PUNTO FINAL
29 de octubre de 1999
¿La pobreza es una infiltrada? |
Pregunta alcalde mapuche de Tirúa |
En el confín de la provincia de Arauco, donde termina la VIII Región, está Tirúa. El 70% de sus cerca de diez mil habitantes son mapuches lafkenches. No es raro, en consecuencia, que esta comuna tenga un alcalde de esa etnia. Lo que sí podría extrañar es que Adolfo Millabur, de 32 años, casado, dos hijos, sea el único edil mapuche en todo Chile. Eso, dice, le hace sentir una mezcla de orgullo y de frustración "porque debería haber muchos más".
LA marcha a caballo del 12 de octubre culminó en Concepción. Fue una gran demostración del pueblo mapuche que reveló la simpatía del país con ese movimiento.El alcalde Millabur recibió a PF en su pequeña y agitada oficina municipal, ubicada frente al serpenteante río Tirúa, al final de la caleta de pescadores que es la capital de la comuna, uno de los escasos centros urbanos de la localidad. Millabur venía llegando de la marcha a caballo que culminó el 12 de octubre en Concepción, donde se reunieron más de seis mil indígenas y "huincas" en repudio al "descubrimiento" de América, que significó el exterminio de los pueblos originarios y la imposición de la cultura occidental. Está cansado, pero también contento. Y se prepara para viajar a Europa, donde entre otras actividades le espera una exposición sobre el tema indígena ante los representantes de la ONU en Ginebra.
Adolfo Millabur es un hombre lúcido y expresivo, que forma parte de la joven generación de dirigentes mapuches. Nació en la zona del lago Lleu Lleu, en el norte de la comuna, y se forjó como dirigente estudiantil en el liceo de Tirúa. Luego partió a Concepción con un grupo de compañeros, donde tuvieron que hacer toda clase de malabarismos para sobrevivir. Allí participó en la campaña del "No" a fines de los '80 y estudió mecánica, oficio que nunca ha ejercido porque "lo mío es la gente y no los fierros". Hace tres años fue elegido alcalde de Tirúa, presentándose como independiente en una lista de la Concertación. Pero más allá de su gestión municipal, se ha proyectado fuera de los límites comunales como líder de la Identidad Territorial Lafkenche de la provincia de Arauco, uno de los movimientos que luchan por la autonomía, la recuperación de territorios y el reconocimiento constitucional del pueblo mapuche.
¿Qué distingue a esta nueva generación de dirigentes?
"Tienen una visión mucho más crítica. En el fondo, el mundo de las comunicaciones nos ha permitido mirar las cosas de otra manera. Hemos tenido la posibilidad de conocer otras realidades y ya no nos pueden pasar gato por liebre tan fácilmente. No nos pueden decir 'espérate un poquito, que te vamos a resolver el problema'. Ya hemos perdido la paciencia. Y tampoco creemos que las cosas formales, los gestos de caballero funcionen; la historia demostró que no funcionaron. La diplomacia tiene límites. Hay una visión mucho más propia".
¿Ustedes, como Identidad Territorial Lafkenche, entregaron una propuesta al gobierno?
"Una de las cosas importantes de esa propuesta es que educa a la gente, sobre todo a muchos medios de prensa que se han visto obligados a reconocer ciertas cosas. Por ejemplo, que no somos 'minoría étnica'. Ahora, incluso sectores muy conservadores están hablando de 'pueblo mapuche', aunque todavía les cuesta. Otra muestra de desconocimiento, de que no saben quiénes somos ni cómo es nuestra cultura, es cuando se pretende la 'unidad' del pueblo mapuche. Viven sentados en la silla de la ignorancia".
UNIDAD EN LA DIVERSIDAD
¿Qué pasa con la unidad de los mapuches?
ADOLFO Millabur, alcalde de Tirúa."El concepto de unidad desde el punto de vista occidental -afortunadamente he logrado conocer las dos partes- es piramidal, jerárquica, pero los mapuches no somos un ejército, no andamos detrás de una sola persona, no tenemos una estructura única. Hay una cultura que obedece a identidades territoriales. Ese término es moderno, nosotros le pusimos así. Mis padres, mis tíos, mis abuelos se autodesignan, simplemente, de acuerdo al lugar donde vivimos. Yo soy lafquenche, hombre de la costa, de la tierra y el mar. Nosotros tenemos una relación espiritual y filosófica con el mar. Y cuando hablamos de los hermanos del Alto Bío-Bío, como dicen en el mundo occidental, les llamamos pehuenches. Los que están al otro lado de la cordillera de Nahuelbuta, en Lumaco por ejemplo, son nagches. Los de Argentina son puelches. Los huilliches, gente del sur; y los picunches, del norte. El nguillatún de los hermanos pehuenches es distinto al que tenemos los lafkenches y al que tienen los wenteches (gente de los valles), aunque siempre está la machi. Al existir estas distintas identidades territoriales, es muy difícil que los pehuenches reconozcan liderazgo a un lafkenche, y viceversa. Tienen su propia estructura. Y creo que ahora se está reconstituyendo el concepto de territorio mapuche".
¿Le molesta que todavía haya personas que los llama "araucanos"?
"No somos araucanos, pero nos vendieron tanto la pomada que incluso algunos se sienten araucanos, como no falta el general de ejército o el presidente de la República que quiere quedar bien parado ante la opinión pública y habla 'de los araucanos', como de 'nuestras antiguas raíces'. Pero esas mismas personas que hablan de los 'araucanos' como héroes, después le dicen a su propio hijo 'eres como indio de duro' o a la nana que tienen en la casa le dicen 'china'. Esas son las inconsecuencias que uno ha aprendido a conocer en estas autoridades que tienen una máscara de 'buena gente'".
La Identidad Territorial Mapuche Lafkenche, ¿es un movimiento?
"Sí, no tiene estructura orgánica, ni presidente. El que quiere entra y el que quiere se va. Es lo que digo: se está reconstituyendo el antiguo territorio mapuche. Antes habían grandes reuniones entre los pehuenches, lafkenches, wenteches, nagches, donde se tomaban acuerdos decisivos para la guerra. Pero sólo en función de eso, porque mantenían su propia forma de organización, su autonomía para funcionar. Esa es la forma natural de organización territorial".
¿También se está volviendo a esos grandes encuentros en esta gran pelea por la recuperación de sus territorios?
"Creo que sí. La lógica territorial aún se mantiene y los encuentros se activan en determinados momentos. Lo que nos está uniendo, afortunadamente por un lado y desafortundamente por otro, es el conflicto con las empresas forestales. Los lafkenches estamos en un proceso de reagrupamiento y ojalá los hermanos wenteches también se reagrupen, porque no sacamos nada con llegar a un gran acuerdo si no hay cohesión. Cada identidad territorial tiene que afianzarse. Entonces estará madura la unidad, no piramidal, sino en función de algo".
¿No ha habido respuesta de parte del gobierno a la propuesta lafkenche?
"Por lo que sé, cuando empezaron a estallar en forma más aguda los problemas mapuches, recién en el gobierno se empezaron a dar cuenta que eran ignorantes sobre este tema. Si se conversa con los ministros, con los subsecretarios... sólo conocen lo que dijo Alonso de Ercilla en 'La Araucana' y las dos hojas que contiene la Historia de Chile sobre los mapuches. De repente sale una autoridad -de las que están y de las que estuvieron- que dice conocer a los mapuches 'porque tengo una niña trabajando en mi casa que se crió conmigo' o 'porque en mi fundito tengo tres mapuches trabajando'. Esas son las frases típicas para demostrar que son expertos en el tema mapuche. Es muy difícil responder una propuesta, como la lafkenche, cuando no se conoce esa realidad".
MANIOBRAS DEL GOBIERNO
¿Le parece que hay un interés real del gobierno por conocer el problema y buscar una solución de acuerdo a las expectativas que ustedes tienen?
"Este gobierno, no. Lo demostró con el anuncio -que creo fue estratégico y se pisó la cola- de ponerse con 140 mil millones de pesos. Con eso quiso inyectarle una anestesia a la conciencia y al movimiento mapuche. Y tal vez, tender una especie de cortina de humo a la sensibilidad del chileno común. El gobierno mandó al ministro de Planificación, Germán Quintana, a escuchar a estos mapuches que estaban causando problemas, pero nada más que a escucharlos, como señal de que se estaba atendiendo al problema, para hacer después lo que ellos quisieran. Lo que no previó el gobierno es que habemos mapuches a los que ya no nos pasan gato por liebre. En mi calidad de alcalde, he aprendido que la inversión pública se planifica, por lo menos, con dos años de anticipación. Y no hace más de un año que comenzó a generarse este conflicto. Salvo un pequeño saldo, tampoco se trata de platas frescas. Esos 140 mil millones estaban predefinidos, pero no necesariamente para los mapuches, sino que para explotar más rápidamente los recursos naturales. Y el gobierno se pisó la cola, porque la anestesia produjo mayor descontento en las comunidades".
¿Cuál es su evaluación de la marcha del pasado 12 de octubre?
"Fue un testimonio gráfico de la sensibilidad que tiene el pueblo chileno con el tema mapuche. Los chilenos se han dado cuenta que han sido engañados, principalmente a través del sistema educacional, que nos cuenta una historia que parece película de cowboys. Muestra un Lautaro guerreando, pero no un Lautaro con valores. Muestra una Fresia muy soberbia, pero no una mujer con una cultura que aportó mucho a este país. Es un atropello y un insulto a nuestro pueblo que historiadores como Sergio Villalobos, reconocido con un Premio Nacional, digan que la machi es una bruja, y no una guía espiritual. Eso es ignorancia y una agresión a nuestro pueblo. ¿Qué pasaría si yo dijera que un cura es un ser diabólico? Como somos un pueblo que no hemos tenido la posibilidad de hacernos valer como corresponde, tenemos que soportar esos insultos, y nuestros hijos son formados en las escuelas con ese tipo de educación. Pero el pueblo chileno se está dando cuenta de que estas mentiras no se pueden soportar más. Nos han hecho creer en un país uniforme, adoramos más a la colonia francesa o alemana que a nuestro propio pueblo. Eso es lo que hay que cambiar".
¿Ve mejores expectativas con un nuevo gobierno de la Concertación?
"Cuaquiera sea el gobierno que salga, nuestra lucha va a ser igual de sacrificada. La constante en la historia ha demostrado que siempre quedamos al último. Incluso en la época de la Unidad Popular los mapuches fuimos carne de cañón. Los dirigentes mapuches, por su concepto de recuperación de tierras, se la jugaron por todos durante la reforma agraria. Pero antes y después de la Unidad Popular las tierras no se las entregaron precisamente a los mapuches, sino que a otras personas que, aunque también las necesitaban, eran las que tenían mayor vinculación de partido o de amistad con los jefes. Siempre el mapuche es discriminado. ¿Cómo voy a confiar en que un gobierno, cualquiera sea su tendencia, vaya a cambiar de actitud? Si no me pongo firme, si no me organizo, si no soy capaz de exigir, no voy a conseguir nada. No me hago grandes expectativas. Naturalmente que pertenezco a este país, donde nadie es químicamente puro. Y tengo que votar, si no no sería alcalde...".
¿Por el candidato de la Concertación?
Se ríe antes de responder: "El voto es secreto, ni en mi comuna saben por quién voto... Afortunadamente, va creciendo el movimiento indígena y vamos a tener que hacernos valer, a lo mejor con mucha fuerza. Tenemos hartos aliados, que son los chilenos no vinculados a los poderes del Estado ni a los poderes político partidistas".
En su propuesta, los lafkenches plantean la formación de una comisión de Verdad y Deuda Histórica, que recuerda a la que investigó las violaciones de los derechos humanos.
"Claro, como la Comisión Rettig, dice Millabur, pero en este caso para que aborde los atropellos del Estado chileno contra el pueblo mapuche, los métodos usados y las consecuencias que ello ha tenido a través de la historia. Evaluado eso y hecho público, sentamos las bases para dimensionar qué alcance puede tener la devolución de tierras. Definimos territorios sobre la reconstitución de los derechos territoriales que manejábamos en la historia reciente. En la punta del lago Lleu Lleu, por ejemplo, las tierras que hoy ocupan las empresas forestales eran de las comunidades mapuches. Fueron despojadas porque de un día para otro apareció un tipo que dijo que las había inscrito a su nombre, después las vendió a tres o cuatro dueños, y así ha pasado en la mayoría de los casos. Nuestra aspiración es que desaparezcan las empresas transnacionales de ese territorio que para nosotros es estratégico y tiene un potencial turístico enorme. Además, la actividad forestal amenaza la sobrevida del lago".
¿El método de recuperación sería que el Estado compre esas tierras y se las traspase?
"Es tarea del Estado buscar los métodos. El Estado debe responder y parlamentar con las empresas forestales. Pero como éstas dicen que no es problema suyo, sino que es del Estado, yo les pregunto: ¿A qué parte pertenecen ellas, acaso son de Marte o de la Luna?".
"ESTADO DE DERECHO" MAPUCHE
A su vez, el Estado dice que el problema es de las empresas forestales y de las comunidades indígenas.
"Las autoridades de gobierno se refugian en que 'estamos en un estado de derecho'. Se olvidan que para poder llegar a esos cargos, desde los cuales están hablando hoy, reclamaron mucho contra la Constitución y contra este estado de derecho que, por lo que me he dado cuenta, no es mejor ahora. ¿Qué pasó con el estado de derecho nuestro? ¿Acaso porque las leyes que llegaron de Occidente estaban escritas en un papel eran más válidas que las nuestras? También teníamos reglas de comportamiento, tribunales y una escala de valores. Hoy, seguimos teniendo valores y una forma organizacional que puede llamarse jurídica. ¿No tenemos el mismo derecho a decir que nuestro estado de derecho fue violado?".
¿Cómo llegaron esas tierras a manos de las forestales?
"Gran parte, toda la cordillera de Nahuelbuta, fue adquirida por medio de remates desde la década del '70 hasta ahora. En el papel, eran terrenos fiscales -en realidad, son mapuches- y fueron rematados en Santiago a precio de huevo y a lo amigo. Además, el Estado subsidió a las empresas forestales casi el 100% de lo que invirtieron en plantaciones. Además, durante el gobierno militar y su famosa contrarreforma agraria, que consistió en devolver las tierras que habían sido entregadas a los campesinos, muchas fueron rematadas por CORA y CONAF, con plantaciones incluidas, a empresas amigas de los gobernantes de la época. Eso es abuso. Los empresarios forestales no tienen moral para hablar de 'propiedad privada', porque la adquirieron de manera muy turbia".
¿Al menos pagan impuestos al municipio?
"No pagan nada. Al contrario, solamente ganan. En esta comuna las empresas forestales tienen el 40% de las tierras y no ingresa ni un peso por concepto de impuesto territorial. Están exentas. Y el Estado les hace las carreteras para que saquen sus camiones cargados de madera. ¿Cuál es la ganancia para el país? La mano de obra que utilizan es especializada y mínima. La herencia que nos van a dejar será una catástrofe ecológica incalculable. Más allá de la desaparición de la fauna y flora nativa, el suelo quedará contaminado con los productos químicos que no les dejan usar en otras partes del mundo. Aquí hacen lo que quieren, ¡eso me desespera!".
Las autoridades, las empresas y la mayoría de los medios de comunicación cuestionan mucho el uso de métodos calificados como "violentos". ¿Cuál es su opinión?
"No me atrevería a patentar el autor de esas acciones. Tengo mis dudas sobre su autoría, porque, aunque efectivamente hay un movimiento con mucha fuerza, existen evidencias de que no son los mapuches los que están creando ese clima de violencia. Sectores vinculados a las empresas forestales quieren hacer aparecer a los mapuches como los malos de la película, y a ellos como las víctimas".
¿O sea que la quema de vehículos y de casas podrían ser autoatentados?
"Me queda la duda. Después de la 'estrategia de los 140 mil millones de pesos', creo que hubo una especie de instrucción para reprimir a los mapuches, porque muchos tuvimos que desfilar por los tribunales, muchos tuvieron que sufrir privación de libertad por un cierto período y algunos, la aplicación de la Ley de Seguridad del Estado. Pero no han podido probar que los autores sean mapuches".
Hay tres dirigentes detenidos de la Coordinadora Metropolitana, a quienes se vincula con el incendio de una vivienda en la zona del lago Lleu Lleu.
"Pero no lo han comprobado. A mí me pueden meter preso, pero si demuestro inocencia no soy culpable".
En esta zona, la gente comenta que toda la provincia de Arauco está cercada policialmente. ¿Es así?
"Parece que especialmente Arauco, Tirúa y Cañete, el cono sur de la provincia, lo ven como una amenaza, como el 'triángulo de las Bermudas' de la explosión social. Hay aquí un tremendo resguardo policial, una política de seguridad interior del Estado que está funcionando a la perfección. Generalmente hay 'guardaespaldas' que siguen a los dirigentes, "preocupados" de su seguridad. Esa escolta nos hace sentirnos importantes. ¡Y parece que nos quieren conocer bien, porque nos sacan fotos, a nosotros y a nuestras casas! Me imagino que estarán armando todo un puzzle de quiénes dirigen, y si hay infiltrados o no. Yo pregunto: ¿es la pobreza una infiltrada? ¿O los abusos históricos contra nuestro pueblo son una infiltración? También hablan de un "levantamiento mapuche", porque para ciertos sectores nosotros estamos arrodillados. Y cuando nos 'levantamos' somos peligrosos"
PATRICIA I. BRAVO
En Tirúa