Los citará comisión
de Constitución
Ministros explicarán al Senado problema indígena
Estos grupos no tienen representatividad, recalcó Espina. ''Yo tuve la fortuna y el honor de recibir más del 60% de los votos de las comunidades mapuches, por lo tanto, tengo absolutamente claro que lo que ellas quieren es que los ayuden a la brevedad a salir de la extrema pobreza en que viven, que los jóvenes tengan oportunidades para incorporarse al mundo laboral y trabajar adecuadamente sus tierras, que se respeten sus tradiciones y su cultura''.
Sólo un puñado
-¿Qué salida ve para este tema?
-La salida tiene dos frentes de acción distintos. La primera es que a estos delincuentes encapuchados se le aplique el rigor de la ley, lo que no ha ocurrido hasta ahora. Estimo que no son más de 15 ó 20 los cabecillas que instigan estos actos de violencia. La detención de ellos significaría recuperar la normalidad en la región. Para eso hay que hacer cumplir la ley.
Coincidió con otras opiniones en el sentido que la política de entrega de tierras por parte del gobierno ha sido perversa, porque no va acompañada de la capacitación y se llega en ocasiones al extremo, como en el fundo Ginebra, que son beneficiados violentistas que se tomaron las mismas tierras tiempo atrás. Criticó que el gobierno no ha tenido el coraje ni la voluntad política para hacer cumplir la ley y que los recursos se gasten en beneficio de los más pobres.
También dijo que colaborará para apoyar a todas las personas que son víctimas de los delitos, denunciar los casos de amedrentamiento que se producen en contra de los propios fiscales, como él sabe que ha ocurrido en contra de algunos de Collipulli.
-Se denuncia la existencia de un grupo paramilitar. ¿Qué sabe usted?
-Es obvio que eso es fruto de la impotencia que sienten muchas personas que ven que cuando recurren a la justicia no encuentra amparo a sus derechos. Yo soy contrario a que haya una respuesta por la vía violenta, porque eso significa echar más bencina a la hoguera y transformar el conflicto en algo mayor. No es el camino de un país civilizado que se constituyan comandos para hacerse justicia por sus propias manos, pero hay que reconocer que eso puede ser fruto de la desidia con que el gobierno ha actuado en esta materia.
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