DECLARACION DE LA MESA NACIONAL DE ORGANIZACIONES DE PRODUCTORES FAMILIARES CRISIS DEL AGRO Y PRODUCTORES FAMILIARES, Argentina, Octubre, 1999 

 

DECLARACION DE LA MESA NACIONAL DE ORGANIZACIONES DE PRODUCTORES FAMILIARES
Octubre, 1999
CRISIS DEL AGRO Y PRODUCTORES FAMILIARES


Seguramente es difícil recordar una situación de crisis tan generalizada y profunda como la que se vive en el "campo" argentino en la actualidad; ninguna actividad productiva, provincia o región del país está a salvo. Como la crisis del agro no se reduce sólo a las áreas rurales ni a los productores agropecuarios, esta situación repercute en los habitantes delas ciudades cercanas a las zonas de producción, en la economía de provincias enteras y del país. Se cortan las cadenas de pago, no se cumplen los compromisos contraídos, aumentan las deudas, caen los ingresos, el consumo y el empleo. Sólo crece el desánimo, la angustia, la emigración y en muchos casos la bronca.

¿No había problemas en el agro argentino antes de 1999? ¿Todos los productores trabajaban con entusiasmo y no había éxodo? ¿Las pequeñas ciudades mostraban un gran dinamismo y sobraba trabajo? ¿No había reclamos, endeudamiento, intentos de desalojos? ¿Todos podían pagar la jubilación y tenían una buena obra social? ¿los trabajadores rurales estaban todos "en blanco"? ¿Cuál era el destino de muchos productores viejos y el de sus hijos con pocos recursos? ¿No crecía la erosión, la destrucción de bosques y pastizales y la contaminación de aguas y suelos?

El sector agropecuario argentino es sumamente heterogéneo y los cambios impulsados por la acción (o la desaprensión) del Estado, por la presión de quienes imponen las tecnologías y por razones climáticas, no afectaron a todos por igual. No todos pudieron aprovechar en la misma medida los buenos precios de algunos años, o el acceso a algún "nicho" de mercado, ni todos pudieron reconvertirse o ampliar su escala como exigen muchas de las tecnologías propuestas; no todos pudieron tampoco evadir impuestos.

Por eso puede afirmarse que la brusca, pero no inesperada, baja en los precios internacionales de los granos y el ajuste brasileño desenmascaran la profunda crisis estructural que vivía el sector; por eso también es evidente que las medidas imprescindibles para la emergencia no deben hacernos perder de vista la obligación de estudiar en profundidad las causas y consecuencias del crecimiento de la producción.

Para un amplio sector de pequeños productores, la coyuntura crea -o simplemente agrava en muchos casos- situaciones de pobreza; la merma del consumo interno de alimentos, el deterioro del mercado de trabajo; los dramáticos daños climáticos, los bajos precios, la falta de recursos y las políticas desfavorables ayudan a comprenderlo.

Pero esto no es todo, porque simultáneamente: a) se incrementan incluso con niveles de violencia física intolerable, las presiones para expulsar de la tierra a los que se endeudaron para producir y a sus trabajadores históricos, en numerosas provincias; se demora la entrega de la propiedad de la tierra a los pueblos originarios; se paralizan todos los mecanismos públicos para acceder a la tierra; b) se producen "recortes" presupuestarios y parálisis de algunos programas públicos (ProHuerta, Minifundio, Social Agropecuario, Cambio Rural) junto, en muchos casos, con el vergonzoso uso político partidario de algunos de los recursos que el INTA, la Secretaría de Agricultura, Ganadería, Pesca y Alimentación, la Secretaría de Desarrollo Social, el Ministerio de Trabajo, etc. tenían presupuestados.

Soluciones a la "crisis de sobrevivencia" de ciertos sectores y a la "estructural" de otros muchos están lejos de alcanzarse con las medidas para la emergencia que el Ejecutivo parece no escuchar. No deja de sorprender sin embargo que la gravedad de la emergencia económico-financiera de algunos no permita ver que tras los logros productivos se oculta la profunda marginación y exclusión de la mayoría de los productores familiares del país; nada más ni nada menos que las dos terceras partes del total y sin duda la base del tejido social del campo argentino.

Esta crisis no puede independizarse de la situación global de la economía argentina, de las políticas impulsadas en la última década, ni de una historia contemporánea donde los poderosos imponen un modelo de país que no le sirve a la mayoría, cada vez más pobre y marginada.

Por eso la MESA NACIONAL DE ORGANIZACIONES DE PRODUCTORES FAMILIARES reclama para el agro argentino un modelo alternativo que promueva un
desarrollo económica, ecológica y socialmente sustentable, en lugar de la concentración, la usura, la expulsión de los pobladores, la destrucción de la cultura y el medio ambiente.

Políticas activas y diferenciadas por tipo de productor y por área geográfica son necesarias para alentar a los verdaderos actores del desarrollo, algo impensable sin la existencia de una política macroeconómica adecuada y políticas acordes de desarrollo rural y agrícola.

Para todo ello es también imprescindible la participación de la sociedad.

MESA NACIONAL DE ORGANIZACIONES
DE PRODUCTORES FAMILIARES

Comisión Ejecutiva:
Asociación de Productores Familiares (APF), de Florencio Varela (Buenos Aires). Cámara Riojana de Productores Regionales (CARPA). Federación Agraria Argentina (FAA). Movimiento Agrario de Misiones (MAM). Movimiento Campesino de Santiago del Estero (MOCASE)