jueves 14 de diciembre de 2000

Hidroeléctrica en el Alto Biobío
Ralco aparece en la superficie

Por Nello Rolleri Veloso

En el fondo de un profundo cañón corre el río Biobío, en plena cordillera de Los Andes. Parte del torrentoso caudal, aumentado por los deshielos de primavera, cambia por primera vez su curso tras millones de años de vida y se interna por un túnel bajo la montaña.

Esta faena se desarrolló durante esta semana a 120 kilómetros al sureste de Los Angeles, destinada a facilitar el inicio de la construcción de la represa de la central hidroeléctrica.

Con esta etapa las obras mayores de Ralco salen a la superficie, luego de casi tres años de trabajos, que se concentraron en forma subterránea, con la construcción del túnel de desvío, de 400 metros de largo; el túnel de aducción, de 7 kilómetros de largo y 9,2 metros de diámetro; además de la caverna de máquinas, de 124 metros de largo, 23 metros de ancho y 44 metros de altura.

Hasta la fecha Endesa ya ha invertido más de 150 millones de dólares, del total de 463 millones de dólares que se estima costará la obra total, cuya puesta en servicio se prevé para julio del 2003, según el plan de obras de la Comisión Nacional de Energía.

Poco antes de esa fecha se producirá el llenado de la represa, que inundará un área de hasta 3.647 hectáreas, entre las que se incluyen tierras pehuenches y los asentamientos de 90 familias de esta etnia. De ellas 83 ya están relocalizadas en otros predios, de mayor tamaño, dados en compensación por Endesa, mientras siete familias mantienen a la fecha su negativa a permutar.

La defensa de los derechos de estos indígenas, entre los cuales están las ancianas hermanas Berta y Nicolasa Quintremán, han concitado los intereses de grupos ecologistas, que ante el anuncio del desvío del río Biobío, iniciaron ayer una manifestación simbólica en su lecho seco, frente a la ciudad de Concepción, donde reclaman que todavía existen acciones judiciales pendientes que buscan detener la construcción de Ralco.


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