Centro de Documentación Mapuche Documentation Center
Córdoba, 13 de febrero de 2004.

Las pinturas despintadas

El espacio dedicado por los medios masivos de comunicación a las notas referidas a la conservación del patrimonio histórico, cultural y edilicio; a los descubrimientos arqueológicos; a los avances científicos, etcétera, ha ido creciendo en forma constante en los últimos tiempos.

De tal manera, no resulta sorpresivo para el lector de La Voz del Interior que el diario dedique dos páginas –y hasta la foto principal de su portada– a los peligros que acechan a las pinturas rupestres del Cerro Colorado, como ocurrió en su edición del domingo pasado. Tampoco que éste fuera el tema de tapa que más llamó la atención a nuestro Panel de Lectores. Más sorprendente sería, tal vez, meterse en el archivo, hojear colecciones de diarios de unos pocos años atrás y comprobar que este tipo de noticias no existían, o eran escasamente valoradas o se destinaban a suplementos especiales.

Para una provincia como Córdoba, consciente como pocas de su historia y de la importancia de conservar sus valiosos testimonios (amén de que, por su condición de lugar turístico, necesita agregar atractivos a sus bellos paisajes naturales), lo que está ocurriendo en el Cerro Colorado es preocupante.

Las pictografías, testimonios de costumbres y creencias de comechingones y sanavirones y de su “encuentro” con los conquistadores españoles, se están deteriorando por la humedad creciente (debido al cambio climático), pero también por la falta de control de las autoridades y por la desaprensión de los visitantes.

Son pinturas nuevas, comparadas con las de las cuevas de Altamira en España o las de Lascaux en Francia que datan de 14 mil años atrás. Pero, al menos las ubicadas en la región ibérica de Cantabria, están muy limitadas para el público (cerca se encuentran las cuevas del Castillo, que pueden visitarse con más facilidad) y hay que pedir permiso con mucha antelación para acceder a ellas.

Tal vez no sea necesario llegar a estas restricciones en el Cerro Colorado pero, como lo plantea nuestro editorial del miércoles último, hace falta una acción concertada para que el Estado pueda custodiar las pinturas con eficacia.

Uno de nuestros lectores nos pide que continuemos con estas publicaciones para “seguir presionando” a los responsables de lo que está ocurriendo. Más allá de este efecto, lo que importa es que no sufra daños irreparables esa maravilla que atesora “el pago” de don Atahualpa Yupanqui.
 
 
 

© 2000 - 2001 Todos los derechos reservados