Domingo 9 de Mayo de 1999Luis Llanquilef, sociólogo mapuche
"Clave del conflicto indígena
está en repasar la historia""El mundo indígena y el occidental son como dos universos que se miran pero nunca se hablan", asegura Llanquilef.
Según una reciente encuesta pública realizada a 648 hogares en Santiago entre el 23 de abril y el 3 de mayo, un 68% opinó que el gobierno ha manejado mal el tema del conflicto mapuche que se desarrolla actualmente en las regiones Octava, Novena y Décima.
Y a juicio del sociólogo mapuche, Luis Llanquilef, esta cifra "tiene sentido" ya que es "un hecho que el 80% de los chilenos está consciente que los mapuches existen y que hay un problema de fondo que solucionar".
El sociólogo y asesor del alcalde de Tirúa, Adolfo Millabur, informó además que las comunidades de Tirúa, Cañete y Contulmo regresaban anoche a la zona, con el objetivo de discutir los resultados obtenidos en Santiago (entrevistas con todos los presidenciables, parlamentarios y organismos sociales) y prepararse para la gran Asamblea del 15 de mayo a realizarse en el centro artesanal de Huentelolén, comuna de Cañete. "Allí se decidirá el nuevo futuro de las movilizaciones", afirmó.
-¿Cómo podría evaluarse el fondo de este conflicto, ante la gran cantidad de movilizaciones indígenas que se desarrollan en el sur de Chile?
-Partamos de la base que en Chile la población total de mapuches es de un millón 300 mil personas. Y entre las provincias de Arauco y Malleco habitan unos 130 mil mapuches. En la provincia de Arauco, el triángulo clave del conflicto se da en Tirúa, Cañete y Contulmo, donde existen más de 20 comunidades en total. El tema es que son identidades territoriales que respoden a un surco cultural del lugar, donde se encuentran localizados. Las comunidades de la identidad territorial lafkenche responden a un surco identitario "tierra y mar". Y es ese el que le entrega su ordenamiento propio en el espacio que ocupa.
Asimismo, el pueblo mapuche responde a una escala de valores que va anclada en su propia cultura. Por ejemplo, tiene nociones de desarrollo, conocimientos en medicina, en el trabajo agrícola, en la pesca. Y esos conocimientos, en el universo que vivimos hoy, son dejados de lado por el mundo occidental porque al parecer no son valores mercantiles. El conflicto, parte de esta base social en que el Estado chileno nos mira con otra escala y con otros códigos de valores.
-A su juicio, ¿hacia dónde debería estar orientada la solución del gobierno en el tema mapuche?
-No se trata que el ministro de Planificación, Germán Quintana, salga a terreno a solucionar el problema que de por sí es profundo. A lo que la gente le interesa -y es lo que se plantea en la propuesta- es que el gobierno entienda esta esencia cultural mapuche, porque por ahí se puede producir el puente que hace dialogar a nuestro pueblo.
Si no, estaremos en un diálogo de sordos, donde los mapuches decimos que queremos más tierras y el gobierno no, porque están las forestales que son las actuales dueñas de esas tierras, y los mapuches van a argumentar que no son los dueños de ellas, porque estaban antes y son los originarios de este país. Hay que ir más allá. Y ese es el norte de la propuesta lafkenche, específicamente en el punto de la creación de una Comisión Independiente "Verdad y Deuda Histórica", que haga una revisión de la historia del país especialmente en el capítulo del surgimiento del Estado-Nación de Chile. Esta revisión de la historia permitirá iniciar el reencuentro entre los indígenas y los occidentales, y así habrá un resultado de qué fue lo que pasó.
El mundo indígena y el occidental son como dos universos que se miran pero nunca se hablan. Y cuando se encuentran, de uno u otro modo lo único que hacen es darse golpes. Esto plantea soluciones que pasan por un estudio profundo que debe existir entre los dos sectores que se enfrentaron: el Estado chileno y el pueblo mapuche. Con la propuesta lafkenche se alcanzó un estado de unidad como Identidad Territorial, es decir, el primer germen para decir: Nosotros existimos como pueblo y como nación.
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