Calchaqui: Hacia un Parlamento Indígena de Todos los Pueblos
Calchaqui: Mientras el objetivo político de las organizaciones indígenas y sus luchas sea para participar en la designación del presidente del INAI no habrá “otra historia”; mientras el propósito de reunir al movimiento indígena, re-membrarlo, sea elaborar una propuesta para el gobierno de turno, no habrá “otra historia”.
Reinaldo Ledesma: Recomposición del Movimiento Indígena
Por Calchaqui - Thursday, Dec. 24, 2015 at 7:47 PM
Estimado Nilo Cayuqueo he leído atentamente tu artículo. De el, he anotado algunos puntos que nos debieran servir para comenzar con el debate por la recomposición del Movimiento Indígena en la Argentina (lo denomino de esta manera a los fines de definir un marco de representación que nos permita pensarlo). Los ejes registrados de tu articulo con:
- Después de 12 años de gobiernos Kichnerista, el movimiento Indígena en argentina quedo desmembrado y dividido.
¿Hasta qué punto es cierta esta aseveración?
Sin lugar a dudas el desarrollo de las políticas públicas dirigidas a los sectores excluidos durante la década K fueron rotundos llegando a desarrollar una serie de programas de los cuales, si no eran beneficiarias las Comunidades de los Pueblos Indígenas en pleno, si sirvió para la burocratización de sus representantes y las elites internas quienes usaron estas prebendas del estado para solucionar de manera mezquina sus situaciones personales.
Entre las políticas públicas podemos señalar:
el Relevamiento Territorial Indígena,
La Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual,
el Proyecto Acceso a la Justicia,
los programas de becas a estudiantes de nivel secundario y terciario,
el reconocimiento de la interculturalidad en la ley de educación nacional y su gradual implementación en aquellas provincias en donde las organizaciones indígenas están más consolidadas.
De acuerdo a tu sentencia se nos presenta la paradoja que el Movimiento Indígena quedó desmembrado durante un periodo en el que los recursos desde el estado fueron superiores a las gestiones anteriores. Es de destacar que no se cuentan con datos de desembolsos ni se conoce registro del presupuesto del estado argentino para la política pública indígena en estos últimos treinta años, pero bien podemos coincidir en que la gestión kirchnerista hizo un aporte mayor que los gobiernos de De La Rua, Menem, Alfonsín a las organizaciones indígenas.
¿Cómo se explica esta paradoja?
Por una parte debemos tener en cuenta que todos los estados latinoamericanos se constituyeron por las elites criollas durante el Siglo 19 en función de sus propios intereses, su propia cosmovisión, tradición o relatos. Todos estos aspectos chocaban frontalmente con la emancipación o el reconocimiento de la existencia y situación de exclusión que vivían nuestros pueblos, nuestros abuelos.
En la actualidad salvo dos estados; el ecuatoriano, en franco retroceso y desenmascaramiento del real carácter colonizador de la actual gestión la cual se inicio con un discurso reivindicativo de la diversidad y el respeto a las culturas americanas; y el boliviano iniciaron, en su momento, el camino de la descolonización el cual aun alberga esperanzas en el segundo caso, puesto que el primero resulto fraudulento. Respecto de Bolivia, por lo que se ve a través de los medios y las redes sociales se encuentra en una encrucijada: avanzar de acuerdo a la consigna que el propio Presidente Evo Morales Ayma expresara hace un par de años atrás Pachamama vs Capitalismo o convertirse en una democracia representativa burguesa que dirima y consensue los intereses de la pequeña e incipiente burguesía indígena resultado de la experiencia del MAS, es decir una democracia burguesa con diversidad cultural.
La República Argentina en materia de descolonización del estado se encuentra más cerca de la experiencia ecuatoriana que de la boliviana. En ese sentido para la gestión estatal pasada, como a todo gobierno progresista, le era necesario mostrarse respetuosa de la diversidad en todas sus formas, sin que ello significara que iniciara el proceso de emancipación y de descolonización insoslayable para que esto fuera real e históricamente cierto, antes bien fue un enmascaramiento que distrajo a muchos ciudadanos bien intencionados (entre los que debemos contar a muchos de nuestros propios hermanos que desde el voluntarismo y la esperanza se sumaron al proyecto nacional) los cuales no lograron descubrir el compromiso del gobierno con las multinacionales extractivas.
Esta postura mantenida en torno a la explotación de los recursos naturales, es decir al ataque liso y llano de la Pachamama, se puso en evidencia en el 2010 cuando la entonces Presidenta, (honesta y consecuente al considerarse partidaria del desarrollo de un “Capitalismo serio”), le respondió a la numerosa delegación indígena el 20 de mayo de ese año que los recursos naturales eran un cuestión de estado y que si era necesario “relocalizar” a las poblaciones para aprovechar esos recursos su gestión lo haría. Esta respuesta produjo la ruptura hacia dentro de una fracción del movimiento indígena que marcho a Bs As en demanda de un estado pluricultural.
A mi juicio hay que retomar el debate de ese momento histórico de nuestros pueblos para una posible tarea de recomposición del Movimiento Indígena Argentino, entre muchas otras tareas a definir a propósito de tu observación respecto que “es necesario hacer reuniones para establecer diálogos de consensos con los más de 30 pueblos que viven en argentina y ponerse de acuerdo para poder hacer propuestas para hacerle saber al gobierno y a la sociedad toda”. Sobre todo es necesario marcar el rumbo con nuestros propios pueblos mirando su experiencia histórica lo cual es necesario de manera excluyente puesto que ya pasaron más de 40 años de los parlamentos indígenas, mas de 30 de esta nueva etapa democrática. Es necesario un trabajo de base, de democratización y participación en nuestras propias comunidades y organizaciones.
Bien podemos decir, en síntesis que, sin quererlo o sin saberlo o sin preocuparnos por indagarlo les servimos a la globalización extractivista dotando a los proyectos políticos hegemónicos de un barniz de diversidad; allí radica la paradoja.
Por lo que vemos no es solo una estrategia de las gestiones progresistas sino que lo acaba de manifestar el actual gobierno conservador argentino mediante el oportunismo demostrado al recibir a QOPIWINI, es decir ellos también necesitan dotar del barniz republicano diverso a su gestión, claro que en este caso el barniz durará mucho menos puesto que el carácter extractivo y colonizador de la gestión del Ing. Macri más acentuado que el anterior ya se pone en evidencia cuando vemos las represiones hacia los trabajadores (sus propios funcionarios dijeron que no permitirán en el país ningún corte total de ruta), la complacencia con la oligarquía argentina (la misma que usurpa nuestros territorios) al haberle quitado las retenciones con las que se contenía a la argentina mas excluida, favoreciéndolas además con la devaluación del peso. Otro tanto se pone en evidencia con la composición de su gabinete, uno de cuyos ministros fue gerente de la petrolera Shell, otro que viene de la gestión anterior con fuerte vinculaciones con Monsanto.
Por ello ante tu pregunta “Comienza a cambiar la historia, para bien, o quién sabe” debemos alertar que esta gestión será aun más cruda que la anterior y habrá que prever que “la opresión por parte de los gobiernos provinciales” seguirá siendo brutal. Coincido con vos que en que “Parece que no se tiene mucha conciencia que se está frente a un gobierno comprometido con las multinacionales y que ha afirmado que va a profundizar aun más la explotación de los llamados recursos naturales. Sabemos que gran parte de esos recursos están en nuestros territorios.”
Sin dudarlo, estamos en esa instancia en gran medida por la falta de autocrítica, falta de ejercicio de la pluralidad por parte del grueso de la dirigencia indígena argentina la cual no asume la historia de su pueblo ni mucho menos intenta explicar las diversas contradicciones que albergan tanto discursos como acciones de muchas organizaciones y sus dirigentes. Esa es la consecuencia de la despolitización y el interés en continuar con las prebendas del estado .
Todo ello es necesario para luego dar el segundo paso que ya fuera esbozado la marcha del 2010 y que lo expresas en tu artículo: la alianza con los sectores y principalmente los explotados también es un imperativo para poder avanzar en un proceso que antes de refundación del estado debe ser de descolonización con una postura anticapitalista premisa fundamental para garantizar sustentabilidad y vida a la Pachamama o sea a nosotros, las plantas, los animales...
A la espera de una respuesta que mas que debatir virtualmente nos obligue a la tarea de esbozar esa gran convocatoria te saludo cordialmente.
Recomposición del Movimiento Indígena
Por Reinaldo Ledesma - Monday, Dec. 28, 2015 at 2:45 PM
Santiago del Estero
Estimados Nilo Cayuqueo y Mario Quinteros, es gratificante ver a dirigentes indígenas ocupados en una necesaria autocrítica sobre las distintas responsabilidades que nos corresponden.
Personalmente creo, a la luz de nuestra historia reciente, que el movimiento indígena en Argentina no estuvo representado por una organización con plena y legítima participación de todos los pueblos indígenas del país y sus respectivas organizaciones políticas territoriales; por lo que, a mi entender, decir que hoy el movimiento indígena se halla “desmembrado y dividido” es no reconocer que esa fue la forma de existencia que siempre tuvo.
Si nos centramos en el pasado siglo XX y en lo que va del presente, podríamos distinguir tres etapas: una primera de luchas por reivindicaciones particulares de pueblos como las de los pueblos mapuches, kollas o, de provincias o regiones como las del Chaco o Formosa, entre otras, pero sin articulación política entre ellas; en una segunda etapa, particularmente hacia las últimas dos décadas del siglo XX, aparecen estas luchas asociadas a organizaciones o movimientos campesinos, los cuales tampoco logran una unidad entre ellos; finalmente, con la llegada del Kirchnerismo, dos organizaciones indígenas, opuestas entre sí, vinculadas o parte del oficialismo gobernante o de grupos de oposición, van a presentarse como representantes del movimiento indígena en el país, teniéndose en cuenta que también hubo otras organizaciones territoriales indígenas que no se referenciaron con ninguna de estas dos.
Hay, no obstante, una lucha común: por la restitución de derechos territoriales y una vida digna para las familias indígenas, y en defensa de nuestra Madre Tierra; a la cual se sumó, en algunos casos, el derecho a la autodeterminación y, en menor medida, contra el capitalismo. Tuvo también consecuencias comunes: represión, persecución, difamación, discriminación, prisión, y asesinatos. Por esto y por la presión del contexto internacional, gobiernos se vieron obligados a reconocer (no “otorgar”) derechos que les corresponden a los pueblos.
Hoy podemos hablar de los doce años de kirchnerismo y juzgar las conductas de dirigentes indígenas, particularizando hasta el punto de referirse a nombres y acciones concretas; o podemos hablar de una política común a todos los gobiernos que tuvimos desde la recuperación de la democracia, autodenominados progresistas o conservadores liberales y a conductas que responden, también, a una lógica común.
¿Cuál es la historia que comienza a cambiar? ¿Pondrá este gobierno los intereses y derechos de comunidades indígenas por encima, o a la par, de los intereses del capital, la “seguridad jurídica” que exigen inversores, los derechos de acumulación y explotación? ¿Los puso el gobierno anterior? ¿Qué diferencia hay entre aquellos dirigentes indígenas que se burocratizaron en cargos en el anterior gobierno convirtiéndose en administradores de la prebenda y entre quienes aspiran a ocuparlos en el actual gobierno?
Indudablemente, como expresa Cayuqueo en su detallado relato, el pasado 26 de octubre comenzaría otra etapa, no otra historia. Una etapa donde cambian los actores que suben al escenario, no las políticas. Una etapa nueva que, al igual que las anteriores, tendría también sus dos rostros: por un lado, la llamada telefónica y la típica ansiedad que despierta en algunos dirigentes el saber que serán recibidos o visitados por quienes detentan el poder; y, por otra parte, el rostro de la lucha de cientos de indígenas por sus legítimos derechos reflejados en el inicio del juicio histórico a Relmu Ñamku.
Mientras el objetivo político de las organizaciones indígenas y sus luchas sea para participar en la designación del presidente del INAI no habrá “otra historia”; mientras el propósito de reunir al movimiento indígena, re-membrarlo, sea elaborar una propuesta para el gobierno de turno, no habrá “otra historia”.
Sí creo en un movimiento indígena capaz de convertirse en sujeto político que, aliado a otros sectores sociales y políticos, construya la herramienta necesaria para la genuina transformación del estado.
Creo en la honestidad de dirigentes capaces de autocrítica, que por ideales y principios han puesto y ponen en riesgo su propia existencia.
Adhiero a la convocatoria a un parlamento indígena de todos los pueblos, donde se escuchen todas las voces, donde nos miremos en la riqueza de toda nuestra diversidad, nutridos con la enseñanza de nuestros ancianos. Un parlamento autónomo, política y financieramente, del gobierno presente o pasado.
"Otra historia"
Por Calchaqui - Saturday, Jan. 02, 2016 at 9:41 AM
Mientras el objetivo político de las organizaciones indígenas y sus luchas sea para participar en la designación del presidente del INAI no habrá “otra historia”; mientras el propósito de reunir al movimiento indígena, re-membrarlo, sea elaborar una propuesta para el gobierno de turno, no habrá “otra historia”.
Compañero y hermano Reinaldo, hay cosas en las que coincidimos: es necesario un Parlamento Indígena de Todos los Pueblos para debatir el rumbo primero, y desarrollarlo concretamente después, como alcanzamos el control territorial, la autonomía de nuestros y pueblos, y su libre-determinación.
Para ello es necesario recoger las voces y voluntad de cambio genuinas mediante la participación de los comuneros, esa es una necesidad prioritaria. También es necesario tratar cuestiones que en materia de discusión en los ámbitos de la lucha indígena no se hace ni se hizo: la autocrítica, el análisis de la memoria de las acciones que en cada territorio se dio, fueran estas acciones de resistencia, de avance por el control territorial; es necesario un análisis crítico de la aplicación de los mentados proyectos de desarrollo, de la aplicación de las “políticas públicas” hacia los PI
Es decir es necesaria la suma de voluntades para que de esta manera además de poner en conocimiento sobre lo que nos pasa en las comunidades podamos mostrarnos juntos, lo que sirve para muchos propósitos, desde enviar una señal a las demás organizaciones que sufren la explotación y exclusión igual que nosotros, poniendo en evidencia que la organización, la delegación de roles, el registro de lo que realizamos, la reflexión sobre ello, la crítica y autocrítica sobre estos hechos son excluyentes para iniciar el camino de la liberación. Es también estratégico este desarrollo ante el poder hegemónico, el poder estatal, ante la sociedad en general que los Pueblos Indígenas no son solo sus dirigentes sino que somos decenas de miles. Decenas de miles que nos vemos afectados por el avance de la sociedad global y capitalista sobre nuestros territorios, sobre nuestras vidas, sobre nuestra Pachamama.
Extractivismo, terratenientes, consumismo, estatalismo. Es decir en necesario avanzar resueltamente a tratar la cuestión del poder indígena, la necesidad de ubicarnos como sujetos colectivos históricos. Escribo esto porque es recurrente la actitud o respuesta de la dirigencia indígena, de referentes comunitarios, de comuneros en las bases respecto del poder estatal: una visión en la que acercándose a este se adquiere el poder necesario para producir cambios dentro de la comunidad u organización a la que pertenecen o en nombre de quien actúan, nada mas errado y suicida en el mejor de los casos puesto que el peor es la traición lisa y llana a los propios pueblos a cambio de la burocratización de esos dirigentes.
Está claro que debemos . En síntesis nos estamos refiriendo de otra manera a tu mención sobre la llamada telefónica o la ansiedad que despiertan los cambios de gestiones estatales en los/las dirigentes/as, allí en ese acto reflejo queda expresado lo que falta, la conciencia de sí como pueblo el cual estando en la Pachamama va desarrollando su historia, no solo por el mero paso del tiempo, sino porque fundamentalmente produce cambios este pueblo en cuestión de manera irreversible para su emancipación.