La expresión se usa en la prensa, el texto escolar y el Parlamento. Se acuña una moneda con el rostro de una machi con la frase señalada. Sin embargo, envuelve un error. El Mercurio, 14 de octubre de 2002
Pueblos originarios
Centro de Estudios Chilenosa.
Señor director:
La expresión se usa en la prensa, el texto escolar y el Parlamento. Se acuña una moneda con el rostro de una machi con la frase señalada. Sin embargo, envuelve un error. "La fértil provincia" no es Arauco, aunque así lo afirmara Alonso de Ercilla y la mitología política legitimadora de la Independencia. En los conflictos bélicos y torneos deportivos se suele atribuir el coraje mapochino a "la sangre mapuche". No hay tal, pues el pueblo chileno nace a mediados del siglo XVI -y no en 1810- como fruto de la mezcla de soldados de España con muchachas quechuas, aimaras, atacameñas, diaguitas, changas y, en especial, picunches. Antes del entronque de los que llegan y las que estaban, Chile no existe, salvo como territorio.
Los mapuches no intervienen en el mestizaje fundacional. Más
aún, procedentes de la pampa rioplatense, trepan el macizo andino.
Los recién llegados se asientan entre el Itata y el Toltén.
Tal invasión acontece apenas tres o cinco décadas antes que
irrumpa aquí Pedro de Valdivia. En aquellos instantes son "huincas"
tanto ibéricos como araucanos. Es erróneo atribuir de modo
exclusivo a los tataranietos de Caupolicán el rango de "pueblo originario".
Los chilenos somos -en pie de igualdad- "pueblo originario", aunque se
encubra o niegue.