Pensé mucho antes de decidirme a responder al señor diputado
su artículo "Xenófobos al ataque", publicado por Alejandro
Navarro en la edición del martes 9 de abril, porque es claro que
las descalificaciones expresan una confrontación de pobre nivel.
Al menos, algunas observaciones para no evadir. Está equivocado
el diputado al hablar de "xenófobo", a menos de que crea que los
indígenas mapuches y pehuenches no son chilenos: ellos son más
chilenos que él y yo, que no le quepa duda. "Xenofobia", según
el Diccionario de la Real Academia de la Lengua Española, es "odio,
repugnancia u hostilidad hacia los extranjeros". ¿Por qué
quiere quitar la nacionalidad chilena a esos indígenas? ¿Tal
es la "etnofobia" del honorable?
El desarrollo del artículo del diputado es lo típico: lleva
el debate donde él quiere llevarlo sin centrarse en el tema específico
y refiriéndose sólo tangencialmente al asunto principal que
es la instigación de terceros y uso político que el asunto
indígena tiene hoy. En el artículo que desata sus iras, "Indigenismo
al ataque", del lunes 18 de marzo, no hago alusión alguna a los
indígenas y menos despectiva, ni desconozco allí la historia
como él me enrostra y se explaya. Más aún, termino
el mismo señalando que sin duda hay temas pendientes sobre la situación
de los indígenas, pero ello no puede motivar romper el estado de
derecho en que vivimos pues sería traicionar a quienes forjaron
nuestro Chile.
Sin embargo, el diputado ignora eso y lleva su argumento, como siempre
lo hace, al terreno que da más dividendos, al populismo, la sensiblería
y la cantinela indigenista que atrae a las masas, tontos y útiles.
Por lo mismo, no me haré cargo de sus observaciones históricas
pues cuando quiera hablar de historia, lo haré, incluso confrontando
al diputado en el lugar que sea necesario, aunque para ello deba distraerme
de mi trabajo universitario.
Quiero y conozco más de lo que el diputado se imagina a pehuenches
y mapuches, particularmente en mi trabajo como relacionador público
de Endesa en el período de la construcción de la Central
Pangue. Allí, enfrentamos como empresa mil desafíos, proyectos
y esperanzas con las comunidades del Alto Biobío, por lo que jamás
me he acercado a ellos con intereses mezquinos de obtener dividendos publicitarios
o electorales, poniéndome para la foto, sino que como cualquier
chileno que hace su trabajo, en forma anónima y porque le gusta.
¿Dónde estaba el diputado en el "invierno blanco" de 1995,
cuando permanecimos semanas entre la nieve asistiendo a los pehuenches
desde Endesa y la Fundación Pehuén, reconstruyendo puentes
y llevándoles alimentos, vestidos y forraje para sus animales?
¿Xenofobia? Eso es solidaridad, no populismo... creo.
Alfredo Palacios Barra
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