Proyecto inédito en el borde costero afectado por el maremoto.

TIRÚA.- Recolección de cochayuyo, pesca artesanal, agricultura y el sector forestal son las actividades en las que se mueven los 11 mil habitantes de esta comuna costera, la más alejada de la capital regional, a 202 km. de Concepción.

La pobreza asciende al 36% y la indigencia llega al 15,63%, 11,46 puntos porcentuales más que el promedio nacional. El presupuesto comunal de $1.300 millones depende en el 95% del Fondo Común Municipal. Y si ya esta comuna era pobre, el maremoto que afectó al poblado, donde vive el 30% de su población, le dio el tiro de gracia.

Pero este oscuro panorama promete cambiar de la mano de la reconstrucción. El plan para esta comuna, donde el 70% de sus vecinos es mapuche, recoge precisamente ese potencial: convertirla en la capital del turismo étnico del sur. Y en ello buena parte de los $11 mil millones que se invertirán en cuatro años irán destinados a atraer visitantes, hoy casi inexistentes.

"San Pedro de Atacama igual está lejos, pero la gente va, porque hay servicios, gastronomía y hotelería", expresa Sergio Baeriswyl, jefe del programa de reconstrucción costera del Biobío. Este plan tiene la misión de dotar de infraestructura pública que brinde tanto seguridad, ante un eventual maremoto, como potenciar el turismo indígena.

Y para ello, además de defensas fluviales, parque de mitigación, costanera y reubicación de viviendas arrasadas por el mar, que se coló por el río Tirúa, se levantarán un estadio del palín (con graderías y camarines), una biblioteca étnica y centros de gastronomía y artesanía mapuche (ver infografía). Todo, en 5 hectáreas que recibieron el golpe de olas de hasta 8 metros de altura, y que se llevó 48 viviendas, la escuela-internado, parte de la tenencia de carabineros, las dependencias municipales, la biblioteca y el gimnasio comunal.

A través de Corfo, la capacitación y el fomento al emprendimiento para los habitantes irán de la mano para concretar este nuevo enfoque productivo que levante a Tirúa, pues no sólo es necesaria la reconstrucción física sino también dotar de una nueva mirada a sus habitantes. "La idea es que se generen economías locales con restaurantes y lugares de alojamiento, por ejemplo", explica Baeriswyl.

La intervención en esta comuna, fundada como un fuerte en 1865, también incluye la recuperación de Quidico, a 11 km. de la cabecera comunal, sector donde el maremoto también golpeó y se llevó 17 casas.

Miedo a volver a zona inundada
De las 18 familias que perdieron sus casas por el maremoto y viven en el único campamento del pueblo, 16 no quieren regresar a sus terrenos. El plan del Gobierno incluía la reconstrucción de viviendas tipo palafitos, pero ante el mayoritario rechazo de regresar a la zona baja, se les levantarán casas en el área alta.

"Ni aunque me regalaran la casa vuelvo allá, nos vamos para el cerro", afirma Demisia Varela (22). Su esposo es pescador "y hasta él tiene miedo de regresar", acota la mujer.

"Nos vamos bien lejos del mar", comenta Rina Araneda (63), quien perdió su casa, donde daba pensión y almuerzos. Cuenta que si se logra impulsar el turismo en Tirúa con este proyecto, volverá a levantar su negocio, "pero sólo para trabajar, porque quiero dormir segura", dice.

La propia municipalidad será reconstruida en una zona alejada de la costa.

FABIÁN ÁLVAREZ