Muy agradecido de lo realizado por el presidente de la Corte Suprema, Milton Juica, en medio de las negociaciones para que los presos mapuches en huelga de hambre depusieran su ayuno, se manifestó ayer el arzobispo de Concepción Ricardo Ezzati
El religioso acudió este martes hasta el Palacio de Tribunales para agradecer en persona “la gestión que ha hecho el ministro Juica especialmente de acoger a un grupo de hermanos comuneros mapuches y explicarles las razones por las cuales el Poder Judicial ha intervenido y cómo lo ha hecho”.Ezzati valoró que Juica recibiera a los voceros de los manifestantes y les explicara la autonomía de los poderes del Estado que les impedía ser parte de la mesa de diálogo y que comprendieran la actitud del Poder Judicial en este tema. “Creo que esto también apoyó el resultado positivo de la última parte de la negociación”, sostuvo.
Finalmente el prelado dijo que en las causas en las que hay involucrados mapuches “he percibido con mucha claridad que en el ámbito que le corresponde al Poder Judicial en dar los juicios que corresponden, se están dando en forma conveniente”.
Sobre el acuerdo
EL arzobispo reiteró estar satisfecho con el acuerdo entre el gobierno y los comuneros que puso fin al ayuno de la mayoría de los huelguistas destacando que los tres puntos que se resolvieron de un petitorio de nueve demandas que había originalmente. “Naturalmente hay otras peticiones que requieren un diálogo mucho más largo, fundado en motivaciones jurídicas, culturales, en derechos que naturalmente exigen un diálogo mucho más largo y el gobierno se ha comprometido a realizar ese diálogo porque como dice el último punto del acuerdo se quiere iniciar un nuevo trato con todos los pueblos indígenas del pueblo de Chile”, dijo.
Consultado por su opinión respecto a aquellas comunidades que dijeron que aplicarán la “ley mapuche” a quienes sean usados en juicio como testigos protegidos, el arzobispo de Concepción dijo que “solamente he sido facilitador del diálogo, no formo parte de las comunidades mapuches. Respeto enormemente su cultura, creo que es un pueblo eminentemente contemplativo, ecológico, pacífico y que a lo largo de la historia han tenido también manifestaciones muy concretas de lo que ha significado llevar adelante la vida social y cultural del pueblo sin grandes violencias internas”. Y agregó al respecto que “lo que yo he dicho siempre, también conversando con ellos es que el camino de la violencia no conduce nunca a nada, solamente el camino de la racionalidad, del diálogo y de la compresión es el que lleva a solucionar los problemas y a encontrar también los caminos de un auténtico desarrollo cultural y también económico”.