Proyecto de Documentación Ñuke Mapu
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Nº 938 - Del 02 al 08 de julio de 1999

Crónica

Domingo Marileo:

"El Estado chileno está sobrepasado por nuestras demandas"

Evidenciando el efecto de reafirmación de la potencialidad del movimiento mapuche, ratificada durante los meses precedentes por las movilizaciones y la solidaridad conquistada entre el conjunto de la sociedad, conversamos con Domingo Marileo, secretario general de Admapu. Se encontraba de regreso de Ercilla, en la IX Región, después de la frustrada reunión con el gobierno, que envió a un personero del ministerio de Agricultura en lugar del ministro Germán Quintana, como estaba previsto; y a algunos días del 24 de junio, fecha en que se celebra el Año Nuevo Mapuche, y que en Temuco motivó una multitudinaria marcha en la que participaron comunidades de distintos puntos de la región.

Todo indica que las organizaciones mapuches comparten la sensación de encontrarse frente a un momento crucial, una especie de hito demarcatorio de la consolidación de su lucha, que se ha legitimado y se abre paso hacia una nueva etapa.

- La celebración de este Año Nuevo Mapuche tuvo un marco diferente al de años anteriores.
"Obviamente, porque se celebró en medio de un gran proceso de movilización por los derechos del pueblo mapuche, por su territorio. Ha habido expresiones de distinto orden en las comunidades, ocupación de predios y recuperación de nuestras tierras, marchas como la que fue a Santiago, manifestaciones de rechazo a los procesos en los Tribunales contra nuestros hermanos que luchan por los derechos territoriales; o la marcha multitudinaria que se realizó en Temuco, adonde llegaron delegaciones de 31 comunas. Se ha conformado un permanente movimiento que se ha ido gestando a través del tiempo".

- ¿Y a qué se debe esa mayor receptividad hacia la causa del pueblo mapuche?
"Creo que se debe a que el pueblo mapuche y su dirigencia ha realizado un proceso serio, quemando etapa por etapa. Cuando empezamos a organizarnos para luchar contra la dictadura, conquistar la democracia y tener una nueva ley indígena, muchos dijeron que estábamos locos, que no era posible derrotar a un gobierno militar. Pero eso se logró, también debido a la alianza que impulsamos con todas las fuerzas sociales.
Posteriormente, dijimos que había que participar y ser parte de la formación de la CONADI, y esto lo hemos hecho ante el conocimiento de todo el pueblo. Nadie puede decir que nos hayamos restado a los procesos.
A la gente le ha quedado totalmente claro que el gobierno no ha respondido, y por eso el movimiento ha conquistado la simpatía de la mayoría de la sociedad, que ha comprendido la justeza de nuestros actos; que hemos sido pacientes, pero que esa paciencia no es infinita.
Eso lo hemos demostrado en todas las etapas, como lo hacemos hoy con el ministro de Planificación. Se dijo que falta diálogo, y nosotros llamamos al diálogo, porque eso no significa que dejemos de defender los derechos que hemos abrazado por tanto tiempo. Nadie nos podrá decir mañana que cuando se nos ofreció dialogar con un ministro de Estado no lo hicimos, pero ahora ha quedado en evidencia que con su visita tampoco ha resuelto los problemas y no se ha tomado ninguna medida concreta".

- Y la constatación de esa experiencia, ¿permite extraer conclusiones sobre los pasos futuros?
"Con nuestra experiencia hemos sentado el precedente nacional e internacional de que los derechos nuestros han sobrepasado a la estructura orgánica de este Estado, y que tendrá que ser en los marcos de otro Estado donde logren ser consideradas las demandas del pueblo mapuche.
Los convenios de Naciones Unidas pueden señalar algo diferente, pero con la Constitución Política actual es muy difícil que esto se pueda cambiar. Además, acá tenemos una derecha reaccionaria de tomo y lomo, y la Concertación tampoco lo hace nada de mal, porque tiempo han tenido de sobra para hacer los cambios. Yo creo que esto no se va a lograr mientras no haya una transformación profunda de toda la estructura institucional del Estado. Aquí se requiere de un Estado nuevo y distinto, que recoja los planteamientos del pueblo, y eso no está presente. Los grupos económicos imponen las leyes, las formas de administración política de este país, y no se escucha la voluntad soberana del pueblo".

- La agenda gubernamental ha incluido un conjunto de planteamientos de orden constitucional para abordar el conflicto mapuche. ¿Los reconoce como un avance?
"Cuando se inicia el primer gobierno de la Concertación, Patricio Aylwin envió tres proyectos de ley al Parlamento: la ley indígena, las reformas para el reconocimiento constitucional del pueblo mapuche y la ratificación del Convenio 169 de la OIT, que trata sobre los derechos de los pueblos indígenas. Desde esa fecha, no se había visto interés del gobierno por abordar el tema, y llama la atención que justo ahora lo estén haciendo, cuando están por terminar su período y hay nuevas elecciones presidenciales. Es llamativo, porque durante los años anteriores no hicieron nada, y justo ahora se acuerdan del tema".

- Más allá de la falta de voluntad política en el gobierno, ¿ustedes comparten que el reconocimiento institucional al pueblo mapuche debiera expresarse en una cuota de participación parlamentaria directa?
"Yo creo que hay que ver cómo se establece la representación. Se habla de representación parlamentaria, de participación más categórica en la CONADI, donde los mapuches elijan sus autoridades, de la definición de un territorio, y también del Presupuesto Nacional, porque actualmente nos entregan sólo  migajas. Tendría que haber una reorientación en todos estos aspectos".

- ¿Y qué ocurre con el tema de la territorialidad? ¿Cómo se expresaría en términos prácticos?
"Creo que es un tema complejo y sobre el que no está dicha la última palabra. Si existe voluntad real del gobierno para lograr los cambios, debiera partir por tomar una resolución que ponga freno a las empresas transnacionales que están en nuestra zona, o que las autoridades de la zona puedan ser designadas por los mapuches, entre otras medidas.
Hay que partir de un hecho histórico: la violación del Pacto de Quillín cometida por el Estado chileno. En 1641 ese pacto reconoció el territorio mapuche del Bío Bío al sur, y es un pacto internacional porque se suscribió entre dos pueblos, la Corona Española y el pueblo mapuche, pero que más tarde se desconoció por la mal llamada Pacificación de la Araucanía. Ese pacto redujo el territorio mapuche de 31 millones de hectáreas a sólo diez millones. La definición de la territorialidad debiera abordarse en base a estos antecedentes".

- Si la materialización de estas demandas depende de una transformación general a nivel del carácter del Estado, surge el tema de las formas que deberá adoptar la lucha del pueblo mapuche para avanzar en esa dirección.
"Creo que hay diferentes formas de hacer esto. Una de ellas es a través de las elecciones populares, que parece un arma viable en este momento para confrontar una fuerza amplia y cambiar la situación en este país, y eso lo representan las fuerzas consecuentes que se están levantando en torno a la candidatura de la compañera Gladys Marín, que aglutina a la izquierda con los trabajadores, los estudiantes, la juventud, las mujeres y los pueblos originarios, y que en la medida que se sumen a esta fuerza podrán impulsar los cambios. Esto es indispensable".

- Un tema recurrente es el de la CONADI. Ha sido señalada como  oficina del gobierno, y todo indica que es un espacio que hizo crisis.
"La CONADI es una institución del gobierno, y éste ha roto la voluntad de la ley indígena. Hoy la CONADI no es el elemento determinante para el movimiento mapuche, primero hay que cambiar la política general del gobierno. No sacamos nada con hacer nuevos cambios en la CONADI, mientras las normas que la rigen sigan siendo las mismas.
Lo central es construir una nueva correlación de fuerzas que permita llevar adelante las reformas constitucionales. Está todo centrado en la Constitución, y eso requiere de un nuevo Estado".

- ¿Y qué ocurre con la unidad de las organizaciones mapuches? Dentro de la diversidad, también pareciera que están obligadas a ponerse de acuerdo.
"En el movimiento mapuche todavía hay un grado de fragmentación, pero no estamos lejanos de lograr una coordinación estrecha y fuerte en torno a una visión conjunta de las demandas. Lo que hay que entender es que el pueblo ya no resiste más, y que el Estado ha incitado a la violencia, ha permitido el hostigamiento de las forestales, y las distintas organizaciones han actuado en defensa de nuestros hermanos, que han hecho uso de su derecho a responder ante esta situación".


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