CrónicaNº 935 - Del 11 al 17 de junio de 1999
Igual que Lautaro, los mapuches avanzan a Santiago.
Sergio San Martín
Fue muy enriquecedor haber marchado 90 kilómetros con los hermanos mapuches en dirección a Santiago, en demanda de justicia.
Fue muy hermoso ver, en cada ciudad que se cruzaba, al pueblo que se vaciaba a las calles para vitorear a quienes íbamos en la marcha; y a los hermanos, pese al cansancio, gritando a todo pulmón: ¡Cabrero, escucha, súmate a la lucha! El grito variaba según la ciudad a la que llegábamos, incorporando su nombre junto al llamado a la lucha.
Era de regocijo de victoria ver a familias enteras, de cabrerinos o chillanejos, aplaudir, avivar y entregar su solidaridad repartiendo frutas, galletas y bebidas.
Al ver dos pueblos sufridos entregándose mutua solidaridad, no se puede dejar de pensar que somos capaces de construir una sociedad más justa, más humana.
Pese a que en Temuco llovía torrencialmente, la marcha comenzó a la hora y en el día señalado, y las dos primeras noches fueron un descansar y secar ropa al mismo tiempo.
Tras un lienzo en el que se lee "Por el derecho a la autodeterminación. Nación Mapuche", van Huilcamán, Naín, acompañados por representantes de Trapa-Trapa, Temuco, Valdivia, Curarrehue, Cunco, Galvarino, Ercilla, Panguipulli y tantas regiones más que se movilizan bajo la orientación del Consejo de Todas las Tierras. Es importante señalar que tienen un acuerdo con el gobierno para estudiar la documentación que acredita, a través de los Títulos de Merced, toda la tierra usurpada y mal enajenada de más de veinte comunidades mapuches. Pero el plazo de 30 días a la solución no lo están esperando sentados o en un estéril diálogo. Están aplicando una nueva forma de lucha donde no restan fuerzas, sino que suman, en su paso desde Temuco a Santiago, a ese 80 por ciento de los chilenos que piensan que el Estado, de una vez por todas, debe pagar la gran deuda que tiene con nuestros hermanos mapuches.
Como ocurre con todos los pueblos, existen en su seno muchos movimientos, agrupaciones o asociaciones que recurren a distintas formas de lucha, pero son uno solo en su exigencia de tierra, cultura y libertad.
Gladys Marín, digna representante de la izquierda, ha dicho en Temuco: "respaldamos la lucha del pueblo mapuche, en todo lugar y en todas sus formas". Es una apreciación muy justa.
A los 71 años de edad, doy gracias a los hermanos por haberme sumado a su marcha y haber recibido su trato cariñoso, mientras rejuvenecía y tomaba fuerzas de este pueblo maravilloso, que nos invita con su ejemplo, pese a los siglos de ignominia, a luchar hasta vencer.
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