Es curioso como el Estado sigue entregando activos de todos los chilenos gratis. Y no precisamente a los más pobres. Así para la gente quedan los magros subsidios del Estado en casas COPEVA o en la deteriorada salud o educación municipal. Para los que más tienen quedan los subsidios implícitos de entregarles todos los bienes públicos, como los peces, casi gratis. Sospecho que esta vía de subsidio produce bastante más que los subsidios “sociales” que recibe la Sra. Juanita.
Y ello no tiene por qué ser así. Por ejemplo Arabia Saudita o Kuwait son actualmente países ricos, y no es porque tengan petróleo, antes de la Segunda Guerra mundial también lo tenían y eran más pobres que nosotros.Ahora son países ricos porque cobran por la materia prima llamada petróleo al que quiera extraerlo. Ya en 1957 las transnacionales petroleras le ofrecían a Arabia Saudita un pago del 50% del precio de venta del petróleo. En la reciente licitación efectuada por Irak las empresas recibirán dos dólares por barril, es decir, el Estado iraquí recibirá el 97% del precio de venta.
Y no lo cobran como un impuesto, lo cobran como un precio por la materia prima. No necesitan meterse con la contabilidad de la empresa para saber cuanto cobrar.
Si miramos desde esta óptica la industria pesquera, vemos que la materia prima, los peces, son apropiados, por alrededor de 7 familias, por un pago nominal (el royalty equivale a solo un 3 % de las ventas), en una modalidad que es incluso heredable, cual feudo medieval, todo gracias a la ley que vence el próximo año.
Actualmente el Ministro de Economía discute en una mesa cerrada y confidencial, con quienes tienen este regalo, como se va a proceder para renovarlo por el próximo período. Pero la discusión no es sobre los bienes comunes, ni sobre como compensar el país por este derecho de explotación, es simplemente, como modificar la repartición entre los señores feudales que hoy tiene acceso.
Ello es curioso, pues la economía tiene respuestas simples y no discriminatorias para la asignación de recursos escasos: las licitaciones.
El Estado, como administrador del recurso, puede licitar. Para ello se ha planteado la licitación de derechos de largo plazo, ciertamente un escenario mucho mejor que la situación actual en que la pesca prácticamente se regala, pero tiene el inconveniente que debe efectuarse por un período largo y se deja afuera a quienes no tienen suficiente capital para ello.
Es más eficiente licitar derechos sobre cantidades ciertas de pesca, es decir sobre determinadas toneladas, por ejemplo, las posibles de extraer en una salida de una embarcación artesanal o industrial. Así se generan cientos de lotes que se rematan electrónicamente cada semana lo que permite que los demandantes deban pagar por su pesca inmediata y no por meras –e inciertas- expectativas de largo plazo, con lo cual los pagos individuales disminuyen. Con ello se logra que siempre exista espacio para el ingreso de los innovadores al sector, y se cautela tanto la exigencia ética de igualdad de oportunidades para los chilenos como la eficiencia económica implícita en asignar una materia prima por precio, es decir el recurso se asignará automáticamente al proyecto con mayor retorno económico, como ocurre en otros mercados de materias primas con oferta acotada.
En este último caso, me refiero al mercado del ganado vacuno, cada año se sabe a priori cual va ser el tonelaje disponible en el mercado, los que necesitan este insumo pueden comprarlos en las decenas de remates que existen cada semana, no se necesita estar inscrito en un registro ni pertenecer a un club cerrado, ni demostrar ser dueño de un camión para poder retirarlos, ni menos cuanto ha usado en los años previos
Así un innovador que tiene una receta para una mejor hamburguesa solo tiene que ir a los remates y adquirir periódicamente las toneladas que necesita para su emprendimiento. Esa modalidad ha significado una significativa modernización de las empresas que procesan carne. Se invierte, precisamente, porque existe un procedimiento expedito que otorga acceso a la materia prima sin discriminaciones. Esa situación contrasta nítidamente con la de la pequeña industria de procesamiento de pescado, la que no puede ampliarse pues no tiene acceso al recurso.
Un procedimiento como el señalado tiene todas las ventajas de un mercado transparente, a saber:
- Está abierto a todas las personas y empresas chilenas, la limitación a los pescadores de otros países es que en Chile solo se puede pescar con barcos chilenos. De esta forma se termina con el atentado a la igualdad de oportunidades que significa el régimen actual. Así se permite el libre acceso a los innovadores a esta industria.
- El precio de la subasta le permite al país recibir un ingreso por un bien que es del país, así se deja de regalar este activo. Pero como se debe pagar por la pesca que va ser usada en el futuro inmediato, los precios de los lotes serán inferiores a los de una subasta de derechos de largo plazo.
- Un remate electrónico semanal permitirá a todos participar pero adjudica automáticamente los lotes a quienes tiene el proyecto con mayor valor agregado, alineando de esta forma los intereses privados y sociales. En este sector, el mayor valor agregado está asociado a la necesidad de emplear más personas, pues por lo que este procedimiento maximiza el empleo, al contrario de lo que ocurre actualmente en el que el empleo en el sector viene disminuyendo.
- El Estado recupera los elementos esenciales de su potestad, a saber, fijar los tonelajes, posibles de cosechar, las características técnicas, como talla mínima, territorios desde los cuales es posible extraer cada lote, etc.
Es cierto que quienes tienen hoy esta granjería alegan que ésta les pertenece, por estar en el registro, la solución es simple, basta abrir el registro.
Me parece que esta vía, cobrar por las materias primas propiedad de todos, es mucho mejor que una reforma tributaria para financiar el Estado.
Milton Bertin
Milton Bertin Jones es ingeniero Civil de la PUC.