Buenos Aires, 26 de mayo de 2004.

Levantamientos



Batalla. La policía, con balas de goma y gases lacrimógenos, reprimió a manifestantes en Ilave. Los pobladores respondieron con piedrazos. (Foto:AFP)
Realismo
Marcelo Cantelmi
El presidente Alejandro Toledo penaba ayer porque no logra en casa el aplauso que recoge en EE.UU. Perú crece 4 o 5%, pero la gente no le sonríe. "¿Qué está pasando?" se preguntaba. "Necesitamos que el crecimiento se sienta en el bolsillo de la gente común", respondía. ¿Quién podría dudar de una lógica tan clara? El problema es que para que la gente perciba el crecimiento, se debe redistribuir la riqueza. Y eso acabaría con los aplausos de Wall Street. Que es lo que no quiere Toledo. La tensión actual es porque crecimiento sin distribución genera economías no sustentables. Son de corto plazo. Las ahoga la realidad.

El 26 de abril, los pobladores de Ilave parecieron enloquecer. Hacía veinte días pedían la renuncia del alcalde, Cirilo Robles.

Ese día lo secuestraron, lo ataron a un poste y lo mataron a puñaladas.
Lo acusaban de adulterar montos de gastos oficiales y de fijarse un sueldo equivalente a 820 dólares al mes, en una zona donde abunda la extrema pobreza.

Ilave se convirtió en símbolo de la rebelión campesina, en este caso indígena.
Los levantamientos se multiplicaron en Perú desde entonces. En total, unos 30 pueblos se rebelaron contra el poder.

Este fin de semana, la ciudad amazónica de Tocache también fue escenario de incidentes.
 
 

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