Proyectos en Zona Indígena:Capacitar, pero sin Afectar la Identidad Mapuche
Iniciativas buscan paliar la pobreza de esas comunidades sin imponer ideas ni recetas.Por Germán Echeverría
VILLARRICA.- No son más de 30 kilómetros los que separan al centro de esta ciudad con la comunidad mapuche de Chaura, en las cercanías precordilleranas.
Una distancia estrecha, pero que se muestra incapaz de graficar la brecha cultural que separa ambos lugares y que se multiplica al ver la infraestructura vial existente en las zonas de concentración indígena, convertida en verdaderas ciénagas en esta época.
Sólo carretas de ruedas altas o un jeep con tracción en las cuatro ruedas llegan con éxito a la casa de Manuel Licuante Calfipán de 76 años, asentada en las tierras de Chaura. El hombre es bajo, moreno y viste ropa raída, aunque de lana gruesa y abrigadora.
Está solo. Sus hijos emigraron a Santiago hace ya algunos años y su mujer se ausentó transitoriamente del hogar con motivo de un viaje efectuado a la ciudad para realizar diversos trámites en el hospital comunal.
Tras explicar las circunstancias de su soledad, Licuante comenta que anoche casi se muere de la fiebre ocasionada por un resfrío, el que resulta comprensible al visualizar la precariedad y humedad de su vivienda.
Notoriamente constipado, se levantó de su cama como todos los días y, pese a que en un comienzo se resistió a invitar a pasar, finalmente accedió ante el penetrante frío reinante.
Ya dentro de la habitación y en medio de la humareda ventilada por una vieja cocina a leña, cuenta su drama. Acaba de perder su cosecha, porque sus escasas tierras ya están agotadas y como él mismo relata "se chupan toda la semilla y no dan nada de trigo".
SIN ANIMO DE LUCRO
Sólo una muestra de la pobreza que embarga a la gran mayoría de los mapuches y sus descendientes, quienes viven con rentas mensuales del orden de los $ 40 mil y muchas veces sin obtener recursos económicos.
Parece ser que la visión de mundo de este pueblo, no ha internalizado conceptos tan propios de Occidente como el ánimo de lucro que genera la actividad comercial o el ahorro sistemático, como fórmula para garantizar un mínimo de seguridad social.
Ellos trabajan en las siembras de papas, arvejas, porotos y hortalizas destinadas al puro y simple autoconsumo. Sus prácticas productivas se ven a simples ojos rústicas y hasta primitivas, pero en el fondo responden a una cosmovisión sin ambiciones monetarias.
Sus pretensiones se orientan casi exclusivamente a procurarse el alimento, sin que el trabajo sea el fin último de sus existencias, sino sólo un medio para vivir.
DEMOSTRACION PRACTICA
Gonzalo Silva es un economista que hace un par de años se incorporó como coordinador de proyectos a la Fundación San Cristóbal, una persona jurídica sin fines de lucro nacida al amparo de la Iglesia y de la Universidad Católica de Chile, y cuya misión es contribuir a mejorar las condiciones de vida de los mapuches.
Este profesional indica que el quehacer de la organización se inscribe dentro del movimiento de las organizaciones no gubernamentales (ONG).
Así, con aportes de particulares, financiamiento internacional y ayudas del episcopado italiano, entre otros, esta fundación persigue desarrollar proyectos de capacitación para las comunidades mapuches de la zona.
Como ejemplo de ese quehacer figura la entrega de asesoría técnico-agrícola y desarrollo de programas entre los que se cuenta una lechería, un molino móvil, una quesería y la reciente habilitación de la llamada escuela campesina "Kom Che Ñi Ruka".
En dicho establecimiento, a los miembros de las comunidades mapuches se les demuestra con ejemplos prácticos los beneficios de las innovaciones en cultivos, manejo adecuado de invernaderos y empleo de fertilizantes, por mencionar algunos.
Ahora el proyecto se ejecuta en una zona ubicada entre la ciudad de Villarrica y el pueblo de Coñaripe, en la IX Región de la Araucanía y parte de la X Región de los Lagos.
Es un sector de suelos pobres y aptos para pequeños cultivos de trigo, que es poblado por una treintena de comunidades de concentración mapuche, que reúnen a casi 2 mil 100 familias y más de 9 mil mapuches.
Silva sostiene que trabajan con la tercera parte de ese universo, pues la labor efectuada es una invitación a participar y no un imperativo, de manera que la decisión de integrarse al proyecto depende de la voluntad de los miembros de cada comunidad.
El encargado de desarrollo de la oficina de Santiago de la Comisión Nacional de Desarrollo Indígena (Conadi), José Eduardo Curilén, sostiene que es de gran utilidad la labor realizada por las ONG. Ello, según indica, porque en virtud del rol subsidiario del Estado la administración no realiza directamente los programas de apoyo a las comunidades indígenas, sino que mediante licitaciones o concursos públicos transfiere recursos a los particulares para que ellos ejecuten tales planes.
Datos manejados por esa repartición revelan que el 10 % de la población nacional es de origen indígena, lo que equivale a casi 1 millón y medio de personas.
Los problemas de estos sectores varían a lo largo del país. Mientras en las zonas rurales están asociados al retraso tecnológico de la agricultura, en las grandes urbes se vinculan a la pobreza marginal y discriminación.
LONKOS A CLASES
En la sede de la escuela campesina Kom Che Ñi Ruka un grupo de unos quince lonkos -jefes de sus respectivas comunidades mapuches-participan de una sesión de capacitación agrícola.
Mientras el ingeniero agrónomo encargado de la actividad explica que no es bueno plantar una gan variedad de hortalizas en un solo invernadero, por el riesgo de que aparezcan hongos, los mapuches miran atentos y preguntan cosas como: "¿De qué forma puedo plantar acelgas y espinacas en el invierno?"
Hernán Raipán es el lonko de Afunalhue y se define como un agricultor de subsistencia. Asegura que los cursos le resultan útiles, porque con las técnicas de cultivo de sus abuelos hoy no podrían comer nada. "Tenemos que aceptar la tecnología, aunque hay muchos que la rechazan. Nos están tratando de ayudar a salir de la pobreza".
Una de las fuentes de financiamiento de la fundación proviene del País Vasco que, según se explica entre los encargados del proyecto, se siente identificado con los mapuches. Son vistos como una minoría étnica rezagada.
Producto de ese vínculo, hoy incluso vienen estudiantes desde esa región de España a realizar su práctica profesional en los proyectos de capacitación entregados a estas comunidades.