Proyecto de Documentación Ñuke Mapu
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Díario Rio Negro,  Lunes 18 enero 1999
 
 
 

Mapuches piden que les cumplan las promesas

En Chiuquilihuin les anunciaron escuela nueva y la implementación del EGB.

Hasta ahora en un edificio de 90 metros trabajan y estudian un total de 83 personas.

 
  JUNIN DE LOS ANDES .- La comunidad mapuche de Chiuquilihuin quiere que el Estado les cumpla y ponga en funcionamiento el plan de Educación General Básica y la nueva escuela que les prometieron. 

Cansados de promesas decidieron reclamar para que "dejen de jugar con los paisanos, porque ahora sabemos hablar y defendernos", dijeron en una reunión de padres convocada días pasados en la escuela del paraje. 

La historia comenzó con la llegada de las autoridades a las comunidades mapuches. Explicaron con tecnicismos, relataron un panorama de película, prometieron, consiguieron la firma del documento que llevaban preparado y se fueron. 

En junio del 98, como a otras escuelas rurales de la zona, llegó Mirta Otero, coordinadora del "proyecto 7". Enmarcado en la Ley Federal de Educación, proponía a las comunidades mapuches ingresar al nuevo milenio implementando la EGB 3 en el campo. 

Esto significaba que los chicos, que muchas veces a duras penas logran su título de séptimo grado, debían continuar cursando el octavo y noveno grado. Tendrían un maestro tutor y profesores itinerantes, que cuatro veces durante la semana recorrerían todas las escuelas incluidas en el proyecto. 

A cambio se les ofreció "una escuela nueva" y todo lo que necesitaran, porque -según decían- había financiamiento y debían aprovecharlo. 

De todos modos les dijeron que si no aceptaban voluntariamente "en el 2003 la ley los va a obligar a aceptar la enseñanza polimodal". 

Los once alumnos que ya habían terminado el primario fueron "recuperados". De esa manera junto a los siete que terminaron en mayo del 98 pasaron a formar el octavo grado de la escuela de Chiuquilihuin. Llegaron en octubre los primeros libros, pero nunca apareció ni el tutor ni los docentes itinerantes. Los alumnos quedaron absolutamente desamparados. 

Obviamente, una escuela construida hace 33 años atrás para doce alumnos, no cuenta tampoco con infraestructura para contener más pequeños. 

Hoy concurren normalmente 76, más cuatro docentes, dos auxiliares de servicio y un profesor de educación física fuera de plan-ta funcional, que deben trabajar en una superficie de 90 metros cuadrados. Donde generalmente vive una familia de cuatro o cinco integrantes, ochenta y tres personas deben estudiar y desarrollarse para el futuro. 

En la visita realizada en junio del 98, Otero explicó a los padres lo que a su criterio eran las las bondades del nuevo sistema, y prometió que todo iba a estar organizado para la época del inicio de clases en septiembre. También se les dijo que para mediados del ciclo lectivo tendrían terminada la nueva escuela "con todas las comodidades". La fecha ya llegó y de las promesas no se vieron ni las sombras. 

Cuando recibieron los primeros libros, David, uno de los docentes decidió guiar el estudio de los "alumnos recuperados" para evitar una decepción mayor. Para dictar las clases debieron reacondicionar la leñera, un espacio no mayor a 10 metros, con fondos que les envió el distrito con asiento en Junín de los Andes. 

Pero el entusiasmo del docente pronto se convirtió en enojo cuando notó que desde el Estado no se cumplía con nada de lo prometido. 

 

"Reconocemos que firmamos a las apuradas"

 

Un número interesante de miembros de la comunidad se autoconvocó en la escuela a mediados de la semana pasada. Allí, con indignación hicieron oir sus voces y firmaron una dura nota de reclamo elevada a Mirta Otero. 

"A medida que conocemos la Ley Federal vemos que no soluciona nada. Se hacen todos parches. Octavo y noveno grado no es bueno para nuestros chicos, a los que apenas podemos hacer estudiar. Nadie cree que van a mandar todos los días un profesor para dos materias a la comunidad", expresó Manuel Pereyra. 

"La escuela nueva no se hizo, ya vamos por la mitad del ciclo y después viene el invierno y la excusa de no poder trabajar, y así pasan los años aca. El pedido de una escuela nueva lo venimos haciendo hace muchos años. Tenemos que reconocer que firmamos a las apuradas, creyendo en las promesas", explicó. 

José, un joven que recién abandona la adolescencia, muy seguro opinó que "se juega con el pensamiento de la gente. El gobierno tendría que haber pensado primero en todo lo que necesita la comunidad, y no haber venido con un proyecto preparado igual para todas las escuelas, pero dos veces no nos van a poner el dedo en la boca. Vienen a engañarnos, pero ahora sabemos hablar y defendernos". 

" En algunos lugares ni siquiera pudieron estar los docentes en las reuniones" dijo una madre con varios alumnos en la escuela. 

En la nota enviada al gobierno, hicieron saber que "el tiempo transcurrido desde el inicio de este ciclo no hace más que evidenciar la inoperancia de su accionar". 

Sostuvieron que "representa para nosotros una constante frustración como pobladores deseosos de mejorar nuestra calidad de vida y la de futuras generaciones que vemos en puerta, cuan-do desde el mismo Estado se promueve la "no discriminación estos chicos mapuches deben sentir que forman parte del rezago".