lunes 3 de abril de 2000Visiones forestales
Claramente, el desarrollo forestal chileno sufre una suerte ambigua entre su crecimiento sectorial como actividad económica que forja su propio camino, y la situación externa generada a partir de problemas que le son ajenos.
Luego de la crisis asiática y las dificultades de mercado enfrentadas como efecto del deterioro económico de las principales naciones demandantes de sus productos, el sector forestal nacional comenzó a partir de 1999 un interesante repunte en el nivel de las exportaciones cuando estas crecieron en un 18% elevando los ingresos a casi 2 mil millones de dólares, que no obstante los precios bajos, incidió en una alta productividad. A esa positiva realidad, sin embargo, se enfrenta hoy un difícil panorama por razones en las cuales al sector forestal no le corresponde ninguna responsabilidad como es el hecho de ser el centro de la efervescencia provocada por las demandas y reivindicaciones sociales de los indígenas.
El movimiento indigenista, una ola racista de marcado negativismo, odio y destrucción (hasta que no demuestre lo contrario), ha visualizado en las propiedades de empresas forestales el escenario ideal para la recuperación de territorios que los mapuches sostienen les han sido arrebatados ancestralmente. La toma violenta y el pillaje en muchos predios es la tónica que hoy marca negativamente la actividad de enormes extensiones de bosques en nuestra región y en la Araucanía, con una confusión y una duda enorme respecto de si en Chile se respeta el estado de derecho del que nos ufanamos como nación civilizada.
La cierto es que las empresas forestales no han sido, ni son contraparte legal, ni históricamente, de la situación de postergación que han sufrido los mapuches y que los ha mantenido por décadas en una situación de pobreza y marginación.
La empresa forestal no tiene más de 30 años de propiedad de esos predios, los que han sido adquiridos siempre a terceros y no a comunidades indígenas, por lo que no corresponde al sector hacer ninguna revisión de sus legítimos derechos de propiedad sobre esos terrenos. Otra cosa es que en la onda del indigenismo y el populismo las autoridades hagan promesas que no les corresponde y por ende, agiten irresponsables expectativas y la violación en los mapuches.
Lo anterior ha causado, sin duda, un enorme desincentivo en los privados, lo que ha significado que muchos capitales nacionales y extranjeros se están desviando hacia otros países como Argentina, que les ofrecen el escenario de tranquilidad que requiere la actividad y un marco legislativo de bonificación copiado de nuestro país y que es aplicado fuera con singular éxito.
Recientemente, se ha agregado un elemento preocupante y que agrega una gran incógnita a la suerte que espera al sector chileno en el futuro cercano, como es la reciente nominación en la Dirección Nacional de la Conama, cargo que detenta una reconocida ambientalista del sector de "Ecología Profunda", y por tanto crítica extrema de la labor que desarrolla el sector privado en el ámbito forestal. Es de esperar que en el ejercicio de ese puesto, prime el sentido de criterio nacional que se supone a toda autoridad, más allá de la estrechez del ecologismo activista propio de la visión de trinchera.
Alfredo Palacios Barra
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