La renuncia
de Edgardo Lienlaf a la Conadi ya estaba cursada cuando éste lanzó
la noticia bomba: nuevas irregularidades en la compra y venta de tierras,
en las cuales estarían implicados radicales, socialistas y PPD`s.
Lo cierto es que la denuncia del por casi dos años director, vino
a ser el golpe de gracia para una organismo cuya legitimidad y prestigio
se pusieron en entredicho desde el mismo momento de su creación.
La Conadi nació cuando los ecos de una Ley Indígena insatisfactoria
-que no contemplaba la constitución de federaciones que permitieran
el manejo de recursos naturales por las comunidades- aún no se acallaban.
Se presentó como la voz indígena, siendo en realidad, la
voz del Ejecutivo sobre el tema indígena. A ello siguieron desaguisados
mayúsculos, como agresiones en cámara a uno de sus directores
por parte de comuneros mapuches -desde entonces, poseer apellido autóctono
pasó a ser un tácito requisito del cargo- escándalos
por adquisición y traspasos ilícitos de tierras -cuyos procesos
aún se siguen en La Araucanía- y acusaciones de una gestión
incompetente que habría precipitado la matanza huilliche que costó
la vida de cinco personas en San Juan de la Costa.
"El tema de la Conadi viene arrastrándose de mala forma desde hace
bastante tiempo. La Conadi fue creada para administrar un futuro, y no
para enfrentar los temas del presente que, precisamente, son de otra naturaleza",
opina el senador DC Mariano Ruiz Esquide. En la Corporación, añade,
ha habido una presión política interna permanente de los
distintos partidos de la Concertación. "La Conadi ha sido víctima
de situaciones que no ha podido resolver porque no está en su estructura
ni en sus metas resolverlas, como es en definitiva qué pasa y cómo
se enfrenta la situación de las etnias mapuches que no están
aceptando la política fijada por el gobierno para la propia Conadi",
puntualiza.
Otro impasse que habría minado la conducción de Lienlaf sería
su decisión de convocar a una conferencia de prensa en el Hotel
Tupahue de Santiago a mediados de febrero, para referirse a las sospechas
de conexiones entre el conflicto mapuche y los frentistas chilenos detenidos
en Brasil. Una accidentada cita con los medios que fue cancelada desde
el Ministerio del Interior por tratarse de un tópico de inteligencia.
Para Alejandro Navarro, la salida de Lienlaf está plenamente justificada:
"La credibilidad de Lienlaf y de la Conadi es igual a cero. La Conadi no
está en condiciones de orientar el trabajo del gobierno en su relación
Estado-indígenas". El parlamentario sostiene que si el ex director
de Conadi estaba en conocimiento de irregularidades, debió haber
emprendido oportunamente un sumario interno o acusar de las faltas al tribunal
correspondiente. Al no hacerlo, la responsabilidad política y administrativa
del caso cayó irremediablemente sobre sus hombros.
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