LA NACION LINE | 21.06.01 
Llevarán a La Pampa al último jefe de la confederación ranquelina

Restituyen los restos de un cacique ranquel

Estuvieron expuestos durante más de un siglo en La Plata 
 
El cacique será enterrado frente al monumento a los ranqueles (foto)
Foto: M. García

 

  • Pasado mañana, Mariano Rosas será enterrado a orillas de la laguna de Leuvucó
  • Era el indio con el que se entrevistó Lucio Mansilla
  • Su tumba fue profanada en 1878
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    "Yo, que en esta excursión a los indios he aprendido una virtud que no tenía, que por modestia callo, repito lo que antes he dicho: que no es fácil penetrar en el toldo del señor general Mariano Rosas, como le llaman los suyos."

    Así escribió Lucio Victorio Mansilla en Una excursión a los indios ranqueles , en referencia a las dilaciones de rigor que tuvo que soportar hasta que el cacique de los ranqueles, Panquitruz Gner, finalmente lo recibió en Leuvucó.

    Pero todo lo que demoró en mostrarse y recibir al militar que se había aventurado tierra adentro, y todo lo que receló salir de sus tolderías por miedo a quedar de nuevo cautivo de los cristianos, lo pagaron sus restos: estuvieron expuestos durante más de un siglo en el Museo de Ciencias Naturales de La Plata.

    Cuánto había en ello de trofeo de guerra en exposición y cuánto de divulgación de la antropología física es algo difícil de deslindar.

    Pero llega otro giro en el destino de los restos del cacique Panquitruz Gner: pasado mañana serán restituidos a la comunidad ranquel que les dará sepultura a orillas de la laguna de Leuvucó, 25 kilómetros al norte de Victorica, La Pampa.

    Avatares

    En 1878, ocho años después de que lo dejara Mansilla en sus tolderías, y un año después de su muerte, fue profanada la tumba de Panquitruz, cuando las tropas al mando del coronel Eduardo Racedo avanzaron sobre Leuvucó, como parte de las acciones preliminares de la Campaña del Río Negro. Encontraron el lugar abandonado y sólo meses más tarde tomaron prisionero allí a Epugner, hermano y sucesor de Panquitruz, y al resto de la tribu.

    De la tumba -donde había sido enterrado con tres de sus mejores caballos y una yegua gorda para que tuviera, según la creencia, qué montar y de qué alimentarse en el tránsito hacia la otra vida- se supone que fue extraído solamente el cráneo. Este pasó luego a formar parte de la colección de antropología del naturalista y político Estanislao Zeballos. La colección, formada por 100 cráneos "de indígenas antiguos y modernos, varios de éstos de jefes de renombre", según una publicación de la época, fue donada al museo de La Plata en 1889.

    Las gestiones para la restitución comenzaron hace casi diez años. Finalmente, la ley 25.276 de agosto de 2000 dispuso el traslado de los restos del cacique a Leuvucó. El Instituto Nacional de Asuntos Indígenas (INAI) fue el organismo encargado de instrumentar los medios para la restitución, junto con la Secretaría de Cultura de La Pampa y la propia comunidad ranquel.

    "El reclamo por el cuerpo del cacique ha sido considerado por el municipio como una cuestión de Estado", explicó a La Nación el intendente de Victorica, Norberto Nicolás. "Han cambiado las autoridades, el partido, pero se ha mantenido el apoyo a la iniciativa de la comunidad ranquel, si bien es la Secretaría de Cultura de la provincia la que coordinó el proceso."

    Nombre cristiano

    Panquitruz Gner (Zorro Cazador de Leones), hijo del cacique Painé de la dinastía de los Zorros, nació alrededor de 1820 en Leuvucó. En 1834, mientras cuidaba una caballada de refresco para un malón que dirigía su padre contra el pueblo de Rojas, cayó prisionero de tropas de frontera cerca de Melincué y fue llevado a Santos Lugares.

    Juan Manuel de Rosas se interesó por él y lo apadrinó. Le dio su apellido y lo llevó de peón a su estancia de El Pino. Allí, el joven aprendió el castellano y a realizar las faenas rurales al estilo gaucho. Pero añoraba la vida en el monte y a los suyos y en 1840 escapó de El Pino y volvió a las tolderías de Leuvucó. Fue jefe de la confederación ranquelina desde 1858 hasta que murió de viruela en agosto de 1877.

    En "Una Excursión..."-que trata extensamente sobre Mariano porque él presidía el consejo que debía firmar el Tratado de Paz que llevaba Mansilla-, Mansilla lo da a conocer en sus acciones y reacciones: es prudente y perspicaz.

    "Al traer el cuerpo de Mariano Rosas estamos cumpliendo una voluntad suya de permanecer en sus tolderías; su deseo público de no retornar jamás a tierra cristiana. Las mujeres sabias le habían aconsejado que no saliera de Tierra Adentro, que si lo hacía caerían grandes desgracias sobre él y sobre su pueblo", explicó Canhué.

    "Creemos que con su regreso volverá la unidad a la nación mamülche (así se llaman a sí mismos: mamül, monte; che, gente) y de alguna manera se va a restablecer lo que era antes de que se violara su tumba. No va a ser igual -sonríe Canhué, dando a entender que lo suyo no es ingenuidad, sino alegría-, pero creemos que se vienen mejores tiempos para nuestro pueblo."

    A mediados del siglo XVIII los ranqueles ocupaban el sur de Córdoba, San Luis y Mendoza, y la provincia de La Pampa, desde el río Salado hasta el Atlántico y al sur hasta el río Colorado. En 1870 Mansilla estimó que eran entre 4000 y 6000 personas.

    A medida que se fue corriendo la frontera, los ranqueles fueron empujados del monte de caldén, hacia la estepa más inhóspita del extremo oeste de La Pampa. Muchos se establecieron en Sarmiento, sobre el río Quinto. En 1899 les fueron concedidas 80.000 hectáreas -600 para cada familia- de la denominada Colonia Emilio Mitre.

    "Actualmente, el territorio de la colonia se redujo a la mitad. Estamos en proceso para lograr la restitución de las otras 40.000 hectáreas", cuenta Canhué. Una de las razones que los llevaron a asociarse para obtener la personería jurídica es justamente la revindicación de esas tierras.

    "En octubre de 2000 nos reunimos varios jefes en Algarrobo del Aguila, departamento de Chicalcó, y decidimos crear el consejo de Lonkos -cabezas- de comunidades indígenas de La Pampa", cuenta Canhué. El presidente es Oscar Guala, descendiente del cacique Yanquetruz.

    "Mariano es un personaje que consideramos sagrado. Durante su gobierno se avanzó mucho en la agricultura, la ganadería, la cría de caballos, en parte, a raíz de la experiencia que había adquirido cuando fue cautivo de Rosas", agrega.

    "Hay una necesidad de reparación histórica para los descendientes de Panquitruz Gner -afirma Ana González, coordinadora del INAI-. Pero queremos generar además un debate nacional que instale la necesidad de reconocer las raíces múltiples de nuestro pueblo."

    María Ortiz Buchanan

    Cronograma

  • Mañana, a las 10.30, los restos serán entregados al Consejo de Lonkos en el Museo de Ciencias Naturales de La Plata. Saldrán para Santa Rosa en el avión presidencial Tango 03 y de allí serán llevados en caravana hasta Victorica, donde los velarán en la municipalidad, con una guardia de honor. Pasado mañana, a las 11, será el acto oficial en la laguna de Leuvucó. La ceremonia indígena coincide con la celebración del Año Nuevo ranquel, en la madrugada del 24, y asistirán solamente los miembros de la comunidad.
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    La Nación, 21 de junio de 2001.