04 de Marzo de 2001 |
La
deserción de la empresa norteamericana Cascada -que pretendía
explotar bosque nativo en la Décima Región- detonó
la algarabía de los grupos ecologistas y la preocupación
de la empresa privada, la que ya había encendido señales
de alerta por las amenazas a otro proyecto emblemático: Trillium,
y el conflicto mapuche. El bosque chileno suele ser aludido como una sola
masa de árboles arrinconados en el sur del país. Lejos de
eso, se distribuye con precisión, cuenta con decenas de especies
y su propiedad en detalle es desconocida.
En las últimas semanas, la pugna por la propiedad y el uso de los bosques volvió a remecer la conciencia empresarial y ecologista del país. Primero fue el abandono del proyecto de Cascada Chile, empresa de capitales norteamericanos que iba a explotar durante 20 años recursos de alrededor de 180 mil hectáreas de bosque nativo en Puerto Montt.
El fin de Cascada hizo fijar la atención en otro proyecto polémico. El ultimátum dado por la Comisión Regional de Medio Ambiente (Corema) de la XII Región a Forestal Savia (ex Trillium) para que defina, antes del 15 de marzo, el proyecto productivo que desarrollaría como reemplazo de la explotación de lenga, en las 103.000 hectáreas de su dominio, y los cambios en la política de la empresa, hacen pensar que Forestal Savia podría cancelar también su megaproyecto.
Por otra parte, los intereses de las grandes y medianas empresas dedicadas al negocio forestal, que suman más de 2 millones de hectáreas de plantaciones, volvieron esta semana a enfrentarse contra de las comunidades mapuches que batallan por recuperar tierras que reinvidican como suyas en la IX y X regiones. Esta vez, la casa de Fernando Léniz en Panguipulli, ex presidente de la Corporación de la Madera (CORMA) se volvió cenizas luego de ser atacada aparentemente por un grupo involucrado en el conflicto mapuche, que afecta primordialmente a los dos grandes grupos económicos propietarios de los bosques chilenos: Matte (609.000 has. de plantaciones, en predios de Forestal Mininco), y Angelini (766.000 has, incluidas 123.000 de bosque nativo, Forestal Arauco).
La presencia del Estado en la protección de los bosques continúa siendo menor. Cuando comenzó en 1994 a realizarse el catastro Conaf-Conama, el Sistema Nacional de Areas Silvestres Protegidas del Estado (Snaspe), abarcaba 13.952.478 hectáreas. Es por esta vía que el Fisco protege el 28.9 por ciento del bosque nativo, mediante la categoría de Parques Nacionales, Reservas Nacionales y Monumentos Naturales, que administra Conaf, frente al casi 8,9 por ciento del total de bosque nativo que pertenece a los pequeños propietarios.
Pese a la importancia del sector forestal para Chile no existe claridad sobre la propiedad y uso de los bosques. Esto se debe, en gran medida, al desorden y descoordinación que impera en las diversas reparticiones públicas que tienen que ver con el tema. El ministerio de Bienes Nacionales, Conaf, Instituto Forestal, dependiente de Corfo, y Conama tienen información parcial que impide la uniformidad de criterios en cuanto a cantidad, distribución y propiedad de los bosques, y no existe un organismo público que maneje información global. De esta forma, se desconoce la propiedad en detalle de las plantaciones y del bosque nativo.
En el caso del Instituto Forestal, la escasez de recursos los obliga a realizar apenas un catastro al año de una región, por lo que algunos de los datos obtenidos tienen diez años de antigüedad, lo que distorsiona notablemente la información de un sector dinámico que presenta cambios en la propiedad y concentración de miles de hectáreas. Más aún, los mapas abarcan sólo de la V a la X regiones.
De hecho, entre los diferentes datos del total de plantaciones con fines industriales se registran diferencias de hasta 500 mil hectáreas, lo que significa errores entre un tercio y un cuarto del total de siembras estimados. A pesar de ser solicitada su colaboración para este reportaje, la Corporación de la Madera (Corma) declinó participar.
En el siguiente mapa, las regiones I, II y III fueron excluidas por contar con concentraciones menores de especies de arbustos, o de árboles no explotados comercialmente a escalas importantes.
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