Huape, 17 de Octubre 2001.Comunidad El Maiten de Huape
Pascual Segundo Huenchuleo Huenul, Presidente
Mauricio Huenullan Huentuleo, Secretario
María Calbul Huenullan, TesoreraEl día 10 de octubre y siendo las 11 de la noche y viendo que seria prácticamente imposible ingresar a nuestro lugar de ceremonia, regresamos a casa de uno de nuestros socios. En este lugar y de forma repentina, fuimos encerrados por un bus y varios vehículos pequeños de carabineros, los cuales nos impidieron durante horas regresar a nuestros hogares. Fue solamente a las 2 de la mañana que pudimos salir del encierro en que nos tenían y en el cual se nos intimidaba disparando al aire y lanzando véngalas por sobre la casa habitación en que nos encontrábamos.
Esta situación bélica que efectuara carabineros dejará, sin dudas y a nuestro juicio, profundos traumatismos en nuestros niños pequeños que nos acompañaban, y por otro lado, no contribuirá a entregar estabilidad y paz social a la provincia de Arauco.
Respetado Arzobispo, queremos exponerle esta situación a usted para que sepa que en Arauco a los mapuches se nos impide ejercer, como todo otro pueblo de la tierra, nuestro derecho a practicar nuestro culto religioso, lo que es completamente atentatorio a las libertades sociales y culturales de los primeros habitantes del continente.
Queremos entonces, que usted, como primera autoridad religiosa regional, trasmita esta situación a los demás Obispos del sur y que interceda ante las autoridades de la Región (Intendente, Gobernador y alcalde que corresponda) para que no vuelva a ocurrir un desagravio de esta naturaleza en contra de nuestra comunidad.
También para que se termine el permanente estado policial que vivimos en la zona y que se traduce por un continuo amedrentamiento y amenazas por parte de la Brigada civil de Cañete, de la Policía civil de Lebu, junto al Servicio de Investigaciones de Lebu, en contra de nuestros dirigentes.
Monseñor, sin otro particular y esperando que nuestra carta tenga una favorable acogida de vuestra parte, nos despedimos muy fraternalmente de usted, a quien tendremos presente en cada una de nuestras rogativas ancestrales.