianos, mujeres, jóvenes y niños. La ocupación se originó tras regresar una masiva delegación lafkenche de un fallido intento por reunirse con Ricardo Lagos en La Moneda. Viajaron desde sus comunidades cerca de 200 delegados, lonkos, werkenes y comuneros de Isla Huapi, supuestos beneficiarios todos de la publicitada Area de Desarrollo Indígena (ADI) del Lago Budi. En la capital, el Presidente no tuvo el tiempo ni la disposición para recibirlos. Debieron conformarse con el ministro de Mideplan, Andrés Palma, quien incluso llegó a ironizar respecto de la capacidad de movilización de sus visitantes. "Nos sentimos humillados", recuerda Chehuín. Por ello, y tras regresar a la costa de la Novena Región, decidieron pasar directamente de los buses a tomarse las oficinas de la municipalidad de Puerto Saavedra. Pero no sólo eso. No conformes con copar de mapuches las dependencias de un municipio generalmente al servicio de la minoría blanca y chilena (17%), las comunidades se dieron el lujo de nombrar aquel mismo día -y tras una votación a mano alzada- un "alcalde provisorio" tras la ausencia de la zona del edil oficial, Domingo Ñancupil (PPD), "un mapuche de apellido, pero que se comporta la mayoría de las veces como chileno". Así, sin más, Puerto Saavedra amaneció con un nuevo alcalde, lo que causaría la indignación de las autoridades de gobierno, quienes vieron impotentes por los noticieros como una "turba" de mapuches tomaba las riendas del poder comunal, despreciando el Estado de Derecho.

"Se trató de una elección sólo simbólica, pero de un gran contenido político", señala Chehuín. "Fue una forma de decirle al gobierno que nosotros como mapuches, como población mayoritaria que somos en esta comuna, tenemos la capacidad para elegir por nosotros mismos a nuestros representantes y no bajo sus normas o reglamentos. No se trató de una disputa de poder con el peñi alcalde, como lo planteó mal intencionadamente parte de la prensa regional y nacional. Es cierto que ahora existe una molestia con la forma en que ha ejercido su cargo, un poco alejado del sentir de las comunidades, pero lo que hicimos fue sólo para desafiar a las autoridades centrales y presionar por el cumplimiento de nuestras demandas", enfatiza Chehuín, precisamente el dirigente lafkenche en quien recaería dicho inusual nombramiento alcaldicio.

"Acá en la zona del Budi tenemos muchos problemas con el Programa Orígenes, con la flojera de sus funcionarios que no han podido implementar los proyectos ni asignar los recursos necesarios, pero nuestra lucha sobrepasa este aspecto económico. Aquí lo que estamos poniendo en cuestión no es sólo la entrega o no de los recursos, que por lo demás nos corresponden como parte de la deuda histórica que tiene el Estado, sino además un tipo de estrategia elaborada por las autoridades para intervenir y desarticular a nuestro pueblo. La zona de Puerto Saavedra debe ser una de las mayormente intervenidas por el indigenismo de Estado y ésa es una lucha que nosotros debemos dar a diario. Acá el problema nuestro no son las forestales o los latifundistas. Es principalmente el Estado y sus organismos de intervención. Contra ellos nos levantamos, ya que no vamos a aceptar como lafkenches que se nos trate de manejar o que se nos falte el respeto". Consecuente con su línea de "no negociar ni actuar bajo presión", a poco de producirse la toma del municipio, el ministro de Interior (s), Jorge Correa Sutil, se apresuró a afirmar en Temuco que el Presidente de la República no acudiría hasta Puerto Saavedra, debido a la forma "hostil" en que la invitación habría sido formulada por las comunidades. Para el hombre encargado de la seguridad ciudadana en el gobierno, la toma de un municipio constituía un hecho impresentable, toda vez que es en definitiva el Estado de Derecho el principal perjudicado con este tipo de acciones "violentas". Sin embargo, la posición asumida más tarde por el alcalde Ñancupil, en orden a no exigir el desalojo policial de las dependencias estatales, hizo a Correa Sutil cambiar el tono de sus declaraciones, aun cuando la negativa a responder las legítimas demandas del movimiento se mantienen inalterables. Para Chehuín, la posición asumida por las autoridades del gobierno central no parecieran sorprenderlo demasiado. "Nosotros sabemos que no existe hoy diferencia entre la derecha y la Concertación. Ellos hablan de un nuevo trato con nuestra gente, pero eso no existe en los hechos. Que el gobierno no nos quiera escuchar no es novedad".


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