Cuando la derecha se ha referido a las violaciones a los derechos humanos cometidas durante la dictadura, las ha calificado como “errores” o “excesos”. Con esta tenue autocrítica, la derecha fue tratando de desmarcarse de un pasado que avergüenza y que le impedía construir una alternativa de gobierno en un Chile marcado por la confrontación dictadura/democracia.

Por cierto que dicho mea culpa resultaba muy insuficiente, en cuanto disfrazaba de “error” lo que en realidad era un horror. En efecto, rápidamente Chile fue conociendo que estos hechos no eran fortuitos, sino que descansaban en la existencia de órganos e instrumentos que tenían por fin la opresión política.

La Ley Antiterrorista, puede contarse entre los instrumentos que la dictadura utilizó para perseguir opositores.

Esta semana, frente al debate sobre la pertinencia de la aplicación de esta Ley en causas mapuche, comenzamos a presenciar el mismo tipo de autocríticas de la derecha pinochetista en boca de sus herederos concertacionistas.

Después del uso sistemático de este instrumento por parte de los gobiernos del arcoiris, los dirigentes de dicha coalición no han dudado en asumir el “error”, como si la aplicación de la Ley Antiterrorista se tratase de un efecto colateral y no de un uso discrecional orientado a la opresión política del pueblo mapuche.

Los testigos anónimos, la invasión de fuerzas especiales en territorio mapuche, la facultad para reventar casas, los interrogatorios a menores de edad, las detenciones arbitrarias y los asesinatos a manifestantes mapuche, cuentan entre los diversos “errores”.

Sin duda, este tibio mea culpa de los dirigentes concertacionistas jamás será suficiente para los familiares de los detenidos, tampoco para las de los muertos, ni mucho menos para los hijos de los desaparecidos. “Verdad y justicia” serán algunas de las consignas que deberán leer en los años que vienen.

Pero la derecha auténtica, por supuesto, no se queda atrás en hipocresía y descaro. Sin perder ni el tiempo ni la oportunidad, ellos se desmarcan de la Ley Antiterrorista como si no hubiese sido parida en su régimen, y como si no hubiesen presionado por su aplicación durante las dos décadas concertacionistas.

Si la génesis fue la dictadura de derecha, la aplicación a rajatabla es obra y gracia del binomio -o más bien ‘bimomio’-, Concertación-Alianza. Hoy se atribuyen mutuamente la culpa, como suelen hacer los cómplices para zafar de la pena y hacerse de la totalidad del botín.

Pero sepan ustedes que al pueblo no lo engañan con fintas de último minuto. Nosotros la tenemos clara. La derecha, en su dictadura, parió la Ley Antiterrorista con el único fin de perseguir a los opositores. Algunos de estos últimos son los que años después aplicaron la Ley para perseguir mapuche y resguardar los negocios que comparten con sus viejos perseguidores. Estos ex-verdugos hoy refriegan en la cara a sus socios la aplicación de la Ley, mientras éstos califican de “errores” los “horrores”.

Nadie sabe para quien trabaja, pero los que pierden son siempre los mismos.

Por Camilo Navarro

Militante del Partido de Izquierda PAIZ

Politika, segunda quincena septiembre 2010