Por
Rodrigo Luppi San Martín.
Juan Pablo Orrego ya no quiere ir al
Alto Biobío, uno de los lugares más lindos que ha conocido en su vida.
Le duele el acuerdo que permitirá que
Endesa España inunde la zona que conoció hace apenas 13 años, y en donde
volcó las energías que hicieron que la fundación sueca Right Livelihood
lo distinguiera en 1998 con el Premio Nobel Alternativo.
"Lo que ha triunfado, sin duda, es la
política de los hechos consumados", dice, al confirmar una "fanfarronada"
de los ejecutivos de Endesa que previeron la necesidad de construir
lo más posible antes de recibir los resultados de los juicios pendientes
y cuyos fallos, según Orrego, sólo pueden explicarse como "surrealistas".
"El gobierno y los tribunales, de alguna
manera, contribuyeron a que se creara este extraño escenario en que
se seguía construyendo mientras no estaban zanjados muchos temas legales,
mientras no se dirimía la competencia entre la Ley Indígena y la Eléctrica",
dice el ecólogo.
Aunque ahora está alejado del protagonismo
que le dio el Grupo de Acción por el Biobío (Gabb) y de las hermanas
Berta y Nicolasa Quintremán Calpán, lo único que lo conforma es que,
al menos, las ñañas salieron bien paradas de esta historia.
-¿Los tribunales favorecieron la Ley
Eléctrica?
-No. En el fondo, siempre bypasearon
la Ley Indígena... el dilema nunca se dirimió sobre cuál de las leyes
era superior y tuvimos fallos muy surrealistas, como el último en el
Sexto Juzgado del Crimen de Santiago, que dice que se podía seguir construyendo,
pero sin inundar las tierras no permutadas.
-Este acuerdo entre Pehuenches y Endesa
terminó por validar los planes de construcción de la represa...
-Yo lo pondría en otras palabras. Aquí
ha habido una política de parte de dos gobiernos de la Concertación,
en particular del de Eduardo Frei Ruiz-Tagle, de apoyar a Endesa de
cualquier forma y a cualquier costo. Lo que incluye que el propio gobierno
esté poniendo dinero de todos los chilenos... Al final, nosotros los
chilenos hemos terminado subsidiando a Endesa.
Fue tanta la disposición del gobierno
de ayudar a la empresa para que pueda imponer este proyecto al país,
que en este acuerdo el gobierno ha estado dispuesto a poner dinero de
todos los chilenos, porque Endesa no pagó todas las compensaciones que
debían recibir las familias pehuenches.
Sólo se dio una compensación más o menos
decente para estas últimas familias, pero las otras noventa y tantas
fueron estafadas. Endesa se está llevando la cuenca del Biobío muy barata.
-¿Hubo argumentos como para hacer prevalecer
la Ley Indígena?
-Lo que pasa es que todo el sistema fue
desvirtuado por maniobras políticas desde la Presidencia, en particular
desde la de Eduardo Frei.
Endesa España tiene una especie de cheque
en blanco con la Concertación. Incluso se ha afectado a los tribunales...
hemos visto fallos surrealistas, incomprensibles.
Si hasta la Contraloría, en las últimas
horas del gobierno de Eduardo Frei, dijo que estaba todo bien cuando
Endesa no tenía los derechos de aguas completos y tenía tres juicios
pendientes.
-¿Y el gobierno de Lagos es tan responsable
como el de Frei?
-Yo creo que éste es un problema de la
Concertación que trasciende al gobierno y que se puso muy complejo durante
la administración de Eduardo Frei. Después hubo un arrastre, aunque
no estoy quitando responsabilidad al gobierno de Lagos. Pero ya es un
hecho consumado esta política de apoyar y apoyar a Endesa.
-¿Si los mecanismos legales existían
(Comisión Nacional del Medio Ambiente y Comisión Nacional Indígena)
faltó presión social para que operaran?
-Sin duda. Yo me siento muy culpable,
me hago una autocrítica que extiendo a todos los chilenos, porque los
que hemos sido derrotados somos todos los chilenos.
-Pero en países como el nuestro persiste
la dicotomía entre desarrollarse y preservar el medio ambiente...
-El gran problema es la política energética
impulsada por Endesa, con megacentrales hidroeléctricas y termoeléctricas...
¿qué pasó con la energía eólica, geotérmica o solar? Aquí está todo
definido por una política impuesta por Endesa.
Pero también hay que preguntarse por
la demanda de energía que obliga a destruir cuencas para satisfacerla.
No nos preguntamos ¿por qué para seguir abasteciendo esta economía totalmente
primitiva que tiene Chile de explotación de recursos naturales y de
materias primas?
Esto no es una economía sustentable.
Si tú te orientas hacia un modo de desarrollo basado en la venta de
servicios, de inteligencia, de culturas... no necesitarías las cantidades
de energía que hoy requiere un país mal desarrollado como el nuestro.
¿Vamos a seguir atascados en la fase
productiva primaria para siempre? ¿Es ése el proyecto de país? ¡Es una
catástrofe! |