Mar Inchala (Montevideo), 25 de febrero de 2004.

Defender el patrimonio intangible de los Pueblos Indígenas del Uruguay

Nuestros viejos lectores conocen que el semanario en el cual se publican nuestras informaciones y opiniones debió abandonar su nombre original (INCH@LA) porque un grupo de personas no solo procedieron a registrar palabras charrúas como "marcas industriales", sino que a su vez - evidenciando sus verdaderos propósitos - promovieron que el director y redactor responsable del mismo fuera procesado por la justicia. El cambio de nombre se procedió para no detener la comunicación con los multiples lectores del semanario, en Uruguay y el el mundo entero, mientras se sustanciaba ese proceso. Posteriormente la Suprema Corte de Justicia procedió a anular el reclamo, sobreseyendo al entonces procesado.
 
Esta situación, que puede quedar solamente en la anecdota, nos pone ante situaciones que deben ser tratadas con la seriedad que corresponde, y con fines correctivos. No solo resulta incomprensible e inaceptable que a alguien se le haya ocurrido registrar palabras charrúas como si les pertenecieran; como que algun organismo del Estado aceptara esa acción. Tales hechos constituyen un claro y definido atentado contra el patrimonio intangible de las naciones indigenas del Uruguay.
 
Ya en 1831, luego de la celada de Salsipuedes, los charruas sobrevientes a la masacre fueron entregados como esclavos, y entre las condiciones que se ponían a sus "amos" era prohibirles utilizar su propia lengua. Sabido es que son muy pocas las palabras que se conservan del idioma charrua; porque aquella medida etnocida tuvo sus efectos y logró sus propósitos.
 
A pesar de ello hubo investigadores que lograron rescatar del olvido esas pocas palabras que pudieron conservarse. Y la intención es que las mismas se conozcan, sean manejadas con la mayor habitualidad posible por todos los nativos de nuestro país, y por quien quiera usarlas. Uno de los ejemplos son las dos palabras que ahora identifican a este semanario, cosa que agradecemos sobre manera.
 
Pero debe desarrollarse una campaña tanto juridica como social, para anular y no permitir en el futuro que esas pocas palabras sean manejadas con criterio exclusivista o de apropiación (menos mancillarlas como "marcas industriales", con el solo objeto de impedir su libre uso) Permitirlo sería ameritar un nuevo etnocidio charrua en pleno siglo XXI, por la fiebre voraz apropiativa de algunos pocos individuos.
 
Deberán promoverse fuertes medidas que impidan que por medio de subterfugios juridicos o falaces justificaciones, los idiomas originarios sean apropiados por personas, sectores o grupos particulares. La lengua de nuestros charrúas pertenece plena y absolutamente a la Humanidad toda y no debe ser comercializable, o apropiada total o parcialmente como "marca industrial".
 
 

MAR INCHALA autoriza la reproducción de su contenido, total o parcial, citando su procedencia.