Cuando los romanos y después todos los imperios europeos, invaden el planeta  dejando un cruel rastro de sangre, destruyen a su paso todas las formas que  el resto de los pueblos tenían para explicarse el universo, relacionarse con  la naturaleza y con otros seres humanos, en su lugar sobreponen la religión judeo cristiana. Para conseguir el dominio pleno de los pueblos fue necesario realizar algunas adaptaciones a la propia religión cristiana y, como los pueblos de la antigüedad conmemoraban el nacimiento del sol, del  fuego nuevo, el nacimiento de dios, entre el 20 y 25 de diciembre, los opresores aprovecharon la ocasión para ajustar los calendarios, acomodar en  el primer segundo del 25 de diciembre la natividad y con ello hacer más fácil el control de los oprimidos. Los habitantes originarios de esta parte de la tierra hemos heredado de nuestros antepasados la costumbre de conmemorar el nacimiento del nuevo sol del 23 al 24 de Junio de cada año, que es cuando realmente en este continente muere el viejo sol y nace el nuevo. La creencia que motiva esta fecha es la misma que en la antigua europa, cada uno con sus matices, solo que allí corresponde en diciembre y aquí en junio, en lo que hoy se conoce como solsticio de invierno allá y acá. AIPIN, 24 de diciembre de 2003.

 
 AIPIN, Prensa India
"Difundiendo presente y sembrando futuro"
Argentina
Germán Canhúe. Comentario a la siguiente nota publicada con aterioridad
La Pampa, 24 de diciembre de 2003.
 

Fiestas Norteñas y sureñas

España: De los días de poco sol. Carta a mi amiga niña
(Por Víctor Manuel Alejo Plata)

De sobra sabes que no soy creyente en dioses y religiones, y que para mí  esto de la navidad no es más que una estrategia mercantil que mientras enajena a la mayoría de la población les deja a los empresarios gigantescas  ganancias. A pesar de todo o tal vez por eso hoy se me ocurre contarte una  historia que ya alguna vez platicamos.
 
En el hemisferio norte, en cierta época del año, debido al ciclo de traslación de la tierra alrededor del sol y del plano inclinado del eje terrestre, el sol se va haciendo chiquito, el calor que el astro envía disminuye con el alejamiento de la tierra y fríos durísimos nos azotan.

Algunos animales hibernan mientras que otros emigran, las plantas parecen desaparecer y el cambio brusco en el clima provoca que los humanos nos  sintamos un poquito tristes y nos hagan falta los abrazos; es como si la  naturaleza muriera un poco para después nacer nuevamente y madurar hacia la  primavera.
 
En ese período, el sol se va haciendo pequeño poco a poco, como muriendo y hay un día, uno en que la agonía aumenta, el día más corto, el día  de menos  calor, donde la noche invade esta parte del planeta y el frío parece amenazar todas las formas de vida.

Buenos estudiosos del cielo como eran, los humanos de las antiguas culturas, iban midiendo "la lenta muerte del  sol", así que al llegar el día más pequeño bailaban y ofrecían cantos y  sacrificios, alimentaban las hogueras para darle fuerza, para que el astro no muriera, año con año repetían este ritual que se expresó de muchas formas de acuerdo a cada cultura y temían que si alguna vez su sacrificio no fuera  suficiente ya no viviría más el sol.
 
Después de que el sol más pequeño era alimentado con el calor de todos los  hombres y mujeres, empezaba un ciclo nuevo, ahora iría creciendo poco a poco  y con ello los humanos que no sabían nada de solsticios, habían cumplido su  tarea de darle nueva vida a dios, ¡aah! se me olvidaba decirte que el sol  como muchas cosas que no se comprendían era considerado dios.
 
Cuando los romanos y después todos los imperios europeos, invaden el planeta  dejando un cruel rastro de sangre, destruyen a su paso todas las formas que  el resto de los pueblos tenían para explicarse el universo, relacionarse con  la naturaleza y con otros seres humanos, en su lugar sobreponen la religión judeo cristiana.

Para conseguir el dominio pleno de los pueblos fue necesario realizar algunas adaptaciones a la propia religión cristiana y, como los pueblos de la antigüedad conmemoraban el nacimiento del sol, del  fuego nuevo, el nacimiento de dios, entre el 20 y 25 de diciembre, los opresores aprovecharon la ocasión para ajustar los calendarios, acomodar en  el primer segundo del 25 de diciembre la natividad y con ello hacer más  fácil el control de los oprimidos.
 
Desde entonces poco les importa a los poderosos si la humanidad tiene millones de años de existir o si la historia de las civilizaciones se remonta a miles de años atrás, no, a partir de su dominio establecieron que esta era comenzaba con la fecha del nacimiento de cristo, fecha que además es inexacta y los expertos se debaten en calcular si nació tres u ocho años antes de lo que se considera. Situados estamos entonces en el calendario  cristiano.
 
Ahora, en plena época de capitalismo salvaje, la llamada globalización ha pasado por encima de las identidades nacionales y la cultura local se ha venido perdiendo en aras del progreso económico de unos cuantos.
 
La forma en que los humanos nos relacionamos entre nosotros, la forma en que  asumimos nuestro vínculo y compromiso con la naturaleza, la forma en que  (dioses o no de por medio), cada uno expresa su espiritualidad, todo parece  ser ahora dictado por los centros de poder financiero.
 
A pesar de la gran estafa de la navidad, hay un pedazo enorme de historia de  la humanidad que comparte su calor para que no se muera el sol. Más allá de  los manejos sucios, este es un buen espacio para la solidaridad, la de a de a veras, esa que a veces entendemos los pobres.

Hay mucho de ternura, de buena fe, de buenos deseos entre las reacciones populares, esa es la navidad que prefiero, la de los abrazos, la de la ternura. Evidentemente el mundo no  cambia con la buena fe y buenos deseos, pero ese abrazo tan necesario es un  acto que nos humaniza un poco frente al comercio y la explotación.
 
Por eso hoy te propongo que hagamos una enorme hoguera donde le demos calor  al sol y a nosotros mismos para que no muera la ternura, para que no muera  la vida y en ese abrazo solidario podamos pensar un mundo donde el calorcito  de la vida, de la dignidad, de la justicia, nos llegue igual para todos.

Por  esa enorme hoguera alrededor de la que cantemos juntos, por la ternura, por  la esperanza de que un día este mismo mundo sea uno distinto, uno sin explotación, uno junto a la naturaleza, uno igual para todos. Por la esperanza de ese día más largo: Feliz día más corto¤

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Comentario de Germán:

A esta hermosa, inquietante y a la vez optimista nota referida al hemisferio norte, le corresponde su contracara, la del hemisferio sur.

Los habitantes originarios de esta parte de la tierra hemos heredado de nuestros antepasados la costumbre de conmemorar el nacimiento del nuevo sol del 23 al 24 de Junio de cada año, que es cuando realmente en este continente muere el viejo sol y nace el nuevo. Los festejos comienzan el 21/22 y finalizan el 24 cuando Antu asoma en el horizonte, trayendo nuevamente la vida.

La creencia que motiva esta fecha es la misma que en la antigua europa, cada uno con sus matices, solo que allí corresponde en diciembre y aquí en junio, en lo que hoy se conoce como solsticio de invierno allá y acá.

Lo que no entendemos es el afán de los habitantes de esta parte de la tierra en festejar en diciembre, cuando lo hace europa, contra toda lógica, incluso contra natura. De acuerdo a la nota, en europa aparece como una concesion del vencedor hacia el vencido, para dominarlo mejor. Aquí es lisa y llanamente una imposicion, tal vez con los mismos fines.
 

Atte. Germán
Rankul - La Pampa - Argentina.
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