Lunes 19 de Julio de 1999Puntos de vista
Autonomía mapucheUna de las facetas que aparentemente provoca las mayores aprensiones en algunos sectores de chilenos no mapuches, es la petición de autonomía. Es muy importante evitar caer en obcecaciones irracionales por efecto de interpretaciones erradas de algunas palabras, como la de "autonomía".
Los voceros de los distintos "referentes" mapuches son claros en hacer saber que el pueblo mapuche, compuesto por más de dos millares de comunidades dispersas desde el Biobío hasta Puerto Montt, contiene una diversidad de corrientes de opinión política; al igual y con el mismo derecho que el resto de la nación chilena. Es imprescindible tener en debida consideración esta premisa y aceptarla como legítima.
Algunas agrupaciones mapuches abrigan la ambición de constituir una nación estructurada con los requisitos de un Estado independiente: separado o asociado con la nación chilena. Otras, reducen sus objetivos en obtener más tierras cultivables. No faltan los más pasivos que sólo prefieren presionar por el logro de algo más de lo poco que reciben de una multiplicidad de agencias públicas y privadas, teóricamente dedicadas a mejorar la suerte de los indígenas. No podemos impedir que agudizadores profesionales de las crisis sociales o demagogos políticos encuentren contingentes de indígenas fáciles de manipular y de engañar. Finalmente, con el destacado ejemplo de la "Identidad Territorial Lafkenche", hay comunidades que piden espacio territorial y ámbito de autogestión para resolver por sí mismos sus propios problemas.
La Propuesta de las Comunidades Lafkenches avanza con prístina honestidad en reclamar autonomía en la gestión de sus asuntos comunes. La "autonomía" es un concepto amplio y admite diversos significados. No implica, necesariamente, un desprendimiento respecto de la soberanía económica y jurídica de un Estado Nación. La autonomía de gestión autónoma, radicada en municipalidades, con sus atribuciones típicas: para acordar, imponer, recaudar y administrar tributos de los municipios de los países europeos y otros de origen cultural anglosajón, es bastante mayor que la solicitada en la Propuesta Lafkenche. Es mi intención sugerir que la incluyan. La naturaleza y especificidad de las autonomías comunales y regionales son diferentes entre un país y otro y en una misma nación pueden darse distintas modalidades de autonomía regional, como es el caso de España y recientemente de Inglaterra.
No hay motivo alguno para excluir el tema de la "autonomía" en el tratamiento del problema mapuche. Debe tenerse en la mayor consideración los precedentes, uniformemente negativos y varias veces centenarios, de gestiones a cargo de "huincas" concebidos con la declarada intención de proteger a los mapuches. Es ilusorio y deshonesto pretender que los mapuches confíen sinceramente en cualquier nuevo artilugio institucional ajeno a una intervención directa, preponderante y decisoria de mapuches, para mapuches y administrado por mapuches.
Los objetivos de la "Propuesta Lafkenche" concuerdan en lo fundamental con los principios preconizados por los filósofos políticos liberales y esenciales de una democracia auténtica. La sociedad chilena no mapuche no ha sido capaz de llevar a realidad práctica esos principios, aun cuando sean lugares comunes de la retórica política. (En los hechos subyacentes de la mentalidad política, predominante en las masas chilenas, sigue viva el "alma de inquilino": resignada o de mendicante activa. Los mapuches no han vivido siglos de adiestramiento en el inquilinaje). Sería un crimen imperdonable denegar la realización de los principios fundamentales de la democracia a los mapuches, nada más que porque los "huincas" no hemos sido capaces de vivir honestamente de acuerdo a nuestros principios.
Una vez más nos percatamos que los mapuches ilustrados están pensando en mejor concordancia con la realidad cultural política de hoy, que el resto de los chilenos. En las democracias consolidadas ya es una circunstancia irreversible el incremento de las facultades de gestión autónoma de las comunas (Counties, en el mundo anglosajón) y de las regiones. Y este fenómeno de la "autonomización" en la gestión de asuntos de interés común en la base social es paralelo y se complementa con la transferencia de soberanía de los Estados Naciones a entidades supranacionales.
Carlos Neely I.
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