Inversión en comunidades indígenas
Los tres gobiernos de la Concertación han mantenido una posición de franca apertura en la problemática indígena. Sin embargo, a doce años del trabajo de la Comisión Especial de Pueblos Indígenas, a diez de las tomas de terreno encabezadas por Aucán Huilcamán con ocasión de los 500 años del Descubrimiento de América, y a nueve de la promulgación de la Ley sobre Protección, Fomento y Desarrollo de los Indígenas (conocida como Ley Indígena), las demandas aborígenes subsisten, el uso de la violencia -aunque se diga que es aislada- se ha incrementado sostenidamente y la ''deuda histórica'' parece alargarse en forma indefinida.
La administración Lagos, como ya había ocurrido con la de Aylwin y más tarde con la de Frei, se ha embarcado en la difícil tarea de pensar un nuevo Chile, plural y tolerante, con la problemática indígena superada. En ese sentido, la Comisión de Verdad Histórica y Nuevo Trato, emprendida por S.E. y liderada por Patricio Aylwin, concluirá algo que no es nuevo: hay que reparar las injusticias a las que se sometió a los pueblos originarios. Siguiendo esa lógica, la solución puede tener dos caminos: uno es el de tratar a los indígenas compensándolos en exceso como si no pudiesen valerse por sí mismos, lo que de paso sólo vendría a mantener y acentuar las diferencias entre los indígenas y aquellos que no lo son (''huincas''). El otro es el de aceptar que con tipos étnicos y culturas distintas somos habitantes del mismo país, y que el consenso sólo puede existir entre iguales que se reconocen como tales.
Los esfuerzos del Primer Mandatario por llevar a puerto la cuestión indígena, y que pretenden cumplir las 17 medidas con las que se comprometió en mayo de 2000, para lograr el reconocimiento constitucional de los pueblos originarios y efectuar programas productivos que les permitan mejorar sus condiciones de vida, no han de perder de vista que la pobreza es un problema que afecta al 18% de la población nacional, que todos los ciudadanos chilenos son iguales ante la ley y que la miseria debe combatirse no sólo con compensaciones, sino principalmente entregando a las personas las herramientas necesarias para que puedan forjar su propio desarrollo.
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