Lunes 21 de Junio de 1999Senador Roberto Muñoz Barra
"Fondos para desarrollo indígena son una burla"El escaso presupuesto de la Corporación Nacional Indígena, Conadi, ha generado que la mayoría de los fondos que dependen de este organismo no puedan cumplir con su tarea. Así, el Fondo de Tierras y de Aguas apenas beneficia al 1,3 % del total de población indígena y el Fondo de Desarrollo alcanza a sólo a dos mil millones de pesos, "y dos mil millones de pesos para el desarrollo indígena son una burla", señaló el senador de la novena región, Roberto Muñoz Barra.
El legislador indicó que la Conadi tiene oficinas en las 10 zonas de más alta concentración índigena como Arica, Iquique, San Pedro de Atacama, Calama, Isla de Pascua, Santiago, Cañete, Temuco, Osorno y Punta Arenas. "Este lapidario presupuesto significa que a los aymarás en el norte se le otorgan 350 millones de pesos; a los atacameños, 150 millones; a Isla de Pascua 299 millones; a la Región Metroplitana, donde está el 50% de la población índígena, 200 millones, a la Octava Región, 300 millones; a la novena, 400 millones; a la décima, 300 millones y la duodécima, 200 millones, lo que es insuficiente para el desarrollo de estos pueblos y crea gran frustración en las comunidades", indicó.
Señaló que en el caso de la Novena Región, donde hay más de 3000 comunidades indígenas, los recursos que se asignan sólo alcanzan para financiar 50 proyectos de desarrollo, en tanto que las solicitudes anuales superan los 300. Lo escaso del financiamiento implica que las comunidades a las que se les han comprado predios en conflicto, generalmente fundos de no más de 300 ó 400 hectáreas, estén casi más pobres que antes, porque no cuentan con la infraestructura material y la tecnología necesaria para explotar la tierra, dijo. "A los mapuches, se les dieron las 300 hectáreas, con los brazos cruzados, sin maquinarias, sin semillas, sin abono, sin créditos", expresó.
Además del aspecto económico, indicó el senador, muy poco se ha hecho por el fomento y protección de la cultura de las etnias originarias, en consecuencia que aprender su historia e incorporarlas en las bases curriculares de la educación formal es un desafío pendiente. La ley indígena ha quedado empequeñecida, indicó, porque aunque en ella se habla de educación intercultural, no se ha creado ningún recurso para el fomento y protección de la cultura.
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