AIPIN, Prensa India
"Difundiendo presente y sembrando futuro"
Sudamérica
Por Juan Rivera Tosi. (Gentileza de Marta Esther Balbi, uinaa, 2 de agosto de 2003.)
 

Ideas originarias de Abya Yala


Hubo un Orden. Nuestro "dios", nuestro mayor logro cultural fue el ORDEN.
No se llegó a ese ORDEN imponiéndolo por la fuerza, sino por individual decisión.
Por individual decisión nos tomamos de las manos, nos pusimos a trabajar a la par, nos unimos, nos entrelazamos, nos "organizamos", generación tras generación.

Ni una sola tribu pretendió valerse sola.
Ni uno solo consideró que el Orden del pasado era algo que debía dejarse atrás.
Esa preocupación por el Orden y la sincronización de los trabajos fue y es observada, y es lo que marca el único camino posible hacia adelante. No podría darse la espalda a este orden de las tareas ya que sería perder toda seguridad y todo futuro.

El futuro no se ve, no se lo conoce y sólo puede ser concebido como la línea imaginaria que proyecta el pasado hacia delante y que nos indica el camino a seguir.

Si uno está atento a la línea que se trazó en el tiempo siguiendo su proyección sabremos por dónde debe ir el camino del futuro. Pero si esta línea no la vemos o la ignoramos, nuestro futuro podrá tener cualquier rumbo, y con seguridad será hacia un mal lugar, porque desde miles de años nuestros guías comunitarios han estado observando las señales para aprender cuáles son los procedimientos correctos.

Nadie puede trazarse solo un camino, sin seguir los consejos de los que ya han vivido.
Ninguna tribu puede iniciar para bien un camino extraño y desconocido.
Sólo mediante la unión se puede salir adelante y evitar el dolor.

Las obras de nuestros antepasados andinos, los andenes construidos en las montañas, toda una obra de ingeniería que hoy sigue sorprendiendo al hombre occidental por su ingenio y productividad, son el resultado del trabajo en equipo, previamente programado.

Son el resultado de imponer el ORDEN a la tierra, el ORDEN a la ladera, al cerro, a la pendiente. Ese Orden reflejado en el trabajo conjunto sincroniza al hombre andino con la Pacha Mama, y Ella premia esa disciplina con el alimento.

También se busca sincronizar con las plantas, animales y la naturaleza en general, ya que si contraemos alguna dolencia, el yatiri (sacerdote andino) deberá trabajar con la parte espiritual y material de los hermanos vegetales, animales, de los hermanos del agua o de la tierra, para lograr devolver la salud al cuerpo.

Esta costumbre es parte fundamental de nuestra cultura, no solo de los andinos sino igualmente de todos los indoamericanos. La salud es el resultado de sincronizarse con los otros y con la naturaleza. A la enfermedad se llega cuando uno corta los lazos, se des-une, se aisla, se separa.

Antes de la aparición de la cultura Paracas, en el precerámico (hace 5.000 años), ya la gente fumaba tabaco. Fumar era un acto ritual, como lo es para otras religiones el rezar. Pitaban y exhalaban el humo; así, parte de su energía interna se elevaba e incorporaba al Kosmos, fuente de todas las Energías, las Fuerzas y los Poderes.

Si el ritual lo hacían varias personas, significaba que una parte del alma de cada uno, en forma colectiva, se unía con esas Fuerzas Superiores. El humo creaba los lazos que permitía elevarnos y lograr esa unión.

Para que nadie sufriera hambre y sufrimientos era imprescindible ser obediente. Obedecer no es cumplir con lo que manda otro, sino escuchar a la naturaleza, hacer lo que es preciso en cada una de las estaciones del año, cumplir con ellas para así ser oportunos en los trabajos y mantenernos sincronizados con los ritmos de la tierra.

De esta manera, por más que ella cambie, se modifique, seguimos unidos a ella, y somos bien provistos. Y si hay buen alimento, abundante alimento, la comunidad puede procrear, puede tener hijos, es posible crecer.

Los dibujos de serpientes ascendentes, que se entrecruzan y enlazan en las cerámicas y tejidos indoamericanos representan la unión entre: el mundo interior que sentimos adentro nuestro, el mundo de nuestros pensamientos, sentimientos y deseos: Uku Pacha para el inka, Mankja Pacha para el aymara.

El mundo físico formado por nuestros cuerpos y por todos los demás cuerpos, de la gente, los animales, las plantas, las montañas y todo lo que es posible tocar: Urin Pacha para el inka, Aka Pacha para el aymara; y el mundo de arriba, aquél del que dependemos, formado por la energía del Sol y el poder de la Luna, las lluvias, los vientos, las heladas: Hunam Pacha para el inka, Alk Pacha según el aymara.

Estos tres mundos están indisolublemente unidos. ¿Cómo es posible sobrevivir sin realizar los propios pensamientos, sin demostrar los sentimientos, sin dar cumplimiento a los deseos?

¿Como es posible sobrevivir sin cumplir con los rituales que manda la Pacha Mama para obtener sus frutos? Sembrar, recolectar, moler, cazar, salar la carne y ponerla a secar. Preparar las conservas y trabajar siendo previsor.

¿Cómo es posible sobrevivir sin atender a los movimientos del cielo? Los indoamericanos prestan atención a cada movimiento del cielo; ellos dialogan con las plantas que les hablan mediante los colores de sus hojas, con los animalitos que les hablan con su proceder, con las montañas, que les hablan por medio de sus cambiantes colores, con los arroyos, que les hablan con su distinto caudal de agua.

Cada uno de ellos posee sus propias señales que les avisan si es conveniente o no sembrar en un lugar, en esa fecha, si el cultivo es el adecuado, etc.

Señas que la propia naturaleza nos hace llegar por medio de los movimientos de los reptiles, de los insectos, de las aves, quienes con anticipación al momento de la siembra adoptan un determinado comportamiento que el indoamericano "lee" e interpreta, convirtiéndose éstos en sus "señaleros".

Los "señaleros" indican si la tierra es propicia, si vendrá lluvia, si habrá heladas, si el cultivo es adecuado. De esta manera se produce un diálogo entre el sembrador y la naturaleza, que le permitirá tomar la decisión más acertada y conveniente para la siembra.

El que quiere vivir sin escuchar las señales de la naturaleza actúa como si estuviera con los ojos cerrados y por tanto queda expuesto a cometer graves errores. Esto es así porque todo es parte de una energía superior, presente en todas las criaturas, animales, vegetales, minerales y que nos permite hermanarnos, trabajar sincronizados.

Los dibujos de las serpientes representan seres inteligentes y astutos como el hombre ha de serlo para congeniar, para armonizar sus deseos y necesidades con lo que la naturaleza está dispuesta a dar. Y no se crea que nuestra unión y sincronización nos aprisiona, muy por el contrario, nosotros estamos unidos con armonía, con suavidad, con cariño y ternura, por libre elección, con plena libertad.

Así también unimos nuestras vidas entre hombre y mujer. A diferencia del concepto europeo en que los compromisos obligan, anudan con fuerza, aprisionando, de tal forma que ambas partes sufren y no pueden separarse a menos que las partes sean rotas o cortadas.

Nuestra gente -pobrecita- que fue llevada lejos, que se ha encontrado aislada de este orden, de este ritmo milenario, está desprotegida y vive en la desesperanza.