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Domingo 18 de noviembre de 2007

La sangre chilena del nuevo beato mapuche argentino


Más de 100 mil fieles presenciaron el sábado 10 la ceremonia de beatificación del mapuche argentino Ceferino Namuncurá, en la Patagonia trasandina. El también llamado "lirio de las pampas" se convirtió así en el primer indígena de Sudamérica en alcanzar esta categoría y en el segundo de Latinoamérica, tras el mexicano San Juan Diego, testigo de la aparición de la Virgen de Guadalupe.

Según cuenta la historia, Ceferino fue hijo de la mestiza chilena Rosario Burgos, pero hasta el momento se habría indicado, equivocadamente, que su padre, Manuel Namuncurá, tendría sangre argentina. Juan Calfucura, abuelo de Ceferino, nació entre Pitrufquén y el lago Colico. Durante muchos años luchó junto a su hijo Manuel contra las fuerzas realistas que buscaban acabar con la naciente República de Chile a comienzos del siglo XIX.

Pero un día de 1831, persiguiendo a un grupo de indios que apoyaban a la Corona española, cruzaron la cordillera de los Andes con rumbo a la Pampa argentina. Allí se quedaron un tiempo, y Juan Calfucura creció en poder, convirtiéndose en el Gran Cacique de las Pampas. "Yo soy chileno, me vine a estas tierras por orden de don Juan Manuel Rosas", dijo el 27 de abril de 1861. Al morir, su hijo Manuel tomó el control de las Pampas y negoció un tratado de paz con el gobierno argentino, para delimitar la frontera de influencia del pueblo mapuche.

En el tratado de 1875, Manuel Namuncurá negoció una serie de demandas que finalmente no serían cumplidas por las autoridades trasandinas. Al final, Manuel se bautizó, se casó por la Iglesia en 1900 y tuvo siete hijos. Uno de ellos, Ceferino, fue bautizado y enviado a vivir con los monjes salesianos a Buenos Aires.

Ahora es el nuevo beato trasandino.