Una de sus inquietudes es que políticas represivas del gobierno de Piñera agudicen el conflicto. “Uno de los tests principales de la nueva administración será la relevancia y el enfoque que le van a dar” a esta materia, manifiesta.
Desde su nombramiento como ministro coordinador de la política indígena, el 26 de agosto pasado, José Antonio Viera-Gallo se sumergió en el conflicto social más complejo de Chile, buscando una solución pacífica que sintetizara las reivindicaciones válidas del más numeroso pueblo originario, casi 700 mil personas, con los intereses de sus vecinos en el sur de Chile y el Estado de derecho.
A cinco meses de haber asumido esta responsabilidad, Viera-Gallo hace un balance del estado actual del tema indígena y de cómo se proyecta en la futura administración del Presidente electo Sebastián Piñera.-¿Cuál es el estado actual del tema mapuche?
-Se ha logrado restablecer un clima de diálogo y confianza que se vio seriamente afectado con la muerte de (el comunero Jaime) Mendoza Collío. Logramos con bastante constancia, perseverancia y paciencia volver a restablecer lazos de comunicación y confianza. En segundo lugar, se puso un acelerador más a fondo en la política del gobierno que está contenida en el documento Reconocer. En tercer lugar se trató de poner orden en la Corporación Nacional de Desarrollo Indígena (Conadi), cambiando varias jefaturas y se planteó una nueva institucionalidad con la creación del Ministerio de Asuntos Indígenas, la Agencia de Desarrollo Indígena, en vez de la Conadi y el Consejo de Pueblos Indígenas.
-¿Esa nueva institucionalidad en qué pie queda ahora?
-Son proyectos que están presentados y ahora dependerá del próximo gobierno que los mueva, que los apruebe. Ahora yo he percibido, en las personas de la Alianza, que tienen opiniones divididas sobre esto.
-¿Le preocupan que se pierdan los avances?
-Mi gran temor es que con el resultado de la elección las nuevas autoridades, en vez de trabajar sobre lo ya logrado, cambien el rumbo. Y veo con mucha preocupación el editorial de El Mercurio del lunes pasado y muchos editoriales que van en una dirección opuesta de lo que yo pienso que hay que hacer. Pero al mismo tiempo, veo con esperanzas que hay personas de la Alianza por Chile y fuerzas, que sin embargo, han abierto su mente. Yo creo que uno de los tests principales del nuevo gobierno va a ser cuál será la relevancia y el enfoque que la van a dar al tema indígena y particularmente al tema mapuche.
Viera-Gallo destaca que entidades como el Centro de Estudios Públicos, las universidades Adolfo Ibáñez y Finis Terrae, asociados al pensamiento de derecha, así como grupos empresariales han realizado esfuerzos por comprender el fenómeno en toda su complejidad, pero advierte “que esa actitud no se condice, con la posición que tienen muchos, o una buena parte, de la dirigencia de derecha de Santiago, que ven el tema indígena en forma muy esquemática y sobre todo, de forma muy simplista, donde prima, a veces, un criterio de orden público más que una mirada multifacética” .
Agrega que “ahora cuánto el futuro gobierno se va a inclinar por una visión más articulada, más multicausal del fenómeno y va a tener una mirada más amplia y más moderna y cuánto va a ser algo esquemático y simplista, es muy difícil de saber”.
“Calma latente”
-¿Qué piensa de las acusaciones de abusos policiales y tortura contra los mapuches?
-Creo que lo que hay que romper es la espiral de violencia. Y eso se ha logrado, hasta ahora, bastante detener, pero la calma que hay hoy día es latente. Creo que las nuevas autoridades van a tener que poner mucha atención a este tema si no quieren que esto se transforme en uno de sus principales desafíos y problema a muy corto andar.
Añade que “ahora, por cierto que las cosas se podrían hacer mucho mejor, incluso desde el punto de vista policial y de la actuación de la justicia, de los fiscales y de los jueces. (…) Tampoco me atrevería a tirar la primera piedra a decir mire la culpa es de aquí o de esto otro, porque es muy dura la situación que viven las comunidades hace mucho tiempo y es muy dura, hay que decirlo, la situación de los descendientes de los colonos cuyas tierras están en proceso, como dicen algunos miembros de movimientos más extremos, de recuperación. Esos colonos han sufrido lo indecible. Lo más terrible es que los dos van a seguir viviendo en la misma tierra.
-¿Siguen siendo vecinos, finalmente?
-Claro, porque el pueblo mapuche en ninguna parte es mayoría. A diferencia de lo que puede ser, por ejemplo, el pueblo vasco. La gran mayoría de la gente del País Vasco son vascos. En La Araucanía sólo el 24% es mapuche, en la provincia de Arauco se llega al 12%, en Los Ríos y Los Lagos al 8%. Entonces nunca nadie va a vencer aquí. Es un conflicto que si se abandona a la lógica de enfrentamiento, sólo va a producir más sufrimiento. No tiene perspectiva de que alguien triunfe.
“Aquí la gran apuesta es un cambio de óptica de la sociedad chilena y, también, de la dirigencia indígena, para que entiendan que hay un destino común y que hay un progreso posible común”, expresa.
Parlamento
-¿Cómo ve el tema mapuche en 10 años?
-Depende de cómo se haga. Hay una enorme responsabilidad en las autoridades y en la sociedad chilena entera. Nosotros tenemos la posibilidad de ir caminando hacia el modelo de Nueva Zelandia. Chile debería caminar hacia el estatus de Nueva Zelandia con el pueblo maorí. El pueblo maorí tampoco es mayoría en ninguna parte, pero está representado en el Parlamento, participa en la actividad pesquera y forestal
-¿Sería bueno que los pueblos originarios contaran con parlamentarios propios?
-Sí, sería bueno. Un tiempo atrás se presentó un proyecto de reforma, que lo presentaron Francisco Huenchumilla (DC) y Alberto Cardemil (independiente) pero nunca se trató.
Viera-Gallo se explaya cuando habla de sus anhelos en este tema: “Pero más que eso, yo me conformaría si se creara el Ministerio de Asuntos Indígenas, se cambiara la Conadi, se creara el Consejo de Pueblos Indígenas, se acelerara la entrega de tierras, se hiciera un plan especial de desarrollo para las comunidades indígenas, tanto para los que reciben nuevas tierras como para los minifundistas, que esa es otra realidad desconocida. Se abrieran los medios de comunicación a la realidad indígena, especialmente la televisión. Es una vergüenza que en Chile no haya ninguna presencia, ninguna persona, ningún programa, nada que recuerde la realidad indígena”.