LUCHAS INDÍGENAS: En esta sección, daremos cuenta de esas situaciones y ofreceremos espacio a la voz de los indígenas.Memoria, NOVIEMBRE DE 1998

 

LUCHAS INDÍGENAS
Memoria, Revista mensual de política y cultura
NÚMERO 117 NOVIEMBRE DE 1998
Es una publicación mensual del
Centro de Estudios del Movimiento Obrero y Socialista
Pallares y Portillo No. 99, Col. Parque San Andrés,
Deleg. Coyoacán, C.P. 04040, México, D.F.
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En todo el mundo, y particularmente en América Latina, los pueblos indígenas están luchando por conservar sus territorios y recursos. A menudo, también están reclamando el reconocimiento de sus derechos económicos, sociales, culturales y políticos, expresados como demanda de autonomía. Estas luchas involucran no sólo la resistencia de los pueblos frente a las acciones de los gobiernos que perjudican sus intereses y su futuro, sino además los combates contra los intereses de empresas y grupos privados que pretenden apropiarse de sus riquezas, a veces desalojando a los pueblos de sus lugares. En esta sección, daremos cuenta de esas situaciones y ofreceremos espacio a la voz de los indígenas.
YPF contra mapuches argentinos
Las comunidades mapuches painemil y kaxipaiñ de la provincia de Neuquén, en la Patagonia argentina, ubicadas en el paraje llamado Loma de la Lata, quieren informar sobre el grave riesgo que corre su salud física y cultural a causa de la contaminación de sus aguas. Estas comunidades se hallan en la zona de explotación petrolífera de privatización Yacimientos Petrolíferos Fiscales (YPF). Por la irracionalidad de la empresa en la extracción y posterior manejo del petróleo, las capas freáticas de la zona se hallan contaminadas con metales pesados (plomo y mercurio). Esta es el agua que inevitablemente tienen que consumir los habitantes de la zona.

Ante una primera denuncia, Salud Pública realiza un estudio sobre la población menor de 16 años y menor de 55. Se debe tener en cuenta que los expertos en el tema señalan que las consecuencias de los metales pesados sobre el organismo y sistema nervioso humanos en la etapa adulta, que abarca de los 20 a los 40 años y que, oh casualidad, no fueron incorporados en el estudio de Salud Pública.

De todas formas, este análisis del organismo oficial dio como resultado que "el grado de contaminación no es de la gravedad que se preveía", quitando trascendencia al primer resultado que mostró para la vida humana y la vida en general, tanto animal como vegetal. La petrolera YPF, para lavar su culpa y su conciencia, entrega a los habitantes de las comunidades aguas envasadas, que de todas maneras sólo alcanzan para un vaso por persona.

Se demanda:

La construcción de un acueducto que garantice el agua a dos comunidades que no resisten la broma de mal gusto de estar provistas de agua mineral para el consumo humano, cuando la fauna y la flora continúan muriendo. Este acueducto debe ser tomado río arriba, para garantizar la calidad del agua. Oficialmente se afirma que ante el resultado de los análisis efectuados por Salud Pública, al no exisitir la supuesta contaminación no se justifica la construcción de la toma, que genera gastos innecesarios y se debe realizar de la misma ribera de la comunidad.
Se hace urgente un análisis biológico de sangre y suelo, que esté liberado del manoseo sufrido hasta ahora por parte de la inconciencia estatal, que ve como precio lógico de sus iniciativas la muerte mapuche. Es más urgente aún, un análisis a prueba de todo soborno y de la presión que YPF ha ejercido sobre los laboratorios que han trabajado con la sangre y la orina de los miembros de las comunidades afectadas. La denuncia ante las autoridades de la provincia fue acompañada con la propuesta de un laboratorio suizo; el gobierno argumenta un problema de presupuesto y, en caso de ser cubierto el costo, surge una nueva piedra en el camino: sacar sangre humana del país es un problema de política exterior que debe resolver la cancillería. Cabe señalar que que, hace poco más de un año, sacaron sangre de 120 mapuches rumbo a la universidad de Pennsylania, para patentar la secuencia genética, en este caso no se habla de violaciones a la soberanía porque hubo una retribución económica de por medio.

Nuestras comunidades ya no soportan tanta agresión, están dispuestas a resistir con dignidad y no quieren morir envueltos en el polietileno de los pozos petroleros abiertos en el patio de sus propias rukas (casas).
Este río de muerte no empieza y termina allí, sino que sigue su curso destructivo hasta el Atlántico, pone en peligo la vida de miles y miles de personas y degrada la naturaleza. El centro geográfico al que pertenecen nuestras comunidades tiene el privilegio de ser el lugar donde está ubicada la mayor reserva gasífera del país. El afán de lucro de este sistema ha llevado a crear un proyecto de muerte llamado "Proyecto MEGA", una planta separadora de gas que trasladará a lo largo de 600 kilómetros el recurso del territorio mapuche al polo petroquímico de Bahía Blanca.

Esta cuchillada de 600 kilómetros a nuestro Wall Mapu abrirá a la madre naturaleza y porovocará un daño ecológico sin remedio al territorio mapuche. Las reservas de gas durarán diez años al ritmo de consumo actual. Nada cuesta imaginarse lo que quedará luego de que la YPF abandone nuestro territorio.

Jorge Nahuel, warken de la Coordinación de Organizaciones Mapuches (Tomado de La Jornada, El Correo Ilustrado. México, 2 de septiembre de 1998).
Mobil contra yines, amahuacas y yoras peruanos
Entre mayo de 1996 y enero de 1997, Mobil buscó petróleo en un área de la Amazonía peruana llamada Bloque 77. Se sabe que esta zona es el hogar de al menos tres grupos de indígenas no contactados: loa mashco-piro (también llamados yine), los amahuaca y los yaminahua (o yora). Los tres han resistido los intentos foráneos de contacto y han disparado flechas y lanzas a los intrusos.

En el curso de su trabajo, los equipos de la Mobil abrieron 659 kilómetros de sendas en la selva y detonaron explosivos a intervalos regulares para escuchar la onda expansiva en el subsuelo. Esta activividad ha tenido serios impactos. En primer lugar, el fuerte ruido y la invasión han obligado probablemente a los indígenas a trasladarse de su territorio habitual y entrar en el territorio de tribus vecinas de las que normalmente se mantenían alejados. De hecho, turistas del cercano Parque Nacional de Manu han visto varias veces a indígenas aislados que les han llegado a disparar flechas. En segundo lugar, la actividad petrolera ha ahuyentado la caza de la que los indígenas dependen. En tercer lugar, hay evidencia de que los madereros de las poblaciones cercanas se han trasladado al área desde que Mobil se fue.

En enero de 1997, Mobi, terminó las pruebas y retiró sus equipos del Bloque 77; desde entonces, han estado analizando los resultados de éstas. La corporación tiene hasta el 26 de septiembre de 1998 para decidir si vuelve al Bloque 77 y perfora un pozo de explotación. Parece que, en efecto, la empresa petrolera volverá, lo que supondría el primer paso hacia una explotación más intensiva.

Durante el periodo de pruebas, se informó de varios contactos entre trabajadores de la empresa e indígenas. Aunque Mobil en la actualidad niega dichos informes, hay fotografías que muestran que los trabajadores de la empresa encontraron casas en la selva, que los indígenas habían abandonado en su huida. Además, algunos de dichos trabajadores firmaron declaraciones en las que detallaban avistamientos de indígenas aislados.

Con anterioridad, algunos de los familiares de los indígenas en valles fluviales cercanos habían sido contactados y, como consecuencia, muchos de ellos murieron, generalmente debido a enfermedades como gripe o sarampión, contra las que no tienen inmunidad. En 1984, los familiares de los yora desaparecidos establecieron contacto con madereros en el río Sepahua, después de que la compañía Shell explorara la región. Entre 50 y 100 indígenas murieron, y una cifra indeterminada falleció en la selva. En los años que siguieron, indígenas yora enfermos y hambrientos bajaban por los ríos de la zona en busca de ayuda, víctimas de los brotes de enfermedades que barrieron a las comunidades que habitan la selva. No hay duda de que los indígenas que permanecen aislados conocen esos hechos.

Posiblemente los indígenas aislados del bloque 77 se refugiaron en las remotas fuentes de los ríos Las Piedras, Amigos y otros cercanos, cuando el auge del caucho asoló la región hace 100 años. La mayoría ded las comunidades indígenas de la zona fueron diezmadas por las enfermedades y la terrible violencia que acompañó la búsqueda del caucho. Los supervivientes recuerdan la experiencia y no desean repetirla. La situación de los indígenas aislados se describe de la manera más exacta al decir que viven "en aislamiento voluntario", pues han preferido mantenerse tan lejos como puedan de los mestizos. Tanto la ley peruana como el derecho internacional protegen el derecho de los indígenas del Bloque 77 a vivir en paz. La legislación peruana reconoce el derecho de las comunidades indígenas a la propiedad de la tierra, pero el gobierno ignora este hecho en su deseo de promover el desarrollo petrolífero, incluso a costa de muchas más vidas indígenas.

Los indígenas aislados del Bloque 77 son nómadas y los pequeños grupos familiares están casi en constante desplazamiento. Durante los meses de verano, las familias suelen vivir junto a los ríos ya que la pesca es relativamente fácil y pueden recolectar huevos de tortuga en las orillas arenosas. En invierno se retiran hacia el interior de la selva para cazar y recolectar frutas y frutos secos.

(Tomado de Acción. Boletín de acción urgente de Survival International. Agosto de 1998).
Forestal Mininco contra mapuches chilenos
Comunidad mapuche Antonio Paillao
Sector Colcuma, Comuna de Tirua
Comunica:

Que en acto de recuperación de tierras hemos ingresado al fundo Colcuma con el objetivo de restituir nuestro territorio ancestral usurpado por la Forestal Mininco, S. A. Anteriormente a estos territorios les fueron concedidos títulos de merced en el año 1905 a nuestra comunidad.

Hace un año iniciamos la demanda por usurpación ante los tribunales sin que haya pronunciamiento. El gobierno y la institucionalidad no han tenido voluntad política para plantear mecanismos de solución.

No renunciaremos a nuestros legítimos derechos territoriales. Quienes nos deben respuesta deben asumir las consecuencias.

Por el derecho a la tierra, territorio y libertad, el movimiento mapuche avanza.

¡Mari Chiweu!

Comunidad mapuche Antonio Paillao-Comunidades de Arauco. Tirua, 24 de septiembre de 1998.