El mismo año, en el mismo periódico y paralelamente a la publicación del célebre Martín Rivas (1862) en La Voz de Chile de Santiago, Alberto Blest Gana publica Mariluán (1862). Martín Rivas fue convertida en la obra canónica por excelencia, de la novela chilena decimonónica, mientras que Mariluán fue relegado al oscuro papel de curiosidad literaria. ¿Qué pudo haber ocurrido para que la primera haya pasado a la posteridad con todos los honores y la segunda haya sido relegada a la buhardilla donde se aglomeran los trastos en desuso? ¿Qué tiene Martín Rivas que Mariluán carece? ¿Cuáles han sido los criterios para determinar la canonización de la una y la marginalización de la otra? ¿Es que estas dos obras son efectivamente paradigmas del Chile de ensoñación vs el Chile de pesadillas? o como diría Sarmiento "entre la civilización y la barbarie" Para poder contestar a estas preguntas, será necesario repasar el contenido y la forma de ambas novelas, su relación mutua y en un lugar muy destacado considerar el contexto socio-histórico en que surgieron.