Los cables de WikiLeaks revelaron esta semana una eventual petición de ayuda del ex ministro Pérez Yoma a Estados Unidos, para indagar los supuestos lazos entre la ETA y las Farc con activistas mapuches. Aunque esa información fue desmentida, sí es cierto que entidades como el FBI y la CIA tienen estrechos vínculos, desde hace años, con las policías chilenas.
"Jamás", dicen cercanos a Edmundo Pérez Yoma, es la palabra que el ex ministro del Interior ha repetido, molesto, cuando le han consultado por la revelación hecha el pasado lunes por WikiLeaks, que apunta a una petición que él habría hecho al ex embajador de Estados Unidos en Chile, Paul Simons.Según esta versión -que alude a un cable que el propio diplomático habría enviado a Washington- a comienzos de febrero de 2008, Pérez Yoma le solicita ayuda para averiguar si existen lazos económicos de los activistas mapuches con las Farc y la ETA.
"Me gustaría su ayuda para el seguimiento de los dineros", habría dicho el ex secretario de Estado, según las revelaciones.
La misma versión indica que el consejero legal de la embajada de EE.UU. explicó al entonces ministro que "el FBI ya estaba coordinado con Carabineros para localizar la llegada de esos posibles contactos".
Y aunque esta semana Pérez Yoma ha desmentido la información a su entorno, sí ha reconocido la existencia de una "antigua comunidad de inteligencia" que opera en Chile y que permite una línea directa entre la PDI, Carabineros y el FBI.
Oficina en Chile
Lo cierto es que los vínculos de la Federal Bureau of Investigations (FBI) con las policías chilenas, e incluso con la autoridad política -a través de sus aparatos de inteligencia- son mucho más fluidos y antiguos de lo que se podría pensar.
"Al menos desde la época de la Alianza por el Progreso", afirma un ex secretario de Estado, en referencia al programa de cooperación con América Latina que Estados Unidos lanzó a comienzos de los años 60.
Hasta hace 26 años, una oficina regional de esa agencia norteamericana brindaba apoyo a la embajada en Santiago; pero, a partir de 1994, el FBI dispone de una oficina propia en la sede de la delegación diplomática en Chile, a cargo de un funcionario permanente.
Por varios años y hasta hace seis meses, ese puesto lo ocupó Stanley Joseph Stoy (ver recuadro), quien fue reemplazado por Todd Porter en junio pasado.
Consultada la Embajada de Estados Unidos en Chile sobre la cooperación en este ámbito, la delegación explicó que ambos países "tienen una larga historia de colaboración en una gran variedad de materias relacionadas con la aplicación de la ley, entre las que se incluyen el intercambio de información, entrenamiento y capacitación profesional y técnica, investigaciones conjuntas e intercambios. Funcionarios diplomáticos de la embajada mantienen una comunicación frecuente con representantes del Estado de Chile en torno a asuntos de interés mutuo relacionados con la aplicación de la ley".
Diplomacia paralela
Sobre la eventual colaboración de organismos de seguridad estadounidenses para investigar un eventual nexo entre el movimiento mapuche y las Farc, fuentes del gobierno de Michelle Bachelet han comentado que es posible que esto haya ocurrido, pero a nivel de policías y después de que el senador Alberto Espina entregó un dossier facilitado por organismos colombianos, en que se hacía referencia a estos lazos.
Pero todo indica que Estados Unidos nunca entregó información relevante al respecto, pues el gobierno anterior llegó a la conclusión de que no habían antecedentes graves sobre la denuncia.
La denuncia, en todo caso, estalló en septiembre de 2008, es decir, siete meses después de la supuesta reunión de Pérez Yoma con el embajador.
Además, el entonces director de la ANI (Agencia Nacional de Inteligencia), Gustavo Villalobos, había viajado a Bogotá cuatro meses antes para recibir antecedentes similares a los que se dieron a conocer más tarde.
En los organismos de seguridad chilenos afirman que las redes entre los distintos aparatos de seguridad de los distintos países suelen funcionar como una "diplomacia paralela", en que los diversos representantes sostienen reuniones periódicas e informales con sus pares chilenos, para intercambiar o solicitar información sobre distintos puntos que le interesan a cada país.
Así, los delegados extranjeros se reúnen separadamente con representantes de la Policía de Investigaciones (PDI), de Carabineros, de las tres ramas de las Fuerzas Armadas y de la ANI, dependiendo del área en la que necesiten información o cooperación.
Generalmente estas colaboraciones versan sobre materias de narcotráfico, trata de personas o terrorismo. Pero cuando los delegados no responden a labores estrictamente policiales, también suele haber intercambio de información sobre análisis que en los distintos organismos se hacen sobre los procesos políticos de otras naciones.
Delegado en terreno
El delegado del FBI no solamente recaba información de sus propias conversaciones y de la de otros funcionarios de la embajada, sino que eventualmente puede enviar un delegado a alguna zona del país por un tema específico. Así, dice una fuente policial, debe haber ocurrido con el conflicto mapuche, en el que un agente norteamericano visitó La Araucanía para elaborar un informe, como también consta en los cables que dio a conocer WikiLeaks, y en el que se acusa una exageración mediática respecto del tema y se califica la frase del entonces candidato Sebastián Piñera de "la Araucanía está en llamas", como "otro sensacionalismo".
Circunstancialmente, el delegado también puede viajar a algún país limítrofe, en el caso de que así se requiera desde Washington, para elaborar informes sobre esas naciones.
Una ex autoridad del Gobierno chileno afirma enfático que, sin embargo, las actuaciones de estos agentes sólo dan en el plano de la información y en ningún caso pueden incluir actividades operativas, pues estarían incurriendo en una ilegalidad.
También la CIA
Según versiones policiales, en Chile hay representantes permanentes de organismos de seguridad de Estados Unidos, Rusia, Corea del Sur y Taiwán.
En cambio Francia, por ejemplo, tiene un delegado concurrente que viaja desde Colombia, mientras que el de Canadá lo hace desde Buenos Aires.
En el caso de Estados Unidos, no sólo hay un representante del FBI, sino también uno de la CIA, aunque su cargo en la embajada no está oficialmente explicitado de esa manera. Aun así, los representantes de los demás organismos saben perfectamente quién es y la función que desempeña.
Consultada al respecto, la Embajada de Estados Unidos responde que "la política del gobierno de los Estados Unidos es no comentar materias relacionadas con seguridad e inteligencia".
Controversia por caso paquistaní
Aunque el intercambio de información permanece en reserva, de manera oficial, fuentes policiales afirman, por ejemplo, que en agosto de 2004, la CIA habría avisado a la PDI que un paquistaní de Al Qaeda ingresó a Chile desde Bolivia, y tomaba clases de piloto en el aeródromo de Tobalaba.
En 2006, el FBI logró recuperar información de correos electrónicos contenidos en cintas magnéticas incautadas por la ministra Gloria Ana Chevesich, en el marco del Caso Mop-Gate, y ese mismo año la PDI descubrió una millonaria estafa gracias a una alerta del organismo norteamericano (ver recuadro).
Además, el año pasado el Ministerio Público solicitó información al FBI sobre técnicas de fabricación de explosivos, a raíz de los atentados anarquistas.
Pero es la entrada de ciudadanos de países islámicos una de las áreas de mayor intercambio de información.
Según fuentes policiales, en 2003 la CIA habría alertado a Chile sobre la llegada de cinco ciudadanos iraníes sospechosos, que se identificaban como periodistas, y que visitaron y fotografiaron La Moneda.
Más tarde, el mismo organismo pidió colaboración para investigar al empresario libanés Assad Ahnmad Barakat, que se estableció en Iquique, y quien habría sido interrogado por las policías chilena y estadounidense.
El último caso en que hubo colaboración corresponde a la detención del paquistaní Saif Khan, quien en mayo fue descubierto portando trazas de explosivos en la embajada de Estados Unidos.
Este episodio también incluye un capítulo controvertido, cuando detectives de la PDI -quienes seguían al paquistaní desde antes que fuera detenido- allanaron el dormitorio de Khan, mientras éste todavía estaba retenido en la embajada, situación que fue cuestionada por el abogado del extranjero, Gabriel Carrión, quien acusó intervención del FBI.
"A quién no le va a merecer dudas que antes de que un juez diga nada, tres funcionarios de la policía se adelanten y que la cabeza de esas tres personas diga en una declaración ante el fiscal (Pablo) Sabaj que él adopta esa decisión, porque lo llaman de la embajada. No porque lo llamen sus superiores, sino porque lo llama el jefe del FBI en Chile", acusó Carrión.
Luego, el propio Stanley Stoy declaró en el caso.
Finalmente, el mismo FBI recibió en Estados Unidos a los fiscales Pablo Sabaj y Alejandro Peña, y colaboraron con pericias al computador incautado a Khan y a las trazas descubiertas. El caso, en el que el FBI apareció varias veces vinculado, fue finalmente cerrado por falta de antecedentes suficientes.
La mano del FBI en casos emblemáticos
Caso MOP-Gate:
En 2006, el FBI logró recuperar información de los correos electrónicos contenidos en cintas magnéticas que fueron incautadas por la ministra Gloria Ana Chevesich, el 20 de octubre de 2004, el marco del caso MOP-Gate.
Estafa millonaria
En agosto de 2006, gracias a una alerta entregada por el FBI, fue descubierta por la Brigada Investigadora de Lavados de Activos (Brilac) de la PDI una millonaria estafa internacional que alcanzaría los US$ 3 millones. La banda tenía su origen en Argentina, donde cuatro sujetos investigaban datos de ciudadanos trasandinos con cuentas en el extranjero. Luego, bajo identidades usurpadas firmaban contratos de servicios con tres chilenos, quienes habrían actuado como "palos blancos".
Ataques anarquistas
El Ministerio Público pidió colaboración técnica al FBI acerca de técnicas en la fabricación de explosivos y también habría pedido un análisis acerca de la visión que el organismo tiene sobre el movimiento anarquista.
Caso paquistaní:
El FBI aparece en varias fases del proceso a Saif Khan. Primero, el abogado del paquistaní acusa al organismo de comunicarse con la policía chilena en el allanamiento a la casa del acusado, sin orden judicial. Luego, el jefe del FBI declara en el proceso, el organismo colabora con diligencias técnicas y los fiscales Sabaj y Peña viajan a EE.UU. para recibir colaboración del órgano en una causa que fue cerrada sin condena.
El jefe del FBI que declaró ante la fiscalíaStanley Stoy:
En agosto de 2008, el delegado del FBI en Chile de entonces, Stanley Joseph Stoy, concedió su única entrevista en Santiago a "El Mercurio".
En aquella oportunidad, el agente norteamericano afirmó respecto de sus funciones que "nosotros somos la primera línea de defensa de Estados Unidos. Tenemos la misión de ayudar a prevenir crímenes que puedan cruzar las fronteras y llegar a Estados Unidos". Además, en referencia a sus márgenes de acción, afirmó que "a menos que haya un americano involucrado, no puedo investigar".
Aunque su centro de operaciones era Santiago, Stoy también debía colaborar con la labor de inteligencia de su organismo en Bolivia y en Perú.
Stoy abandonó su puesto en junio pasado, después del controvertido caso de Saif Khan (en la foto de abajo) y en cuya investigación prestó declaración sobre la detención del joven paquistaní en la embajada de Estados Unidos.
Para hacerlo, ante el fiscal Francisco Jacir, Stoy renunció a su inmunidad diplomática.
Aun así, el funcionario norteamericano se habría negado a contestar respecto de los detalles del procedimiento, argumentando que eso era parte de la seguridad de la embajada.
Según fuentes cercanas a la investigación, el nombre de Stoy volvió a aparecer en la indagatoria por un registro de una comunicación telefónica entre la embajada -eventualmente habría sido él quien inició el contacto- y los funcionarios policiales que investigaban a Khan.
La defensa del paquistaní lo acusó más tarde de influir en las operaciones de los policías chilenos, incluso sin órdenes judiciales de por medio.
Guillermo Muñoz