Santiago de Chile, Martes 13 de Junio de 2000 Editorial"Historia Fronteriza"
Lamentamos que el señor Sergio Villalobos, premiado historiador, responda de manera altanera y evasiva a nuestras observaciones y preguntas - planteadas muy respetuosamente- en nuestro modesto artículo publicado en estas columnas el 31 de mayo, con referencia a los "errores ancestrales" atribuidos por él sólo al pueblo mapuche.
Estimamos que es extraño que un académico que proclama tener vastos conocimientos sobre varias disciplinas sociales asociadas con la historia no se haya dignado a responder - con serios fundamentos- las interrogantes que nos surgieron de sus "antojadizos y superficiales puntos de vista", para utilizar sus propias palabras.
Nos parece insólito que el señor Villalobos declare que "no sabe qué es..... la llamada historia oficial", cuando justamente la tarea esencial de un historiador - que trabaja con rigor científico- es la de analizar, criticar y esclarecer los hechos y procesos de una historia escrita con obsecuencia, para realzar a quienes ostentan o han esgrimido el poder sin contrapeso. En la Alemania de Hitler o en la Unión Soviética bajo el estalinismo hubo una historia oficial que hoy está siendo profundamente revisada y actualizada con los hechos y procesos que se ocultaron o deformaron.
No es verdad que el artículo original del señor Villalobos estuviera referido a "los errores que se cometen al plantear reivindicaciones para sus habitantes mestizos, designados como mapuches", porque él no aludió a tales errores con relación a específicas demandas de esta etnia, la cual este historiador minimiza no sólo por razones de mestizaje, sino que arrebatándole su identidad básica, como "pueblo de la tierra", es decir, Mapuche.
La historia del pueblo mapuche no puede ser cabalmente comprendida por "la historia fronteriza", cultivada por el señor Villalobos, la que - sin discusión- "ha hecho fortuna en Chile", porque ese tratamiento está referido a los esporádicos o permanentes contactos para comerciar entre mapuches, españoles y chilenos, descuidando - notoriamente- los procesos de dominación y pacificación del territorio mapuche, los que ocasionaron el despojo, usurpación y sometimiento inhumano de este pueblo originario. Sus efectos y consecuencias se pueden exhibir con empírica objetividad, pero también con dolor y un legítimo "acento emotivo eideológico", por nuestra condición de intelectual humanista. ¿A qué ideales o justificaciones ideológicas obedece el quehacer intelectual del señor Villalobos? Esta es otra pregunta que ojalá sea respondida no sólo a este diario, sino que también a sus colegas y alumnos de la Universidad de Chile.
Se debe congratular al señor Villalobos por haber recorrido "la región entera" de la Araucanía, pero ello no es un argumento suficiente para avalar juicios históricos; desconocemos sus conclusiones, basadas en la "antropología, sociología, economía y otras áreas" que él dice dominar, sobre la realidad socio-cultural de "la gente" que observó en esa expedición, acompañado de sus ayudantes.
Sugerimos revisar este centenario diario, en cuyas páginas se registran interesantes hechos, documentos y testimonios acerca de los atropellos y violaciones al pueblo mapuche, como los encontrados - por ejemplo- en las ediciones del 10 y 17 de enero, y 10 de febrero del año 1908. Lo decimos porque, posiblemente, las aseveraciones de nuestro historiador serán leídas en 100 años más, y esos futuros lectores - con mayor conocimiento y comprensión sobre la historia de Chile- podrían concluir que el reconocimiento de la existencia y derechos del pueblo mapuche y de las otras etnias se logró pese a las interpretaciones de algunos historiadores que obstaculizaron "la incorporación plena a los beneficios de la existencia moderna" de esas culturas, las que para entonces podrían continuar siendo reales, no obstante que nuestro versado interlocutor, desde ya, las califica como "simbólicas".
Finalmente, este sociólogo y "débil conocedor de nuestra historia", pese a haber sido discípulo de los profesores y, más tarde, mis distinguidos amigos, señores Guillermo Feliú Cruz, Eugenio Pereira Salas y Juan Gómez Millas, declara enfáticamente que no es parte de ninguna "campaña montada sistemáticamente", ni tampoco recibe dineros foráneos para defender sus ideas y causas. Pero deja muy en claro que respeta y valora la ayuda internacional entregada a las organizaciones políticas de derechos humanos y culturales, para la lucha por alcanzar la democracia en nuestra tierra, gracias a la cual el señor Villalobos puede continuar cultivando - con libertad y fortuna- su "historia fronteriza".
Danilo Salcedo Vodnizza